domingo, 28 de febrero de 2016

Soy tu admirador pero no tengo principios. Necesito, después de ver, poder tocar ♪

Cuando un flaco te cancela y te alivias te das cuenta de que estás haciendo las cosas como el orto. No es justo que yo siempre te zafe de tu realidad pero vos nunca estés ahí para mí cuando yo miro a la puta Felicidad de cerca y me empiezo a quedar sin puertas por las cuales escaparme. Deberíamos tener una palabra clave o algo, un código rojo. Para cuando no sean simples ganas, para cuando sea una emergencia. Bleh, ¿cuándo fue justo lo nuestro? Y sé que sos de lo único que podría salvarme en este momento. El Artista no va a alcanzar, o ninguno de los otros. Y el Pintor está tan lejos... no más lejos que vos, para el caso. Tal vez incluso más cerca. Tal vez una palabra suya podría surtir ese efecto tan necesario. Una palabra suya casi siempre me salva. Y sé que el Bicho está viniendo, casi acá, pero no puedo usarlo a él. A él no, nunca, lo amo demasiado. No debería desperdiciar a las nuevas adquisiciones en desquites ajenos tampoco. No sé con quién sacarme este dolor. Que no seas vos. Ni él, claro. Obvio. Y el Ingenierito se conecta en cuanto pienso en él. Porque sí, él y yo sabemos que todo esto es su culpa. Nunca duran esos pocos que no piden nada de mí. Nunca tengo tiempo de acostumbrarme a la idea de darles todo. Nunca quiero darles todo a los demás. Y ni hablemos del Dj, Dios, ni hablemos del Dj. (Djos). Volví demasiado rápido de mi retiro forzoso. Volví para tener que lavar 500 platos sucios, es la metáfora perfecta. 
- Con eso compenso todo?
- Siempre. 

Y ojalá no fuera así. 

El Artista va a tener que bastar. Como a veces yo le basto sin ser suficiente. 

Le pido que me salve la vida esta noche, promete no hablar y me hace reír. 
La verdad más profunda es que la felicidad no me parece más importante que la libertad. 
La verdad es que no quiero tener una sin la otra. 

Le regalé Kid A en un link al Pintor para su cumpleaños aproximado. 
Le dije cuán aburrida es Rosario sin él, porque él sabía donde estaba lo importante. Me dijo:
Como para evitar conceptos sobre el amor, que el sexo no sea una escapatoria o algo con que conformarte. Porque te vuelve un mal amante, y el sexo creo yo que es para amantes.
Y tiene razón, como siempre. Esta noche tal vez sea mala amante. Pero ey, siempre supe disfrazarme de la mejor. 

Y al final hasta el Artista me falla. Y él nunca me falla, not really. Y ya fallaron todos los demás. En formas tan... obvias. Alevosamente obvias. Divinamente obvias. Odio a mis dioses. Al Universo. Al Destino. A la Ciudad.

- Odio cuando todo se confabula en mi contra para que tenga que resolver mis problemas de formas maduras. Bleh, mueranse.
- A veces sucede. Perdón por decir que sí primero, es que lo dijiste de una forma muy tentadora.
- No lo suficiente al parecer. 

Nunca es lo suficientemente tentador como para desafiar a los dioses. Todo el que los perciba aún ínfimamente lo sabe aunque no lo sepa. Ni siquiera yo puedo. Nunca pude, y son míos. Yo no puedo contra la verdad, la llevo dentro. Y mis dioses nunca mienten.