Tengo que dejar de tener miedo de escribirte acá. Tengo que animarme a admitir que estás pasando, no convencerme de que si te nombro en voz alta, por escrito, vas a desaparecer. Tengo que decidir por dónde empezar a explicarte, tengo que pensar en mí a futuro, cuando quiera releer esa historia voy a querer haberla escrito, así que escribo:
Yo sí me acuerdo de la primera vez que te vi, fue en Marzo, y lo recuerdo porque había esperado tanto esa reunión de bienvenida que los días anteriores no podía ni dormir de la ansiedad. Llegué última, porque todavía cursaba en esa cárcel... estaba tan nerviosa que busqué entre la gente todas las caras conocidas que pudiera encontrar, pero en el proceso me encontré tu cara, y eras tan lindo que dejé de buscar más... tenías puesto un traje y no tenía sentido, con esa cara de pendejo... Me acuerdo de haberle pedido a todos los dioses habidos y por haber que el discurso que estaban por dar los directores te convenciera, porque valdría la pena volverte a ver. Y cuando empezaron a explicar que no íbamos a poder salir de la Institución en los recreos, ella dijo "Vamos a estar juntitos, juntitos, juntitos!" y preguntaste 'Y si se prende fuego el lugar?!' "...juntitos, juntitos, juntitos!" la gente se rió, yo también, aproveché el momento para poder mirarte sin disimulo: tu sonrisa esa vez se me quedó grabada a fuego en la memoria... esa fue la primera vez que oí tu voz.
Me acuerdo que la primera vez que vos me viste, calculo, no fue esa, sino casi un mes después, en la Fiesta de Inauguración... el discurso te había convencido, al fin y al cabo, tal vez tanto como a mí. Me acuerdo porque desde que entré hasta que fui a sentarme cerca tuyo al lado de una amiga, no paraste de mirarme. De hecho, me miraste con tanta insistencia que me causó gracia, pregunté "Em, hola?" y te cambió la cara, sonreíste y te acercaste a saludar... En ese momento tal vez fue cuando decidí que no me iba a morir sin antes haberte besado alguna vez. Pasó algún tiempo antes de verte de nuevo, nunca perdí de vista la chance de verte de vez en cuando, siempre que tuve que ir en tu turno, lo calculé... pero estuve tanto tiempo convencida de que debías estar hecho de nada, que verte o no en realidad no importaba demasiado, sólo decoraba mi paisaje. La siguiente vez que te vi fue en un seminario de danza jazz, pero no creo que me hayas notado demasiado, a mí la coreógrafa de Piquín me soltó que yo seguramente había bailado toda mi vida... el mundo entonces pasó a ser tan irrelevante... importábamos solo la danza y yo. Cuando me iba me miraste, eso sí lo noté, pero no importó... que me miraras o no, todavía no importaba.
¿Cuántas veces te vi de reojo antes de necesitar mirarte? ¿Cuántas veces me habrás visto de reojo antes de necesitar averiguar mi nombre? Porque de eso también me acuerdo: La primera vez que me dijiste "Pauli" nunca me lo habías preguntado. "<Pauli>... nadie nunca me dice <Pauli>" 'Cómo <Nadie>? YO te digo Pauli!' ¿En qué momento se te habrá hecho obvia la histeria, tan obvia como a mí? ¿Fue cuando bailamos juntos por primera vez? ¿Fue la primera vez que tuviste una excusa para tocarme la piel? ¿O cuando nos vimos como una sola línea en el espejo? O tal vez fue antes de eso... cuando pasaste por al lado mío una y otra vez aunque ya estabas en horario de clases, hasta lograr que te saludara. ¿Cuántas veces me buscaste antes de encontrarme? ¿Cuántas veces te busqué antes de encontrarte?
¿Cuántas veces nos miramos a los ojos, cruzamos algunas pocas palabras, sonreímos, y sólo con eso el mundo al rededor dejó de figurar?
Quería que pasaras, siempre quise que me pasaras, y te hice pasar... o al menos ese era el plan inicial, lo que no esperaba era que me pasaras... tanto?. El mérito ahí sí: Es puramente tuyo. Gustarme tanto es culpa tuya. Enamorarme así.... ¿Perdón? Cambiemos de tema.
Y entonces pisamos juntos la ciudad que nunca duerme... nos dejamos fascinar por esas calles de colores, por un teatro... por dos teatros, dos. ¿Quién iba a mandar a dos actores a meterse juntos a dos teatros a falta de uno? Después de eso es casi inevitable...
Y al final llega una noche en la que llueve, y yo que justo estoy en proceso de volver a amigarme con la lluvia... mencioné ya que me prometieron un paragüas rojo? Me compran tan fácil... Y fingiste ser mi amigo toda la noche, pero exactamente diez segundos después de que ella se fue, te tenía sentado al lado hablándome sólo a mí, mirándome sólo a mí, buscando nuevas excusas para rozarme, necesitando comprobar que estaba ahí.
En la oscuridad a veces me manejo mejor... te convencí con tres simples vicios de que estoy llena de sorpresas que pueden hacer reventar cada uno de tus esquemas. Y cuando salimos a la calle me dijiste que no querías sonar telenovelero, pero que no podías, no podías... y es que nadie te había preguntado si podías, ¿si podías qué? Fue un sincericidio... así que respondí de la misma forma: Mirándote la boca al responderte 'Viví ahora, sino cuándo lo vas a hacer?' Y eso bastó para que vinieras conmigo... eso, todo lo demás. La gente nos vio irnos juntos... ¿Cuándo habremos sido obvios por primera vez para el mundo? ¿Cuántas veces se habrán sentido ignorados todos, cuando los ignorábamos? Me gusta más cuando nadie nos ve, cuando nadie puede vernos. Cuando nadie sabe qué fue de ella o de él.
Y me acuerdo de la primera vez que nos besamos, me acuerdo porque me besaste vos. Primero me buscaste vos, siempre me hablás primero vos, y te acercás primero vos... me besaste primero vos. Y vos dijiste primero lo que los dos estábamos pensando:
"Te miro y siento que sos alguien que podría volarme la cabeza... y no te conozco. ¿Te das cuenta de que no nos conocemos en lo más mínimo?"
Y es cierto, no nos conocemos. Pero vos me buscás, y yo te dejo encontrarme. Siempre vos me buscás, y yo siempre te dejo encontrarme. No nos conocemos, pero eso es fácil de cambiar: Conocernos más lo podemos hacer sólo hablando, con algo de tiempo... Conocernos más lo podemos hacer. Lo que no podés hacer es dejar de buscarme, y lo que yo no puedo hacer es dejar de hacer que me encuentres.
Así que hacé lo que mejor te sale hacer conmigo: Buscame, pendejo, buscame, porque no hay nada que quiera en este momento, más que dejarte encontrarme.
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