miércoles, 27 de enero de 2016

Your head will collapse, but there's nothing in it, and you'll ask yourself...♪

Me mira con esos ojos increíblemente verdes acostado en mi cama, de frente a mí. Le digo ''Que lindo que sos.' Me pregunta 'Qué me estás diciendo?'. Le respondo "La verdad. La última vez que nos vimos no estabas tan lindo." (esa fue hace un mes). 
Me doy cuenta -no sin sorpresa- de que hace tres años que estoy con este pibe. Con idas y venidas y amor y desamor de por medio. Con peleas y reconciliaciones. Con declaraciones sinceras de todo tipo. Con interrupciones... con su novia. Con mis chicos. Con entradas incontables de este blog. Pero tres años. Creo que se puede decir que es la relación más larga que tuve en mi vida. Me pide una y otra vez que me case con él en Europa. "Casate conmigo en España." Si fuera a España a casarme sólo por una ciudadanía... ¿sería con él? No sé a cuál de los dos prefiero deberle algo. 
Me mira con esos ojos y pienso que en este instante -principio de año- todo parece estar yendo increíblemente bien. Me llaman a entrevistas de trabajo y me vuelven a llamar y creo que voy a poder conseguir esto, y que si trabajo por el tiempo suficiente voy a poder irme a Europa este año. Voy a poder verlo de nuevo este año. Y mi idiota de ojos verdes hoy por primera vez subió a una casa a una fiesta a la que no estaba realmente invitado para quedarse conmigo a la vista de todos. Y mi chico.... mi toy boy, al que no me tomaba en serio en su momento, ha demostrado darme una relación tan perfecta... con él soy libre. Somos libres. Nos gusta esa libertad, no la cambiaríamos por casi casi nada. 

Pero pasan dos semanas, y lo cambia. Justo después de ese viaje en auto en el que nos fugamos del mundo a una casa sola y lejana. Justo después de decirnos mutuamente que no iba a poder ser así de bueno con alguien más muy fácilmente. Justo después de que fuera... increíble. Lo cambia por algo más. Me cambia por alguien más. Y ni siquiera es alguien nuevo, si fuera alguien nuevo estaría feliz por él. Su único defecto es ser tan romántico empedernido como yo.... pero no es alguien nuevo. Es la misma mina de la que se quejaba hace nada de tiempo. Y elije un momento tan excelente que no sólo me está dejando él, sino que el chico de ojos verdes, como todos los demás, está fuera del país. Y me duele. Dejé que el pibito me doliera. Sin enamorarme nunca, sin darle nunca la chance de enamorarse de mí... me duele igual. Y no tengo noticias de esos trabajos. Y tal vez pasen los días y se conviertan en semanas, meses sin trabajar. Y cuando menos lo espere voy a estar pensando de nuevo que tal vez Europa 2017 sí va a ser posible. 
No quiero esperar. No quiero dejar de estar con él. No quiero dejar de estar con gente. No quiero que me sigan dejando por la novia o Barcelona o la ex. Quiero poder escribir en este mismo borrador 'Todo va bien.' sin miedo a quemarme. Sin miedo a prender fuego con mi ingenua esperanza todo lo bueno que podría llegar a venir.
No quiero las caras de los que me dejaron entre los cuadraditos del chat. No quiero que existan en mi campo visual cuando ya se fueron de mí. 
Y quiero, como todos los días, estar allá. O al menos sintiendo que estoy por estar allá. 
No quiero estar más acá. Rosario me contamina. Recuerdo que alguna vez la amé, then again, hace un rato creía que todo iba bien. Ciudad Suicida. Estoy cansada. Cansada del calor que me impide bailar, de la humedad, de respirar mal y de tener el pelo feo. Cansada de no poder salir sin oler basura y escuchar gritos y ver... gris. Cansada de ser yo y de que nada bueno dure nunca más que un rato. Quiero al pibito, lo quiero conmigo haciéndome feliz, siendo fácil. Quiero el trabajo, el que pague mejor, los dos incluso. Quiero Barcelona. Quiero su risa. Quiero dejar de querer cosas y empezar a tenerlas, por una vez. Quiero no tener que decidir en este momento con quién me desagrada menos la idea de tener sexo por bronca. Estoy tan cansada de.... todo. Otra vez. Como siempre.