miércoles, 5 de noviembre de 2014

You want a love that consumes you. You want passion and adventure, and even a little danger.

¿Dónde estoy? Abrazando a mi perro dorado. Hoy cumple seis años. Los extrañé tanto a los tres...
¿Dónde estoy? Algo ebria, con Mr. Fate y el Pueblerino, y cuando ella sale en la conversación escucho que estuvo con otra mina. Auch. Cinco minutos después de eso de golpe estoy mucho más ebria.
¿Dónde estoy? Estoy besando a un chico al que prometí no volver a besar hasta el 2018. Y se está sintiendo bien... aunque no mágico, pero bien. Es que se estaba por ir, y cuando empezó a cruzar la puerta le pregunté '¿Really?', y se rió un segundo, y al siguiente me estaba besando contra una pared.
¿Dónde estoy? Histeriqueando con Fate. ¿De nuevo? Sí, es que estamos ebrios, y hace mucho que no... 
Y ahora discutimos. Y ahora nos besamos. Y ahora discutimos. Y ahora nos besamos. Y besarlo nunca es bueno, y discutir con él tampoco... y me dice que no se anima a besarme porque le dije que no me calentaba, y yo le digo que no me calienta porque no se anima a besarme. ¿Ves? Es un círculo vicioso. Nunca van a descolocarme los besos de un chico que pide permiso, que no se anima a interrumpirme, que no se ríe un segundo y me estampa contra una pared. Así de machista e irrespetuoso es mi deseo. 
¿Dónde estoy? Durmiendo con Fate, despertando con Fate, sin tocarnos, pero es mucho más correcto. Ayer nos dijimos que nos amamos, y lloramos los dos. Somos una tortura para todos, especialmente para nosotros mismos. Cocinamos, escuchamos música, vemos series, paseamos a los perros, no hablamos tanto sobre la noche anterior. No se puede hablar más. No se puede hacer nada.
¿Dónde estoy? Estoy con mi sobrina en un recital de esa banda... pero no sé si es la misma banda que vi otras veces. Porque ahora las entradas están mucho más caras, y el público que sentía las letras ya no puede pagarlas. Vinieron todos los que se visten para los recitales como si fueran a bailar, (pero no bailan). El público no baila. No salta, no grita. El público es una multitud más o menos chica de muertos. Y hay un montón de celulares filmando cada movimiento, pero los movimientos se ven coreografiados. 
Y el cantante está duro de merca, lo puedo ver, aunque no vaya a comentárselo a mi sobrina, sé que los nervios por sí solos no logran eso. Y él siempre fue mitad personaje, pero ahora el personaje se lo comió por completo, tiene la cara de alguien que pidió la fama y ahora que la tiene no sabe controlarla. Tiene los gestos del que vendió su alma por un sueño que sólo tenía sentido cuando recién estaba empezando a sentirse real. Y muchas chicas con voces agudas gritan su nombre, gritan que lo aman, y él dice todas las cosas correctas, pero ninguna se siente real. Lo veo triste y me pone triste. Zafé tantas depresiones hundiéndome en su música, que un poco me siento en deuda con él. Pienso que ojalá me viera y supiera que yo también extraño como era antes, cuando no tocaban 1 hora 40' con intervalo y sin bis. 
Cambia la letra de la canción para decir "Tengo la sospecha de que nunca fui feliz", y esa frase es la única que me suena sincera en toda la noche. Empiezo a sospechar yo también.
¿Dónde estoy? No siento nada. Tal vez estoy bailando clásico, para lo que importa últimamente. Solía vivir para eso, y ahora nada. Si ya ni el dolor de las puntas me hace sentir viva, no sé qué diferencia hay con estar muerta. 
¿Dónde estoy? Pensando en vos de nuevo, y soñando a alguien nuevo otra vez.
¿Dónde estoy? Viendo One Day y llorando. Llorando. Llorando. Y le mando un mensaje a Fate, y pienso en La Amigdalitis de Tarzán, y lloro un poco más, y al final intento dormir. Pero los truenos suenan como si el mundo se estuviera viniendo abajo, y yo también me siento así. Y aunque el sueño va y viene durante toda la noche, la lluvia siempre sigue ahí.
¿Dónde estoy? Por fin estaba inspirada en Dibujo cuando me tuve que ir. Camino por la calle con un amigo, miro hacia atrás un instante, Blackjack camina tan cerca, le guiño un ojo sin pensar. Eso es lo que gano cuando me arriesgo a ver películas de Jim Sturgess a pesar de mi capacidad sobrenatural de imantar cosas. Se acerca y camina entre mi amigo y yo. Estúpido pintorcito insolente. Y mi amigo se va, (no creo que haya sido nunca de los que pelea por quedarse en el centro). Le cuento que probablemente lo imanté. Me habla de él... ama hablar de él. En todo el camino hasta casa sólo intento acogotarlo una vez, pero él sonríe y el olor de su cuello queda impregnado en mi pañuelo. Ojalá el karma me dejara en paz alguna que otra vez. La forma en la que habla de su última pintura es increíblemente irritante, pero al final me la muestra, se ve chiquitita en una foto de su celular, y yo no hablo por una cuadra. 
- Sos asquerosamente talentoso. - Le digo al fin. 
- Al menos sabés que es 'asquerosamente'. - Dice él.
- Sí, pero lo asqueroso viene de vos, no de tus cuadros.
- Ya lo sé. 
Odio todo lo que implica su talento. 
Le cuento que estoy vacía, que ya no siento nada. Y él dice que me entiende, pero ya nunca termino de creer nada de lo que dice. Y llegamos a la esquina a la que había que llegar tarde o temprano.
- Andá mañana. - Me pide otra vez.
- ¿Me prometés que si voy va a ser mágico y único? ¿Que voy a conocer a mucha gente nueva y especial? ¿Que va a ser una experiencia increíble y maravillosa?
- No. 
Já. Estúpido pintorcito insolente. Y me abraza. Me dice que fue lindo verme, y hablar conmigo. Y cuando empiezo a caminar hacia mi casa me dice:
- Ya nos veremos en alguna otra encrucijada... en alguna de las tuyas. 
Y yo le sonrío una de esas sonrisas que la mayor parte del tiempo temo haber perdido la capacidad de hacer. 
- Invocame. 
Me dice. Y yo le regalo otra sonrisa de esas. Creo que siento mis ojeras hundirse más cuando los músculos de mi cara recuerdan cómo sonreír. "Invocame"... lo gracioso es que pasé todo el día intentando invocar a alguien más, al mismo de siempre. 
¿Dónde estoy? Escribiendo. Ahí se fue Octubre sin mis ganas de escribir. Hola Noviembre. Y miro la fecha. Claro, es 4. Hasta mi Inspiración se junta con mi Destino para reírse de mí a veces. 
¿Dónde estoy? Acá no, probablemente. No recuerdo la última vez que estuve del todo acá. Mi mejor amiga-hermana a veces me sorprende... suelo olvidarme de cuán increíble puede llegar a ser. Si no la tuviera ya hubiera muerto mil veces. 
¿Dónde estoy? Preguntándome quién soy todos los días. 
Y me extraño. La extraño. Te extraño. Quiero que el mundo me dé lo que ya no encuentro ganas de buscar. Este año fue una mierda. No por las cosas que pasaron, sino porque no pasó nada. 
Prefería acostarme con un montón de gente, lastimar a un montón de gente, sonreír siempre como intenté sonreír hoy. Me extraño. Extraño todos los días al chico que aún no conocí. 
Tengo a mis perros. Al propio, al prestado frecuente, a los tres que están lejos. Los perros son criaturas tanto más mágicas que los humanos que su existencia me ayuda a sobrevivir todos los días.
Tengo la danza jazz, el canto, las actividades que todavía me provocan algo.
El viernes pasado a la mañana llovía torrencialmente, y yo fui a la clase igual, al llegar la recepcionista me dijo "Te debe gustar mucho la danza", y al final de la clase mi profesor me besó en la frente, y me dijo que no sabía si felicitarme o gritarme por haber ido, obviamente fui la única alumna que apareció. La semana pasada fui a ocho clases de danza y a un ensayo, eso sin contar las clases de otras cosas... y mantuve prácticamente sola una casa, como todas las semanas. Algo dentro mío sigue sin encenderse, sin sentir que hace nada. Nada. Nada. El vacío crece sin descanso.
En lo que va del año leí enteros veintidós libros, tengo empezados cinco más. Llevo al día ocho series, vengo viciando a lo bestia una más. No tengo idea de cuántas veces fui al cine este año, sé que si no voy al cine al menos una vez por mes muero de depresión. Y fui varias veces al teatro, bailé en vivo dos veces. 
El domingo que viene voy a subirme a un escenario nuevo. Al final de este mes voy a exponer mis dibujos. Y en diciembre... en diciembre vienen todos los escenarios juntos. No sé cuántas veces lloré de emoción o tristeza este año, no sé cuántas reí en voz alta... pero estoy segura de que la gran mayoría de esas lágrimas y risas fueron gracias a los libros, a las series, a las películas, a las funciones... no a la vida real. 
Creo que dependo tanto de la fantasía y el arte para sentir algo, que dentro de muy poco, en el mundo real ya no voy a sentir absolutamente nada. Creo que cambiaría cualquier día mi vida tal cual es por una con vampiros, o magia, o laberintos. Creo que ya ni la música me despierta. Creo que el amor, la pasión, la locura, algunas formas de arte, y algunos paisajes son lo único más o menos sobrenatural que podemos llegar a experimentar en este lado del universo... creo que el amor es la única fuerza mágica real que podemos llegar a vivir. 
Creo que me estoy muriendo de falta de amor.

- I don’t know what I want.
- Well that’s not true, you want what everybody wants.
- What? A mysterious stranger who has all the answers?
- Well let’s just say I've been around a long time, I’ve learned a few things.
- So Damon, tell me, what is it that I want?
- You want a love that consumes you. You want passion, and adventure, and even a little danger. I want you to get everything you’re looking for, but right now I want you to forget that this happened. Can’t have people knowing I’m in town yet. Goodnight, Elena.

viernes, 10 de octubre de 2014

When I dream on my own, I'm alone but I ain't lonely. For a dreamer night's the only time-a day! ♪

Es el karma de creer que todo pasa por algo, pero casi nunca saber por qué. De pensar que no existen las casualidades, que siempre hay una razón de fondo, pero no lograr encontrarla. 

Cuando hay más de una función y puedo elegir, siempre voy al estreno. Aprendí con los años de ir al teatro (ya fuera arriba o abajo del escenario) que los estrenos tienen una magia propia. Una energía histérica que nunca vuelve a alcanzarse del todo en las otras funciones (aunque tal vez salgan más prolijas, o tengan menos errores). 
Mis (nuestros) amigos, los de mi (nuestro) ex curso, venían preparando un musical con la escuela desde hacía varios meses. Son tan asquerosamente malos para la publicidad, que me enteré del estreno de la obra cuando vi las fotos de la función. Buena suerte yendo a eso. 
Pero había otra función al día siguiente, la próxima y la última. Me enteré del horario de esa función cuando todavía estaba en la escuela, salí de clase dos horas antes de que empezara. 

Llego a casa cansada y más que nada hecha un asco. Desarmo el bolso, ordeno las cosas, meriendo. 
Prendo la compu. Una hora y media para que empiece la función. Si resto la media hora que me llevaría llegar hasta el teatro, queda una hora para encontrar con quién ir, bañarme, cambiarme, y salir. Invito a mi mejor amigo, después de todo ya me acompañó a una obra de ese director en ese teatro una vez. Pero hay un partido importante y quiere verlo comiendo sushi (go figure), me invita, pero de verdad quiero ir al teatro. Le pregunto a otro amigo si mi suposición de que odia los musicales es correcta, me dice que es bastante acertada, pero que si le hubiera avisado con más tiempo me hubiera acompañado igual. Genial, no es como si hubiera tenido EL tiempo para organizar nada. Y las amigas a las que puedo invitar viven más cerca del teatro que yo, no resuelven el temita de volver a casa a medianoche. 40 minutos ahora. 
Estaba hablando con el chico al que conocí en la calle, se había ido, pero acaba de volver, así que simplemente le pregunto:
- ¿Vamos al teatro?
- ¿Cuándo?
- Ahora. 

- Bueno.
- ¿En serio?
- Sí.

Y tan simple como eso, vamos al teatro. 
Decidimos encontrarnos en una esquina para tomar un colectivo. Lo veo pasar de largo yendo exactamente en la dirección contraria. Dios, los chicos de pueblo pueden ser tan adorablemente inútiles en la ciudad. 
Y Dios, este chico de pueblo en particular es tan lindo. 
Y aún así, no me atrae. No sé si es su perfume, su voz, su forma ridícula de hablar. 
La verdad hizo todo bien. Desde que le dije que quiero ser su amiga y que no me acose o voy a entrar en pánico o huir, no hizo más que borrarse y hacerse desear. Cuando lo invito al teatro una hora antes de que empiece la función, acepta y recién cuando subimos al colectivo me pregunta qué estamos yendo a ver. Tiene los gustos correctos, las opiniones correctas.
Tal vez es por la teoría idiota peligrosamente razonable que desarrollé hace unos días, sobre que es The One, pero no el mío, el de ella. Tal vez simplemente soy un medio que usa el Destino para ese encuentro, no la destinataria final. El punto es que me gusta que sea mi amigo, me gusta que no intente nada más.

El poder imantacosas de mi mente es increíblemente irritante. 
Cuando supe que actuaban en ese teatro, cuando invité a mi mejor amigo, cuando estaba llegando (como 10 segundos antes de bajar la vista de la marquesina y verte), todas las veces pensé que el año pasado arrastré a Mr. Fate a ver una obra ahí. Y cuando llegamos, entre las caras conocidas de la hinchada de uno de los actores, estabas vos. Y yo te señalé con disimulo y dije "Ese es el chico super lindo de la tarde, no sé cómo se llama así que no lo puedo ni buscar en facebook, pero me encanta". (Fate amenazó con llamarte a los gritos y preguntarte cómo te llamabas). Eras el chico lindo sin nombre. Ese al que me cruzaba en todos lados y al que nunca me animaba a hablarle. Qué hermoso era verte cuando vos no eras Vos, y 'nosotros' no existía. 

Pero ahora vos sos Vos, y 'nosotros' ya no existe, y yo empiezo a insultar al mundo en voz baja como siempre que te veo, cuando el Pueblerino pregunta, le comento:
- ¿Viste cuando no esperás que una persona esté en un lugar pero llegás y está?
- ¿Está quién yo creo?
- Se ríe.

- Sí. 

Te paso por al lado sin frenar. No quiero saludarte, ¿esa rubia que estaba de espaldas era tu novia? 
No quiero saber. Ni siquiera sé cómo te enteraste de esta obra o por qué decidiste venir. Entro primero a la sala, elegimos una fila de butacas vacía y me siento al lado del pasillo, mi compañero al lado mío. Te veo entrar con una amiga mía a la que no veo hace mucho, quiero que ella me vea, quiero saludarla sin tener que saludarte a vos. Se frenan a hablar con alguien bien en el medio del pasillo, bien pegados al escenario, bien centrados en mi campo visual. El chico de pueblo se ríe de mí y me pregunta si no quiero que se pare y grite ruidos de animales al azar hasta llamarles la atención, y yo pienso "Wow, no podría haber deseado un mejor reemplazo de Mr. Fate". Al final nos ven. 

Te acercás, me das un beso, ponés tu mejor máscara de chico sociable y divino cuando le das la mano a él. Mi amiga me saluda, le cuento del Toy Boy con el que salí un tiempo, porque ella lo conoce. Se sorprende y me dice que pensó que el chico sentado al lado mío era mi novio, le aclaro que es mi amigo. Sincericida hasta la médula, podría mentir. Sé que todos los que nos ven asumen que estamos juntos, sé que vos también lo asumiste. Sé que en lo que a vos respecta, en unas pocas semanas me viste con dos chicos lindos diferentes en dos teatros diferentes. Mi vida sentimental en tu mente seguro es mucho más emocionante que en la vida real. Pero en fin... no quiero mentir. No me gusta mentir. Quiero que ser sincera sea mi principal diferencia con vos. 
Y mi amiga te pregunta "¿Querés que nos sentemos acá?", mirás alrededor y notás que la verdad, casi todo el resto de la sala está ocupado. En un solo instante además de sentir en carne propia mi propia reacción, percibo cómo la situación divierte al chico de pueblo, cómo te incomoda tanto como a mí, cómo nuestra amiga permanece ajena a todo. Se sientan.
Nadie. Vos. Ella. Él. Yo. El Pasillo. 
¿Por qué siempre me pasan estas cosas? ¿No puedo cruzarte y ya como una pareja de ex normales? ¿Siempre tiene que haber una mujer colgada cerca nuestro haciendo las preguntas equivocadas y creando las situaciones más tragicómicas? Mi compañero me pregunta en voz baja si no quiero cambiar de lugar con él, quiero pegarle. 
Buenísimo. Ahora empieza la función, y puedo escuchar tus reacciones a dos sillas de distancia. Si me inclino apenas unos centímetros, puedo verte reír. Pero nene, tu risa es la magia de los rock n' rolles ♪

Y a la salida saludo a todos. Abrazo a todos. Y mi chico adorablemente perdido de pueblo también saluda y felicita a la gente. Porque él es así... simpático y bueno. Una de mis mejores amigas en el lugar me lo señala con la mirada y me dice que lo aprueba. Me invitan a comer con el grupo. El chico de pueblo va a salir a bailar, así que no iría con nosotros. Lo pienso. Veo pasar por mi mente todo lo que vendría a continuación si dijera que sí:
Vos sin tu novia. Yo sin mi chico. El grupo de siempre, la misma situación que vivimos mil veces. La mesa en la que sentarnos cerca. El punto de la noche en el que terminar hablando. El no saber cómo volver a casa, el pedirte que me acompañes. El vos y yo recayendo. El dolor visceral en el segundo en que te fueras. Porque, seamos sinceros amor, sé que tal vez podrías volver a mi cama, pero más sé por seguro que te volverías a ir. 

Digo que tal vez vaya, me quedo a un costado hablando con el Pueblerino, a veces te veo, creo que a veces nos ves. Y al final, aunque me arde en todo el cuerpo, aunque tomar la decisión me incinera por dentro, levanto la vista y le pregunto "Me acompañás a casa?" y me acompaña a casa. Y en todo el camino, en toda la despedida, no intenta besarme ni una sola vez. Le agradezco tanto por eso... Me pregunta qué voy a hacer ahora, le digo que probablemente llorar y lamentarme de que no haya cerveza, aunque capaz abra un vino. 
Pero cuando entro a casa, al final ceno yogurt de bebé con cereales de infante. En pijama, en la cama. Hablando con mi mejor amigo sobre todo lo que pasó. 

- Yo no busco estas cosas, pibi. No entiendo por qué él no fue ayer. Por qué los dos a la misma puta función. A la misma puta fila de butacas. Y aún así elegir no buscarlo, no quedarme, ir en contra de todo lo que me pide el cuerpo cuando lo tengo cerca y caminar en dirección contraria, hacia mi casa, a cenar cereales. Estoy haciendo las cosas dolorosa y maduramente bien. Estoy haciendo lo posible por mantenerme lejos y el universo se encarga de plantármelo delante. Again.
- El Universo es bastante forro.. pero sabés que sabe que estás a prueba (?)
- Lo peor es el después. En el momento tomo la decisión menos masoquista (si es que hay una) pero después son horas y horas de preguntarme "Y si le hubiera mandado un mensaje en su cumple?" "Y si le hubiera dicho de hablar cuando nos vimos?" "Y si me hubiera quedado con ellos hasta que empezaran a irse todos, y quedáramos nosotros como antes?"
- Vos sabés lo que hubiera pasado. El chabón.. de ninguna manera puede hacerte bien.
- Sí. Yo sé lo que hubiera pasado. O al menos puedo imaginarme las opciones más posibles, y todas duelen. Y algunas son tan atractivas que es insoportable no haberme arriesgado por ellas. Pero no puedo... cómo hacés para convencerte de que no hay chance de que una persona te haga bien estando cerca cuando la misma persona imanta cada pedacito de tu ser con sólo aparecer?
- You just.. don't. La otra persona es la que te convence. Y si a esta altura no te convenció...
- Verlo es una garcha. Yo... no es que lo había superado u olvidado. Pero por lo menos había alcanzado el punto en el que podés fingir que superaste y olvidaste, porque ahora sólo se te cruza por la cabeza unas 10 veces por día, y no las 100 que eran antes.
- Sí.. hay momentos en los que por más que duela, no hay nada que puedas hacer y hay momentos en los que hagas lo que hagas, algo va a doler (?) O te vas a arrepentir de no haberlo hecho... o de haberlo hecho.
- Y voy a pensar que 'Si de todos modos me iba a doler por lo menos podría haber elegido la opción en la que me duele con él al lado' mientras como bombones  sola en mi cama? Sí. Esa situación me suena familiar (?)

Al final dejo ir todo y me duermo. Sueño con vos. Sueño la charla que siempre me quedo con ganas de tener. Sueño la tortura de tenerte dentro mío estando a mil años luz de distancia. Sueño preguntarte por qué sigo estando con vos si me hace mal, y sueño tu respuesta: una anécdota sobre un cantante de ópera cantando aterrado y muerto de dolor frente a un teatro lleno, dando la mejor presentación de su vida. Y en el sueño te pregunto si la moraleja del cuento es que en el masoquismo dejamos todo de nosotros mismos. Me respondés que la moraleja es que el dolor y la pasión van de la mano. Estúpido vos soñado. 
Me despierto sin ganas de ir a clase, y no voy. Estúpida yo inmadura, poniendo mis sentimientos por encima de mis responsabilidades.

Estúpido vos real. Ojalá el Universo me dejara soltarte del todo. Ojalá el destino dejara de ofrecerme nuevas oportunidades hacia vos. Y ojalá... ojalá cuando vaya al Teatro esta noche te vea ahí. Pero, ¿ves? Ahora lo estoy deseando, osea que no vas a estar. 
No sé qué hice en esta vida o en alguna de las anteriores, que fuera tan malo como para merecerte a medias hoy.


En algo de azar luces caen en tu sombra. Y es un hecho triste mi naturaleza... Mi destino insiste con tenerte cerca ♪

lunes, 29 de septiembre de 2014

Right from the start I knew you'd set a fire in me... ♪

Estaba esperando a que pasara esto para poder sentarme a escribir. Necesitaba el final feliz, la moraleja. 
La explicación existencial detrás de todo. Porque verte me mata, amor. Verte me mata, y si me sentaba a escribir antes de que pasara esto, el hecho de ponerlo por escrito sólo iba a registrar y darle fuerza definitiva a esa muerte. 

Desde el principio, entonces:
Estoy vestida en la versión más diosa de mí. Falta el bombín. Me hubiera encantado llevar un bombín, (si vos ibas de Tomás con Teresa, yo ir de Sabina), pero el precio para conseguirlo se me antojó demasiado alto. Y vos... vos siempre sos la versión más divina de vos. Llegás con ella y me duele. Porque actuás como si te derritieras de amor a cada paso que das cerca suyo. Y ella actúa como si tenerte al lado fuera normal. Normal. Yo podría pasar siglos al lado tuyo y seguiría temblando cada vez que me pusieras un dedo encima. Y el lugar en el que estoy sentada hace que sea más cómodo para mí verte a vos que mirar al escenario. Y además tengo tos, y estoy enferma... y veo el pas de deux y te imagino diciendo "Sería re copado hacer algo así juntos", y mientras te imagino decirlo te acercás y le susurrás algo, y sé que le dijiste eso. Y me duele. Y en el intervalo, cuando bajo la mirada veo en un palco a la chica que hace que todo lo que vivimos alguna vez parezca mentira. Y me duele, pero también me río. 
Es como si el karma te estuviera pasando factura a lo bestia esta noche. Me pregunto si acusarás recibo de eso al vernos a las tres en un mismo teatro, viendo la misma función. Y por suerte hay muchísimos conocidos en la sala, tantos que a cada paso que doy termino saludando a alguien, y eso me distrae un poco de tu presencia. Un poco. No demasiado. Y a la salida Teresa me pasa por enfrente y sigue de largo, pero al verme vos te frenás. Y nos miramos. Y a la vez preguntamos:
- ¿Te gustó? 
Y a la vez respondemos:
- Sí...!

Y congelamos una sonrisa incómoda, y me saludás y seguís. Y me duele. 
Porque me cae la ficha... tal vez ya había caído antes, pero vuelve a caer: de que somos tan parecidos. 
De que estamos diseñados para estar juntos. De que debería ser yo al lado tuyo en el teatro, pero es ella. 
Y de que eso es así porque vos lo elegiste. Y no entiendo por qué lo elegiste, y me duele. Y yo te elegiría mil veces, pero cae de nuevo la ficha de que simplemente no depende de mí. Y no entiendo. Dios, no entiendo de qué me sirvió conocerte. 
No entiendo por qué el universo, la ciudad y el destino me pusieron enfrente a alguien como vos, tan perfecto para mí, tan adecuado a mi estilo de vida, tan compatible, tan inhumanamente hermoso... sólo para arrancármelo de las manos. Y no entiendo de qué me sirvió conocerte si ahora que no estás sólo me queda el saber que sin vos el mundo es más gris y ya nunca va a volver a tener los colores que tenía cuando no sabía que existías fuera de mi mente. Y no entiendo, no entiendo por qué te volví a ver. No entiendo por qué dos veces en dos días, no entiendo por qué con ella, no entiendo por qué cuando estoy sola, no entiendo por qué tan cerca de tu cumpleaños. No entiendo y me duele. Y cuando desaparecés de mi vista y volvés a salir impune de mi vida, lo único que entiendo es que duele, y que a partir de ese momento no va a dejar de doler. 

Ahora es  tu cumpleaños, como cada año desde que naciste, traes con vos a la primavera, pero dentro mío es más invierno que nunca. Y desde que te vi todos los días son un borrón confuso, y ya me había olvidado de cómo era tener ganas de llorar todo el tiempo, todo el día. Y ya me había olvidado de lo que era buscarte en serio, todo el tiempo, en cada calle, en cada canción. Y sobre todo ya me había olvidado de lo que era tener que distraerme y concentrarme en una tarea específica durante every.waking.moment para no pensar siquiera en la tentación de mandarte un mensaje. Y aunque logro sobrevivir 24 hs enteras sin mandarte "Feliz cumple", el esfuerzo me agota. Asumo por fin que todo lo que había avanzado y sanado en meses y meses y meses de evitar verte y no saber nada de vos, terminó de irse al carajo. 

Después todo estuvo mal. El tiempo empezó a sobrarme. Mi hermana explotó al máximo la particularidad de ser el humano más egoísta y autorreferente que conozco, excepto tal vez por mi viejo (pero mi viejo se portó bien igual, por una vez en la vida no tiene culpa alguna en mi depresión). Y mi vieja como tantas otras veces, como siempre, me convirtió en un daño colateral de su relación con ella. Y en vez de priorizarme a mí por estar siempre, volvió a priorizarla a ella por miedo a que se fuera y no volviera durante semanas o meses, hasta necesitar algo... probablemente plata. Y a mí, como tantas otras veces, como siempre, me dolió. Y las piernas volvieron a dolerme. Y llorar a mares contra la almohada o frente a la compu volvió a ser casi común. Los párpados hinchados y los ojos ojerosos volvieron a devolverme la mirada en el espejo. Y volví a sentirme sola. 
Volví a desesperarme ante la idea de que todos tienen alguien con quién estar, un lugar adonde ir, una carrera o un trabajo, seguridades, compañía, una razón de ser y estar. Todos menos yo. Y en el fondo sé que es mentira, pero cuando me hundo en ese pozo lo que sé pasa a un segundo, tercer plano y sólo importa lo que siento. Y lo que siento es un vacío terrible, un dolor que al principio está suelto, destrozando a su paso todo en mi cuerpo, pero de a poco se va concentrando en un sólo punto, justo debajo del diafragma, justo encima del estómago. Y el punto de a poco empieza a subir, y otra vez ahí están: las náuseas. 
Y a medida que pasan las noches van cobrando fuerza, y de a poco voy perdiendo las ganas de pelear contra su avance, porque son tan tentadoras como siempre fueron, como siempre van a ser. Porque siento tanta mierda adentro y sería tan fácil simplemente dejarla salir...
Es una guerra contra mí misma que ya peleé mil veces, e incluso cuando decido rendirme no me suelto del todo y gano una batalla más. Pero anoche estaba en una fiesta rodeada de gente, de viejos conocidos con los que repito las mismas escenas, risas y diálogos desde hace varios años. 
Y en la fiesta también había gente desconocida y nueva, pero no era especial. Era la clase de gente desconocida y nueva que se viste mal y si la ves con los ojos entornados es absolutamente gris. La clase de gente nueva que estudia ingeniería o ama salir a bailar, o simplemente es básica, o tal vez es super especial y copada, pero igual en lo que a vos respecta no te mueve un milímetro el piso... la clase de gente nueva que al aparecer y rodearte sólo logra que te sientas más solo. Estando en esa fiesta supe que ya estaba. 
Que el desenlace de mi guerra interna no iba a pasar de este fin de semana. Que a esta altura era conocer a alguien nuevo, o rendirme a volver a vomitar. 
Lo pedí tanto a gritos mentalmente: "Alguien nuevo. Quiero alguien nuevo y no la mierda nueva de siempre que no brilla. Quiero alguien nuevo que importe, porque con lo viejo y conocido me estoy ahogando.", y cuando terminó la fiesta y me fui a dormir a lo de Mr. Fate para escapar un rato más de casa, pensé que había perdido. Porque la chance de conocer gente durante el fin de semana suele terminar el sábado a la noche. Pero a esta altura debería saber:

Paulina exige, el Universo obedece. Yo siempre digo que se rehúsa a dejarme estar sola por más de un mes por razones ajenas a mi propia voluntad. 

Me levanté y me cambié mientras Fate dormía en la cama de al lado y gruñía cada tanto ante mis ruidos. Me acompañó a la puerta y empecé a caminar sola la vuelta a casa. El sol brillaba, hacía calor, pero durante dos o tres cuadras de peatonal el cielo igual llovió sobre mí por ningún motivo aparente. Tenía ropa nueva, y el aura demacrada y extrañamente atrayente de los que caminan el walk of shame de los sábados y domingos por la mañana que en realidad  ya es el mediodía. Y en todo el camino no crucé un solo alma que me llamara realmente la atención. Y durante todo el camino pensé "¿No puede haber un sólo chico lindo al que poder sonreírle que me cruce de frente? ¿Tan difícil es?". Y al cruzar cierta esquina me pareció ver detrás mío a un chico que aparentaba ser lindo, lo miré una milésima de segundo y seguí caminando. 

Lo siento caminar detrás mío, cada vez más cerca, y al final me pasa por al lado, y un segundo antes de estar delante mío me dice en una tonada rara "Te digo algo, tenés un perfume muy suave" y yo me río, y se da vuelta y me dice "En serio, es muy lindo" y la situación es tan extraña. Pensé que iba a morir ahí. Pero ahora caminando por delante mío se da vuelta y me aclara "Ahora la pregunta del millón, ¿Cuál es tal calle?" y yo me río otra vez, la de al lado, le señalo, me cuenta que está yendo a esa calle y el río, va a un asado, está perdido. Me pregunta de dónde vengo yo, "Vuelvo a casa, de la joda de anoche", me pregunta si estoy rota, le digo que no tomé casi nada. Me habla de su cumpleaños, que pasó el finde anterior... yo pienso que tu cumpleaños también pasó el finde anterior. Y me pregunta a dónde estoy yendo, le respondo que a mi casa, me pregunta dónde es, ya está a la vista, la señalo. "Te acompaño", dice. Y obvio, ¿por qué no? Mostrarle dónde vivís a un desconocido que se acerca a hablarte en la calle es algo super lógico y recomendable para hacer. Así que me acompaña hasta la puerta de casa, y me saluda. Y me pregunta mi nombre "Paulina" le digo, me dice el suyo, nunca conocí a nadie joven con ese nombre. Y me saluda otra vez. Y empieza a irse. Y pienso que va a morir ahí, y un poco me lamento de que sea así. Pero vuelve, y me dice "Dame tu número", y yo me río y empiezo a vacilar, pero él me dice con voz segura "No, dame tu número". Y yo le doy mi número. Porque darle tus datos personales a un desconocido que te los pide en la calle a los cinco segundos aproximados de conocerte es algo super lógico y recomendable para hacer. 

Y entro a casa sonriendo. No es una sonrisa voluntaria. Es una sonrisa que realmente necesitaba tener. 
Al rato el desconocido que me habló en la calle me manda un mensaje, yo lo respondo, y cuando avanza la conversación, aunque esperaba que estudiara Ingeniería y amara salir a bailar, descubro que es guitarrista y estudia Composición Musical, me da su nombre completo y descubro también que es mucho más lindo de lo que recordaba. 
Me invita a salir a caminar a la tarde, y yo acepto, porque salir a caminar con desconocidos que te hablan en la calle es algo altamente lógico y absolutamente recomendable para hacer. 
De hecho, cuando ya es 'la tarde' y estamos caminando juntos, uno de sus primeros comentarios es sobre que no toma alcohol, le pregunto por qué, me dice que porque está medicado. Le pregunto:
- ¿Tomás medicación porque sos un psicópata que asesina a chicas que conoce por la calle?
Me dice:
- Sí, el programa de hoy consiste en violarte, matarte y tirarte al río.
- Menos mal, me quedo más tranquila. 

Cosas super lógicas y recomendables para hacer. Pero, ¿sabés? El tema con este desconocido que me habló en la calle en particular, es que sé que Rosario lo obligó a hablarme, y a mí a responderle, y a él a no irse antes de conseguir mi número, y a mí a no quedarme en casa en vez de salir con él. Esa es la clase de cosas que la ciudad me regala porque sabe que creo en el destino y en dejarme llevar por el universo, pero en este caso la dosis de destino y universo fue TAN grande que por primera vez en la vida me nace tener miedo y contenerme en vez de mandarme de cabeza como suelo hacer. Esta vez me da impresión. Conocerlo fue muy fuerte, no me sale explicarlo de otra forma. Fue una experiencia alterante hasta los cimientos, supernaturalmente fuerte.

Porque el flaco me hablaba de su vida (es una máquina de hablar, ponele 2/3 de Alice en escala radio humana) y era una serie interminable de experiencias similares a las mías, a las que puedo relacionarme terriblemente. Al punto "Y una vez amé tanto a una mina que puse ese amor por encima de mi amor propio y terminé enfermandome e internado"...sí. ESE punto. Excepto claro por la experiencia principal que más lo marcó últimamente... esa únicamente happens to be casi una réplica de la experiencia principal que marca al protagonista de la novela que estoy intentando escribir, al principio del libro. 
Experiencia que en su caso vivió con una ex novia llamada Paulina. Osea, ¿qué? Momento, ¿qué carajo estoy viviendo?

Siento que me sacudió todo. No a nivel enamoramiento sino a nivel... todo. Fue una salida tan TAN rara. Como encontrar exactamente lo que necesitaba, pero a la vez me provoca contenerme a morir. La pregunta es, ¿pero el flaco me gusta? Sí... no sé. Es raro. 
Por ejemplo, ya a lo último, cuando habíamos expresado todo lo destinológicamente raro que era habernos encontrado y haber tenido el impulso de seguir hablando y salir y etc, él me abrazó, y al estar abrazados me miró y me dio un beso, y fue un buen beso. Pero me da miedo. La situación me da miedo, porque... lo conocí hoy. 
Y le hablé de mis experiencias recientes de mierda con los flacos y le dije que no es que no tenga ganas de estar así con nadie, o con él. Es que realmente toda la experiencia para mí fue muy rara, y especial, y creo que me hacía falta. Y no quiero sentir que todo eso queda en segundo plano si no pasa algo a nivel físico. Al menos al principio. Después si se da, se dará. Pero me interesa hablarle, y me interesa verlo, y quiero que le interese hablarme y verme aunque no vaya a besarme. Él me dijo que él necesita tener una mina al lado, porque le da tranquilidad a un nivel que nada más le da. Y que habiéndome conocido hoy estando solo no le interesa salir a conocer a otra mina, pero que no crea que es igual a todos los flacos. O que los flacos en general son todos iguales, que si quiero puedo hacer la prueba de ir a dormir a su casa sin que me ponga un dedo encima. Que aunque quiera besarme, le interesa volver a hablar conmigo y a salir y listo. Creo que él sí está en estado 'Ya fue, de cabeza.'.
Cuando llegamos a la puerta de casa me iba a besar en la boca para saludarme, y yo me corrí, y le pedí que no me besara, y él me abrazó, y me dio un beso en la mejilla. Y yo entré a casa a temblar y tener un leve ataque de ansiedad histérica. 

Mi mejor amiga me preguntó si es miedo del que hace que tiemble el cuerpo, me dice que ese miedo es el que provoca un flaco que te mueve en serio. Le digo que sí, que es esa clase de miedo. Pero que es raro. 
Es raro porque estoy muy enamorada de R. Con esa clase de amor renovado y más fuerte que nunca, que no parece ir a extinguirse de acá a un futuro cercano. 
Este flaco no me provoca lo que Histeria, ese "Capaz si le meto onda a lo que me provoca este pibe me enamoro". Este flaco no me provoca... nada que alguien me provoque normalmente. Ni enamoramiento ni rechazo ni atracción ni... nada así de explícito. Lo único ligeramente similar a esto es lo que tuve con Blackjack. Con la diferencia de que Blackjack era un desconocido al que conocí de forma mucho más extrema y con mucha menos chance de volver atrás. 
La sensación es que creo que quiero ser su amiga, y  si después lo siento quiero estar con él, y si después lo siento quiero salir con él, y si después lo siento quiero enamorarme de él... pero en este momento no quiero proyectar nada, ni forzar nada, ni fingir nada que no sienta. Y además está ese temita de la enfermedad... que me hace verlo frágil. Me asusta la sola idea de tocarlo y hacer que duela dentro suyo. Todo es de película. Todo es raro, destinado y raro.
Todo me incomoda a la vez que me atrae. Y creo que no me gusta su voz. Y creo que no me convence físicamente, y después veo sus fotos y creo que me fascina físicamente. Y creo que no quiero verlo nunca más, y creo que quiero volver a verlo mil veces... y de verdad sé que necesito irme a dormir. 

Por fin el Universo logra presentarme a alguien que de tan sincero y transparente, me resulta imposible de asimilar. Sinceramente no sé si eso me cura o me enferma.

martes, 16 de septiembre de 2014

Sea green, see blue.

Esta ciudad es una mierda. Y su poder nunca deja de sorprenderme. 
El miércoles pasado salí de danza y pensé que había sido un miércoles cerca de esa hora la última vez que te vi. Y estaba tan cerca de ese lugar... sólo tenía que desviarme una cuadra del camino más directo. Así que no pude contra mí, y me rendí al deseo de buscarte. 
Era una chance milimétrica, obviamente, lo sabíamos mi ciudad y yo. Pero igual caminé hacia la calle en la que tal vez y sólo tal vez, estuvieras. Caminé deseando a gritos, casi rezándole a la ciudad "Quiero ver a mi ex, al que se llama así". Pasé la esquina en la que te vi hace un tiempo sin encontrarte y sin sorprenderme, pero a una cuadra de ahí me crucé a un amigo mío que se llama como vos, y a las dos cuadras de caminar con él, me encontré a un ex. 
Rosario estaba jugando conmigo, como tantas otras veces. Riéndose en mi cara, mostrándome su poder. Tomando mis deseos y doblándolos a su voluntad, tal y como haría el Diablo si me ofreciera un trato a cambio de mi alma. 
- Podés ver a alguien con su nombre, - parecía decirme. - podés ver a tu ex... pero no podés verlo a él. No si yo no quiero. No bajo tus reglas. Podés imantarlo, sí, llevás haciéndolo durante meses. Pero no vas a descubrir sus ojos mientras los busques en un mar de gente.
Después de semejante prueba de fuerza no volví a desafiar al destino. 

Hoy mi prima vino a almorzar a casa. Al saludarme me preguntó "Viste eso del espectáculo de danza? Hay una función hoy y otra mañana. Son gratis, hay bailarines grosos.". Me contó que cuando ella retiró sus entradas sólo quedaban unas cinco, y ella se había llevado dos, por ende ya no quedaba ninguna para hoy, pero si yo quería ir, seguro podía conseguir para mañana, sólo tenía que ir y retirarlas. No volví a pensar en el tema hasta varias horas después. Decidí salir media hora antes de lo usual al ir a danza, para pasar por el teatro. Sí, ese teatro. El del escenario al que nos subimos juntos el año pasado.
Cuando estaba a media cuadra de la puerta te reconocí. Fijé la vista e intenté enfocar de nuevo, porque no podías ser vos. No podías ser vos. Pero eras. Y cuando me miraste me forcé a sonreír, y vos me guiñaste el ojo. ¿Cómo te sale ser tan cruel? Guiñarle el ojo a la gente que se muere cuando te ve no está bien, es de mala educación. 
Y me saqué los lentes de sol para saludarte, me dijiste "Paulin"... y nadie me dice Paulin, ya no. Y yo estaba concentrando toda mi energía vital en no temblar. '¿Qué hacés acá?' te pregunté, lo mismo que yo, obviamente. ¿Por qué más ibas a estar ahí, sino para sacar entradas para el mismo show? Lo gracioso es que era gratis, estabas solo, el trámite era simple: Entrar, elegir, retirar, irte. Pero no hiciste ese trámite, te paraste en la puerta a no hacer nada hasta que aparecí yo. Te paraste a esperarme, no creo que vos lo sepas, pero Rosario lo sabe. 
Me preguntaste qué estaba haciendo de mi vida, te dije:
- Hace poco bailé acá... el sábado pasado no, el anterior.
- Con el Ballet.
- Sí.
- Estuve a punto de venir... pero al final no. 
Y no tuve que preguntar qué te disuadió de ir a ver a un ballet donde sabés que bailo yo. 
Nos preguntamos en voz alta cómo habría que hacer con las entradas, si habría que pagar algo, y un hombre que estaba cerca nos dijo "No, es gratis chicos, entren y pidan las entradas en boletería.", así que entramos. 
Al llegar a la boletería nos frenamos, y yo intenté actuar pero me congelé porque te juro, no podía pensar con vos tan cerca. Me latía tan fuerte el corazón que tenía miedo de que vos lo escucharas. 
Así que hablaste vos, en la boletería te dijeron que teníamos que ir a la cabina de al lado, cruzando la puerta. Y me cediste el paso. Porque te sale ser caballeroso cuando estás vestido de traje y querés asegurarte de que siga enamorada de vos para el resto de la eternidad. 
Al llegar a la segunda boletería yo había recuperado la capacidad de hablar, y la mujer que atendía nos preguntó:
- Cuántas entradas quieren? 
- Yo dos. (Yo. Sin dudar. La verdad no tenía idea de con quién iba a ir, pero por nada del mundo iba a pedir una sola entrada estando al lado tuyo.)
- Yo también dos. (Vos, y me miraste. Con una mirada que decía 'Sí, voy a venir con mi novia, ¿te molesta escucharlo?', no sé qué dijo mi forma de mirar en respuesta.)
- Ah, ¿no están juntos? (La mina. Dolor.)
- NO. (Los dos. Más dolor.)
- Entonces elije primero ella, porque llegó antes. (La mina)
- Primero ella. (Vos. Aunque técnicamente habías llegado antes vos). 
- Estás muy de traje. (Yo)
- Sí, recién salgo de trabajar (Vos) 
- AH! Pero sí se conocen!! (La mina) 
- Sí... (Los dos) 
Empezaste a elegir tus entradas.
- ¿Dónde estás trabajando?
- En una bolsa de comercio. 
- Esos trabajos divertidos...
- Sí, eh?
- Y abandonaste el arte para siempre?
- No, ¿cómo iba a dejar el arte?
- Seguís haciendo teatro. (Afirmación, no pregunta)
- Sí. - Y me nombraste al profesor.
- Me dijeron que está bastante loco. 
- Sí, bastante bastante. ¿Y vos?
- Yo sigo bailando... estoy yendo a jazz con una profe nueva. 
- ¿Quién? - Te respondí, te sonaba, pero no la conocías realmente. Y como yo evitaba mirarte mientras hablábamos, para no perderme en los ojos más verdes del mundo, la situación se fue volviendo tensa, al final volviste a hablar. - Bueno... me alegro de verte bien.
Y entonces me digné a mirarte a los ojos, apenas por unos segundos, como para decirte en silencio 'No estoy bien gracias a vos.'. 
- Sí. - Dije al final. Nos saludamos y me fui. 
El dolor siguió quemando en la boca de mi estómago durante varias cuadras más. 

Un amigo va a ir al teatro conmigo mañana, y tu novia va a ir con vos, y en una habitación diseñada para que todos los comensales miren hacia un solo punto, mis ojos se van a desviar una y otra vez hacia vos. Y me voy a preguntar si vos también pensás en mí. Si tu pulso se acelera aunque sea un poco al verme. Y voy a estar en la versión más diosa posible de mí, y ella va a ser fea, y yo no voy a saber si vos también lo sabés. Y me voy a preguntar por qué al menos no puedo vivir esa situación con Histeria al lado, o con el Toy Boy... me voy a preguntar por qué tuve una racha tan mala con los chicos este año, por qué los hombres arruinan tanto todo con tanta facilidad. Me voy a preguntar si algún día voy a poder verte y no sentir nada. Porque el viernes pasado vi al chico bajito de los ojos negros, y él parecía más incómodo que yo, que en algún momento de mi vida invertí tanta energía vital en él que ahora cuando lo veo ya no intento sonreírle, ni hablarle, ni siquiera ignorarlo, porque ya no me importa hacer esfuerzo alguno con respecto a él. Me voy a preguntar si algún día voy a poder ver tus ojos sin que me partan al medio. Y mientras yo me pregunte todas esas cosas vos vas a estar ahí... provocando todo en mí, y sin darme una sola respuesta.

I miss not being misused, I miss it all, so I guess I lose. ♪

miércoles, 6 de agosto de 2014

Because you're on the same level that you were that day... ♪

Me digo a mí misma que si te viera, te tocaría el hombro para llamarte la atención y sonreiría. Me digo que si te viera te saludaría como si todo estuviera bien, como si ya hubieras pasado. O que tal vez te haría notar que sé que estás ahí y te ignoraría fría y cruel. Me digo que si juntara la fuerza suficiente podría hasta decirte algunas de las cosas que nunca te llegué a decir: Que todo lo que te dijo tu amigo sobre mí era mentira. 
O te preguntaría si lo que me dijo sobre vos era verdad. 
Me digo que si te viera y estuviera con un chico al lado sería mejor que mejor, que podría actuar como si me gustara más de lo que nunca me gustaste vos. 
Me digo que si te viera podría hacer como hacía cuando veía al chico de ojos negros, me acercaba y le decía "Hola Enano!", el mismo saludo de siempre, como si el tiempo no hubiera pasado, como si habláramos todos los días. Y él sonreía, y era como una puñalada, y él me hablaba y era como si retorciera el puñal dentro mío. Y al irse me saludaba con un beso y el roce de su piel era como si sacara la hoja y me dejara sangrando. 
Pero recién ahí, cuando estaba fuera de su vista yo me quebraba. Recién ahí, habiendo quedado fuerte y entera ante él. 

Me digo muchas cosas, pero cuando te veo me rompo en tantos pedazos que por separado no recuerdan cómo tenían que actuar.

Voy caminando con Mr. Fate, él lleva en brazos a mi perro, nos vamos riendo, somos una familia feliz. Somos gente que se ama y se hace bien. ¿Qué imagen mejor que esa podría mostrarte de mí para que creas que estoy bien sin vos, que no te necesito? 
Ay... pero al verte no puedo. No puedo pensar. Son tantas pero tantas las veces en las que creo haberte visto en algún extraño, pero cuando de verdad sos vos me toma un milisegundo reconocer que no hay pelo como el tuyo, cuello como el tuyo... ojos como los tuyos. 
Cuando te veo entiendo por qué siempre dentro mío sé cuando los otros no son vos. 
Estás parado a unos metros de mí, hablando con una chica, no es tu novia, obvio que no.
Nunca es tu novia. Pero le hablás con esa sonrisa tan tuya... con esa actitud de que podés obtener lo que quieras de ella y lo sabés. Y ella te escucha. Y estás en traje. 
De todas las miles de indumentarias en las que imaginé encontrarte, nunca siquiera se me pasó por la cabeza la posibilidad de que fueras lo suficientemente cruel como para estar en traje. La primera vez que te vi estabas en traje. Seguramente era el mismo. Y tus ojos... tus ojos son los más verdes del mundo. 

Y me toma como un segundo analizar todo eso, capaz menos. Y mientras transcurre ese instante le clavo las uñas en el brazo a mi mejor amigo y le digo "Decime que no es él. Decime que no es él... es ÉL.". Y me pregunta '¿Dónde?' y no te ve. Estás a menos de dos metros de distancia, y para mí sos lo único que hay de pie sobre la Tierra, pero él no te ve. 
Nos desviamos para esquivarte aunque él no sepa ni dónde estás parado. Y seguimos. 
Y siento cómo mi temperatura corporal sube hasta que me arde todo el cuerpo. Y no paro de temblar y no paro de hablar e insultarte. Y sé que al lado mío Fate se debe estar muriendo por dentro. Pero no puedo... no puedo pensar en cómo se muere él mientras me muero yo. Me abraza, me dice que ya pasó. Se desvió una cuadra de su camino con tal de alejarme. Pero me duele. Me duele. Me duele. 
Y nos despedimos y él sigue, y yo peleo con todo mi ser contra todo mi ser, porque quiere volver hacia donde estabas, porque en mi mundo producís tu propio campo gravitatorio, y yo me convierto en una partícula chiquita y débil que se deja atraer hacia vos. 
Pero logro seguir, logro alejarme, a la cuadra me cruzo a ese chico que alguna vez fue Hollywood, y alguna vez fue rockabilly y ahora es menos que nada. Verlo me importa tan poco que hasta me paro a saludarlo para que vea a mi perro, sólo porque sé que eso lo va a hacer feliz y necesito que alguien sea feliz cerca mío. 
Y sigo... siento cómo los ojos se me llenan de lágrimas pero no quiero llorar. Intento acordarme de que hoy hablé por primera vez en más de un mes con mi chico que está en Italia... intento acordarme de que hace sólo una noche tuve a Histeria en mi cama durante horas. Intento... intento que algo se sienta comparable a vos. Intento repasar las caras de otros chicos en mi mente. Intento entender por qué la tuya es tan inhumana. Intento que no seas tan especial. 

Intento entender cómo puede ser posible que un humano provoque en otro todo lo que vos provocás en mí con sólo aparecer. Con sólo existir. Y yo sigo... y mientras camino las mujeres pasan de largo, pero algunos hombres me miran como preguntando "¿Por qué llorás? Si sos joven y bonita, ¿Qué te hace infeliz?" y yo sigo... llego a casa y antes de abrir la puerta me seco los ojos aguados, y recién al entrar y encerrarme en el baño dejo que el llanto tome el control. Y no son muchas lágrimas, dos, cuatro... pero queman. Queman cada pedacito de mi piel que llegan a tocar. Y me lavo la cara y al cerrar los grifos los agarro con fuerza y me obligo a calmarme. Fueron cinco segundos de vos. No puedo dejar que cinco segundos pesen más que todo el resto del día... de la semana... del mes. Así que elijo entre mi música algo que pueda contra mi estado de ánimo, y como siempre recaigo en el punk. Pongo a sonar Punk Rock Song, y empiezo a escribir.

domingo, 3 de agosto de 2014

...Hey baby won't you look my way? I can be your new addiction! ♪

Nada. (?)
Hace calor en pleno invierno. Anoche tomé mucho y dormí cuatro horas, pero no me siento mal. Estoy feliz, sonrío estando sola. Hace un rato levanté la ropa que estaba colgada. Tengo muchísimo trabajo para hacer hoy, pero estoy escribiendo. Es casi la una y estoy desayunando por segunda vez... la primera fue un pancho vegetariano a las 7 de la mañana. Es un Domingo bastante bonito para ir al parque, aunque dudo que lo haga más que para pasear a los perros. Estoy escuchando I.P.E.G..
Ah, sí: y me acosté con Histeria.

Técnicamente "acostarse" no es la palabra precisa cuando querés referirte a tener sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia. Pero "Ah, sí: y tuve sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia con Histeria" es menos efectista.

Hace unas semanas me mandó un mensaje que sólo decía "." y cuando respondí "..." se quejó de que su celular anda mal. Lo cómico es que aún ninguno de los dos envió nunca una solicitud de amistad al otro, así que ese mensaje no debería haber sido justo para mí. 
Mi mejor amigo, Fate Boy, estaba al lado mío cuando pasó. Justo ahí se le ocurrió comentarme que Histeria llevaba soltero un mes. Me dijo que esta parece mucho más definitiva y seria que todas las otras veces que cortaron. Parte de mí no lo creyó, pero igual quise verlo. Y a la vez no... siempre me pasa lo mismo con él. Pienso que me gusta porque me dice que no, porque no lo puedo tener, que si fuera simple y fácil no tendría más gracia. 
Y entonces no quiero verlo... y a la vez sí. Somos seres histéricos, él y yo.
Pero Fate Boy cumple años mañana, y lo festejó ayer. 

Anoche mientras me preparaba para salir tenía esos nervios que te hacen sentir un nudo en el estómago y una tormenta en el cerebro. El corazón a mil... esa clase de nervios que sólo te da por ansiedad de saber que vas a ver a un flaco que te gusta. Antes siempre sentía eso cuando sabía que lo iba a ver... después bueno. Pero no hablemos de después, hoy no.
Y dentro mío había algo más en esos nervios, algo que no había sentido nunca hasta ahora por él: 
La seguridad de que anoche era la noche en la que por fin pasaba algo.

Tenía miedo de verlo y pensar en todas las veces que le dije animaladas porque sabía que no importaba, que era un juego... miedo de verlo y no saber cómo hablarle ahora que ya no era algo prohibido... pero supongo que las animaladas siguen siendo parte de la naturaleza de nuestra relación, porque cuando logré que Fate Boy me diera la llave para ir a abrirle yo, me lo encontré en la puerta con un amigo suyo, y él estaba comentándole a un trapito algo pasado que limpiaba un auto cerca lo dable que estaba yo. 
Les dije "Chicos, regalándome desde temprano? Banquen un poco.", se rieron. 
Y a él le aclaré "H, cuando me extrañás tanto podés invitarme a comer, sabés? No hace falta que me mandes mensajes privados." y esperaba que respondiera alguna excusa, pero sólo dijo "Bueno, cuándo vamos a comer?" y le dije que comer es demasiado, que tomar una coca es mejor. Me mostró que había traído fernet. La coca va con fernet, Histeria y yo histeriqueamos. Hay cosas que no cambian nunca.

Hubo mucho alcohol en el medio, y yo estaba tan cansada... no recuerdo los detalles. 
Me acuerdo de algunos roces, su mano en mi cintura al pasar caminando cerca mío, las miradas cargadas de siempre. Me acuerdo de estar muy cerca, de preguntarle "Por qué no? Con qué excusa ahora?" y que me prometiera "Después."
Me acuerdo de subir una escalera para ver a mis amigos. De que bajaron todos antes que yo y él estaba abajo. De que ellos siguieron de largo y él se quedó esperando. De que me guió por un pasillo hacia un patio. 
Un rincón algo escondido. Un primer beso raro. Toda la furia contenida de dos años de esperar.
Dos años. Creo que nunca esperé tanto tiempo por nadie sin estar enamorada. 
De ir hasta la fiesta principal a buscar algo importante a pedido suyo. De volver y meternos en un quincho. De sentarme en una mesa de pool con tantos recuerdos tan agridulces que no estaba segura de querer usar ese lugar... por algún motivo él quiso que nos moviéramos al cuarto de al lado y fue una decisión excelente para mí. 
Me preguntó cómo se iba a sentir Fate Boy al respecto si pasaba algo entre nosotros... como siempre de mi parte, la verdad: "Mal". Y me dijo que ya sabía, que no quería hacerle mal. 
Y le dije, "El tema es que entre vos y yo, al que más le importa él es a mí... pero yo tengo demasiadas ganas de que pase esto como para parar ahora"... y eso bastó. 
Tal vez el chico de dibujo al que solía dibujar tiene razón... me lo dijo anoche mientras nos poníamos en pedo en un rincón y hablábamos sobre por qué le caigo terriblemente mal. 
Me dijo "Creo que sos una muy mala persona", tal vez lo soy. 

Yo solía decir que si algún día me acostaba con Histeria su versión real nunca iba a superar a mi versión platónica. Tenía razón, obviamente. Cuando pasás dos años imaginando todas las posibles situaciones en las que podrías llegar a tener sexo con una persona y finalmente pasa en un cuartito de 2x2 lleno de polvo -valga la redundancia- y los dos están ebrios y fumados, la realidad tiene mucha menos magia. 
Siempre imaginé que el sexo iba a ser genial y que después no nos íbamos ni a mirar hasta que alguno de los dos se fuera. Lo gracioso es que el sexo estuvo bien. Mundana y terrenalmente bien... pero todo lo que vino después fue perfecto.

Cuando llevábamos un rato de vuelta en la fiesta se alejó a fumar solo en un banco. Pensé que tal vez estaría mambeando... tres años de novio con la misma persona deben pesar en la consciencia a la hora de volver a tener sexo casual con alguien más. Dudé en acercarme, pero fui. Me senté en un rincón cerca del banco, me dijo "Tenés un banco acá, qué hacés sentándote ahí?" le dije que estaba respetando su espacio personal de fumador, me agarró la mano y tiró de mí hacia él. Me senté al lado suyo a escucharlo hablar sobre nada en particular. Hay pocos chicos a los que realmente preste atención cuando hablan, pero podría pasar horas escuchándolo a él. 

Encontré su campera y me la puse cuando empezó a hacer frío. Tenía tanto olor a él que era difícil pensar con su perfume tan cerca del cerebro. Pero no nos pegoteamos. Ni ahí... yo hice la mía, él la suya... tampoco nos ignoramos. Ni ahí. De a ratos la mía y la suya eran la misma (?). Fuimos a comer panchos a la madrugada, mi mejor amiga, él y yo. Nos acompañó a casa, hasta el último segundo intentó convencerme de que me fuera a dormir con él. Ganas no me faltaban. Ganas no me faltan. 
Aunque me diga que sí. Aunque lo pueda tener. Aunque sea fácil y simple... me sigue gustando a morir. 

domingo, 20 de julio de 2014

Are you somewhere feeling lonely, or is someone loving you? ♪

Mamá pasó 10 días viajando. Conclusiones al respecto de mi vida en soledad:

Cocinar. Lavar platos. Ordenar platos. Tirar basura. Sacar basura. Reponer bolsas. Separar ropa sucia. Lavar ropa. Colgar ropa. Descolgar ropa. Ordenar ropa. Ordenar habitaciones. Limpiar habitaciones. Hacer camas. Abrir ventanas. Abrir cortinas. Cerrar ventanas. Cerrar cortinas.  Alimentar al perro. Cambiar el agua del perro. Limpiar lo que ensucia el perro. Sacar a pasear al perro. Jugar con el perro. Juntar los juguetes del perro. Trabajar. Ir a clases. Hacer compras. Administrar plata. Pagar cuentas... 
...yo puedo con todo eso.

La parte madura y adulta de vivir sola no es problema para mí. La mayoría de esas tareas incluso me gustan. Me gusta crear orden y mantenerlo. Tener todo obsesivamente prolijo es parte de mí, me sale con más naturalidad que dejar las cosas sucias o desordenadas. 

Incluso cuando ocurren cosas por fuera de lo habitual -los accidentes, los imprevistos, las fallas de infraestructura- encuentro la forma de manejarlas, sé a quién llamar y más o menos cómo actuar al respecto. Sí, yo puedo con eso.

Lo que me supera es la parte infantil e inmadura de vivir sola. 

Las puertas abiertas, la oscuridad, las maderas que crujen, las sombras, el decidir a qué lado de la habitación le doy la espalda cuando duermo, los espejos vistos de reojo, los fantasmas, los monstruos, los asesinos seriales que de seguro se esconden detrás de cada esquina o adentro de algún ropero. Me supera en fin, la soledad.

Muchas veces pienso que me encantaría vivir sola, tener mi propio lugar, decorado a mi modo, regido por mí... pero no sé si podría con eso ahora. Ahora es cierto, tenía a casi todos mis amigos lejos, sino capaz hubiera sido distinto... pero en el fondo lo diario y cotidiano pesa lo mismo, con o sin amigos en la ciudad. 
Es mucho más liviano gracias al perro... vivir solo y sin mascotas debe ser mucho peor. Pero el perro no habla y su capacidad para protegerme contra los males del mundo está limitada por sus 3,5kg de peso. 

No sé cómo hace la gente que vive sola para dejar de tener esa clase de miedos... no sé si en realidad lo hacen. Supongo que en el fondo no, por algo el género de terror tiene tanto éxito en la industria del cine. Supongo que nadie puede librarse de su propia imaginación... al menos no la gente que brilla, vive y piensa. 

Supongo que los miedos más oscuros y peligrosos viven en nuestras propias mentes y los llevamos a todos lados, estemos acompañados o no.
Pero algunas cosas todavía pueden apaciguarlos y ayudarnos a hacerles frente.
Al menos en mi caso, (aparte del perro), esas cosas suelen ser:
- La música.
- El chocolate. 
- Mi celular. 
- Los libros. 
- La tele.
...y mamá. 
Por sobre todas las cosas, mamá.  


miércoles, 9 de julio de 2014

Ma voglio viverla così quest'avventura senza frontiere e con il cuore in gola... ♪

Yo:
Sabés, estoy rota las bolas de que los flacos actúen para conmigo... pretty much como estás actuando vos. Ese mensaje, después la disculpa, el pedido de vernos en persona para aclarar cosas... 
Al principio hace unos años no sé si estaba bueno pero se confundía con ser... hay alguna palabra buena en español para flattering? Al principio me hacía sentir linda, o deseada, etc. Pero después flaco tras flaco veo las mismas cosas y estoy re cansada. 
No sé bien cómo ponerlo en palabras... sé que soy una mina atractiva, que va más allá de lo físico, no soy ni totalmente fea ni totalmente linda, pero sé que atraigo capaz porque tal cual lo que decís del Bar, actúo como si fuera atractiva. Histeriqueo por naturaleza. Pero ya ni siquiera hago eso con la gente nueva que conozco... ahora me cuido de cada palabra o movimiento que hago.  
Con vos me sale histeriquear por inercia, porque sí, vos también me histeriqueas por inercia. 
Y sé que aparte de ser atractiva tengo gustos, intereses, ideas que no suelen ser muy comunes de encontrar en una mina. 
Entonces lo que pasa todas las veces es que conozco a alguien nuevo, o me acerco a un conocido que antes no era muy cercano, y tengo charlas interesantes, y me río mucho, y puedo salir sola con él, y pasarla re bien... y le termino gustando. Y en realidad no le gusto yo, porque cuando me entreve a MÍ posta en realidad le genera rechazo o miedo y no le gusta, pero la idea platónica sí. 
Y entonces espera que yo no actúe ni hable como yo, sino como su versión platónica de mí. Espera que me haga cargo del hecho de que le gusto. Espera que sea más que una amiga. 
Y capaz si el flaco me atrae también me lo puedo chapar o algo, pero yo.posta no por eso me voy a enamorar ni nada... yo.platónica tengo como la obligación de corresponder sentimientos en la mente del flaco. 
Y a mí me importa el flaco. O me interesa ser su amiga, o mantenerlo en mi vida. Así que me termino rindiendo a una relación que sea el punto medio enfermizo entre lo que yo quiero y lo que él espera... una especie de no estar saliendo nunca como pareja, pero no poder ser amigos normales... eso es lo que me pasó con vos. Y con el Rockabilly. Y con Supertramp. 
Con el Nerd o el de dibujo no porque ellos no me atraen a mí... pero hace rato que siempre es así en menor o mayor medida. 
Es injusto para mí. 
Te quiero. Y te extraño. Y te necesito en mi vida cuando no estás, aunque no me de cuenta a diario, a veces me pega la falta de vos. Y a veces me gustás. Pero vos sí sos vos para mí. Yo te quiero en mi vida por lo que sos. Y te extraño por lo que sos. 
Vos, como todos los otros flacos, extrañás y necesitas de mí solo lo que platonizas y lo que no podés tener... si soy solo yo... si lo que puedo ofrecerte es lo que SOY yo... no te interesa. Decís que no te lo bancás, que no podés ser mi amigo, y te alejás. 
Y no sos el primero que lo hace, pero probablemente sos el que más me duele porque me convenciste siempre de que vos eras la víctima y yo era la mala. Y me convencí siempre de que sos el único flaco cuyo bienestar me interesó más que la posibilidad de no sé, acostarme con él más allá de sus sentimientos. 
No digo que yo haya sido super inocente, o que haya hecho las cosas bien, sé que sí te lastimé realmente en más de una ocasión... pero yo al menos siempre fui, siempre soy, siempre voy a ser sincera. 
Y, sinceramente, cuando vos y los otros actúan como actúan hacia mí, me siento una muñeca. Algo que pueden usar, y admirar, y tirar después como si estuviera vacío por dentro. 
Me duele que a vos no te interese a menos que estemos juntos y te sea fiel y sea tuya. 
Me duele que a nadie nunca le interese a menos que sea así. No es justo para mí.

Hipster Boy:
Estoy hace 20 minutos leyendo la pantalla como un pelotudo cuando lo único que quiero hacer es abrazarte, boluda.
Me hace sentir muy estúpido pensar que siempre quise tratar de ser diferente para vos y termino en la misma, pero no sé, tampoco voy a cambiar lo que dije porque es lo que siento.

Yo:

Sí... si no te sale ser mi amigo no puedo hacer nada contra eso. Así como vos sentís/sabés que podrías ser un buen novio para mí si te diera la chance, yo sé que podría ser una buena amiga para vos si me dejaras. 
Pero no sé... a mí no me sale ser tu novia, y a vos no te sale ser mi amigo.
Lo podemos intentar o fingir, pero no es lo que nos sale por instinto.
Sé que al menos yo odio ir en contra de mis instintos.

H.B.:

Yo nunca confío en los míos...
Dame tiempo.
Sé que nos vamos a volver a ver, no sé cuando...

Yo:

Capaz simplemente no nos sale tener ninguna relación X porque nunca es la que los dos queremos.
Capaz sí es mejor -o menos peor- que no hablemos más ni nada... 
Lo que me cansa es que creas que tu sentimiento hacia mí importa más que el mío hacia vos. 
...asumo que la necesidad de abrazarme tiene que ver con cierta realización al respecto de ese último punto (?)

H.B.:

No sé si es realización o no, me estás diciendo que te angustia esa situación y siento que no puedo hacer nada (porque a pesar que no confíe en mis impulsos, nunca puedo traicionar mis sentimientos).
Bueno, capaz que sí, me faltaba tu parte.
Te debo un abrazo para el futuro...

Yo:

Yo ya no te debo un café.

H.B.:

Esta vez prefiero deberte algo yo a que sea al revés.


Lo que me gusta del fútbol es que siempre ofrece la posibilidad de un final épico inesperado, o de una derrota honrosa. Sabés que si te despegás de la pantalla siempre puede ocurrir algún giro magistral que cambie el destino de las cosas... en la vida casi nunca pasa eso. 
En la vida lo más común es que se repita una y otra vez la misma historia, sin llegar a terminarse nunca, sin ofrecer un cierre satisfactorio. Aunque cambien los jugadores las cosas nunca se resuelven en la vida real después de un límite de tiempo. 
Y por muy bien que hayas jugado, en la vida las derrotas casi siempre son amargas. 

domingo, 1 de junio de 2014

It might not hurt now but it's gonna hurt soon ♪

Hace menos de un siglo en casi todos los países del mundo, incluído el mío, las mujeres no podían votar. 
Y en los países más civilizados, tal vez podían elegir con quién casarse, pero tenía que ser con alguien que les diera posición y les dijera qué pensar. Todavía hay muchos lugares del mundo en los que la mujer tiene que llegar virgen al matrimonio. Todavía se las compra, todavía se las vende, todavía se las mata cuando intentan ser libres.
Yo nací libre. En Argentina, en Rosario, en 1993, la mayoría de las bebés nacían libres. 
Pero la libertad no se mantiene sólo por traerla de nacimiento, la libertad se elije. 
En 1890 Oscar Wilde escribía a través de su Lord Henry ideas sobre la moral y los sentidos que aún 124 años después siguen siendo duramente criticadas por el grueso de la sociedad. 
Nací en un mundo en una época en la que se dice que sos libre porque podés caminar por las calles y decir lo que pensás en voz alta sin un miedo excesivo a que te maten por hacerlo.
Pero esa libertad en algún punto es ficticia. Todavía una mujer que dice y hace lo que quiere es peligrosa. Todavía una mujer que disfruta de su sexualidad y no esconde sus ganas de sentir placer está mal vista. Todavía un hombre y una mujer que viven de la misma forma se miden con parámetros distintos. 

Todavía dos mujeres que caminan de la mano son un epicentro de miradas extrañas y frases juiciosas. Todavía ser yo no sale gratis.
Y cuando fumo flores y tomo demasiado alcohol en una noche, cuando todas mis inhibiciones pierden fuerza y dejan del todo de importarme los convencionalismos sociales, cuando beso -el horror- a dos chicos en una sola fiesta, y uno de ellos -encima, por Dios- es mi amigo...
cuando digo cosas sin pensar y ni siquiera me gasto en recordarlas después, todavía al día siguiente los testigos de mi libertad pasan factura.
Y mi mejor amiga me dice que siempre termino besando a un chico al que sólo terminé besando dos veces con cuatro años de diferencia entre sí (es su forma sutil de decirme que beso a tanta gente que ya perdió la cuenta). Y uno de mis amigos más cercanos dice que yo hice cualquiera aunque él haya entrado a un sex shop a preguntar si vendían disfraces en talles infantiles (es su forma sutil de decirme que él tiene mucho más margen de error para la joda porque yo soy mujer). Y el amigo al que besé se sorprende de mi nivel de calentura mientras nos besábamos, aunque siempre sea así, aunque simplemente me guste mucho besar (es su forma sutil de decirme que en general las chicas que disfrutan lo esconden). 
Y yo me levanto resacada y preocupada, preguntándome cuántas idioteces habré hecho y olvidado, preguntándome por qué sigo haciendo esas cosas si después tengo que bancarme los comentarios de la gente, por qué sigo besando a chicos que no conozco demasiado sólo porque me gusta verlos tocar un instrumento, por qué sigo besando chicos cuyo nombre es un misterio para mí, por qué sigo besando chicos mientras otros chicos me mandan mensajes... y al final pienso: "Porque puedo."
...respiramos porque el calentamiento global todavía no llenó el aire de toxinas, y besamos porque la vida no tiene sentido sin besar. 
Por un rato al día siguiente siento algo parecido a casi sentirme mal... pero no es un sentimiento que nazca en mí, nace de escuchar los comentarios de la gente al respecto, duele cuando son comentarios similares a los de todo el mundo, pero dichos por gente que quiero. 
Por un rato, al día siguiente... pero no es un sentimiento que nazca en mí. 
De mí nace besar a quién quiero, cuando quiero, porque quiero:
Porque hace un siglo, o en otro país, o si intentara camuflarme entre los demás, no podría.



P.D.: Es gracioso, empecé a escribir porque me invadió la sensación desesperante de "Es domingo, y te extraño hasta que cuesta respirar.", pero no terminé escribiendo sobre extrañarte. Escribí sobre mí. Aún así... incluso mi libertad tiene límites. Incluso para mí, que vivo intentando ser una mujer valiente, es imposible sentarme a escribir si no estoy mal por un chico. Es gracioso, injusto y obvio: 
La Libertad absoluta no existe ni va a existir nunca para ningún individuo en el mundo, porque, subordinando y esclavizando a todos por debajo de él, existe el Amor.