¿Sabés cuál es una de las cosas que más me gusta de la danza clásica? El hecho de que con solo ver a alguien haciendo una clase, podés percibir un reflejo perfecto de cómo es esa persona en la vida.
Cuando yo hago una clase, por ejemplo, puede percibirse lo buena que es mi memoria, tal vez no se note tanto en cuanto a recordar una secuencia muy reciente, (ahí en particular, se nota más lo dispersa que puede ser mi línea de pensamiento, afectando a mi concentración...) pero sí se me va a ver todas las veces recordando y poniendo en práctica pequeños consejos y detalles que tal vez fueron mencionados hace dos o tres clases, y ya todo el resto de la gente olvidó. Cuando yo hago una clase se nota mi lucha constante contra mi misma, las ganas eternas que tengo de ser mejor que yo. Cuando yo hago una clase, se nota mi alma de docente, mi capacidad de observación, la forma en la que siempre estoy necesitando que todo a mi al rededor sea tan bueno como tenga el potencial de ser. Cuando yo hago una clase, se nota cómo los únicos momentos en los que llego a ser brillante, son esos en los que logro un balance perfecto entre todo lo que pensé tan fríamente durante tanto tiempo, y eso que me nace hacer en caliente, cuando simplemente me dejo ser. Cuando yo hago una clase, se nota lo mucho que me cuesta cambiar mis bases de pensamiento, sin importar cuántas veces me lleven al mismo error.
En 19 años de vida, y casi tres años de cursar clases de danza clásica, he podido ver a muchísimas clases de bailarines/as, reflejando a muchísimas clases de gente. Vi de esos que bailan y viven aceleradísimos, que no pueden ni hablar ni pensar en cámara lenta, que pueden ir a velocidades que ningún humano normal maneja, pero no saben hacer algo tan simple como parar. Vi de esos cuya obsesión por llegar a ser perfectos al bailar, termina haciendo que danza y vida sean lo mismo, pero a la vez se parezcan cada vez más a la estática, y a la muerte. Vi de esos que no avanzan jamás porque hacen todo por inercia, dejando que pase el tiempo, sin detenerse a pensar un segundo en qué es lo que sienten a cada momento. Vi de esos atolondrados y ansiosos que queman etapas porque quieren llegar directamente a la meta, sin valorar casi nada al camino, tarde o temprano terminan lesionándose siempre. Vi de esos mandados que, sin tener demasiada idea sobre cómo hacer, simplemente hacen, y su valentía los hace pasar por buenos... esa suerte de principiantes sólo es sostenible en el tiempo como algo positivo, cuando se la ve acompañada de constancia y dedicación, sino pasa a convertirse en deja vu. Y vi de esos que, habiendo aprendido lo que tienen que hacer y cómo hacerlo, pudiendo ser mejores que sí mismos y que el resto, se estancan en el terror a equivocarse, y denotan inseguridad en cada uno de sus movimientos, haciéndolos parecer erróneos aún cuando son correctos.
A lo largo de todas las horas de danza que viví, conocí a toda clase de bailarines, reflejando a su vez a toda clase de gente... muchos de esos estilos me cayeron bien, muchos me molestaron, muchos otros me pasaron desapercibidos, y algunos pocos se me grabaron a fuego como destacables... la clase de bailarín que demostraste ser hoy, sí que fue destacable.
La tuya es una de esas pocas formas de bailar, cuya descripción es terriblemente corta, lineal y certera como metáfora para una forma de vivir... No sé exactamente qué clase de bailarín sos cuando bailás solo, cuando te miro, sos perfeccionista, pero te enojás muy fácil con vos si algo no sale como querés a la primera, al parecer sos alguien que no se rinde fácil, pero a quién no le gusta perder con público. Sos alguien cuyo encanto radica mucho más en el sentimiento que en el conocimiento. Como bailarín, entonces, sos de una clase que en general me cae bien.
...Pero no fue como bailarín que destacaste entre mis opciones, creando tal vez una nueva, que hasta ahora nunca había clasificado mentalmente, al fin y al cabo, no conozco demasiado sobre vos como persona, así que no, no te juzgo como bailarín solista. Pero como partenaire...
Una de las cosas que más me gusta de la danza clásica, es que con solo bailar con alguien, podés percibir un reflejo perfecto de cómo es esa persona, así que me pregunto, basándome en mi experiencia personal con vos, basándome en siete meses de histeria mutua, y en siete segundos de darte la mano para hacer una diagonal de 'Jassé - Paso - Paso - Grand Jeté', decime nene:
¿Siempre sos de esos que hacen todos los pasos previos, pero no se animan a dar el gran salto?
Te quiero oír respirar, quiero abrazarte y sentirte vibrar, no hay que viajar a otra dimensión, para escuchar lo que suena mejor, dentro tuyo. Vas a bailar, como si fuera la última noche... Si ser lo mismo es virtud, vos sabés bien que también es quietud... ♪
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