jueves, 26 de septiembre de 2013

Si anda rondando la felicidad no tengas tanto temor de cambiar... Vas a bailar, como si fuera la última noche! ♪

¿Sabés cuál es una de las cosas que más me gusta de la danza clásica? El hecho de que con solo ver a alguien haciendo una clase, podés percibir un reflejo perfecto de cómo es esa persona en la vida.
Cuando yo hago una clase, por ejemplo, puede percibirse lo buena que es mi memoria, tal vez no se note tanto en cuanto a recordar una secuencia muy reciente, (ahí en particular, se nota más lo dispersa que puede ser mi línea de pensamiento, afectando a mi concentración...) pero sí se me va a ver todas las veces recordando y poniendo en práctica pequeños consejos y detalles que tal vez fueron mencionados hace dos o tres clases, y ya todo el resto de la gente olvidó. Cuando yo hago una clase se nota mi lucha constante contra mi misma, las ganas eternas que tengo de ser mejor que yo. Cuando yo hago una clase, se nota mi alma de docente, mi capacidad de observación, la forma en la que siempre estoy necesitando que todo a mi al rededor sea tan bueno como tenga el potencial de ser. Cuando yo hago una clase, se nota cómo los únicos momentos en los que llego a ser brillante, son esos en los que logro un balance perfecto entre todo lo que pensé tan fríamente durante tanto tiempo, y eso que me nace hacer en caliente, cuando simplemente me dejo ser. Cuando yo hago una clase, se nota lo mucho que me cuesta cambiar mis bases de pensamiento, sin importar cuántas veces me lleven al mismo error.  
En 19 años de vida, y casi tres años de cursar clases de danza clásica, he podido ver a muchísimas clases de bailarines/as, reflejando a muchísimas clases de gente. Vi de esos que bailan y viven aceleradísimos, que no pueden ni hablar ni pensar en cámara lenta, que pueden ir a velocidades que ningún humano normal maneja, pero no saben hacer algo tan simple como parar. Vi de esos cuya obsesión por llegar a ser perfectos al bailar, termina haciendo que danza y vida sean lo mismo, pero a la vez se parezcan cada vez más a la estática, y a la muerte. Vi de esos que no avanzan jamás porque hacen todo por inercia, dejando que pase el tiempo, sin detenerse a pensar un segundo en qué es lo que sienten a cada momento. Vi de esos atolondrados y ansiosos que queman etapas porque quieren llegar directamente a la meta, sin valorar casi nada al camino, tarde o temprano terminan lesionándose siempre. Vi de esos mandados que, sin tener demasiada idea sobre cómo hacer, simplemente hacen, y su valentía los hace pasar por buenos... esa suerte de principiantes sólo es sostenible en el tiempo como algo positivo, cuando se la ve acompañada de constancia y dedicación, sino pasa a convertirse en deja vu. Y vi de esos que, habiendo aprendido lo que tienen que hacer y cómo hacerlo, pudiendo ser mejores que sí mismos y que el resto, se estancan en el terror a equivocarse, y denotan inseguridad en cada uno de sus movimientos, haciéndolos parecer erróneos aún cuando son correctos. 
A lo largo de todas las horas de danza que viví, conocí a toda clase de bailarines, reflejando a su vez a toda clase de gente... muchos de esos estilos me cayeron bien, muchos me molestaron, muchos otros me pasaron desapercibidos, y algunos pocos se me grabaron a fuego como destacables... la clase de bailarín que demostraste ser hoy, sí que fue destacable.
La tuya es una de esas pocas formas de bailar, cuya descripción es terriblemente corta, lineal y certera como metáfora para una forma de vivir... No sé exactamente qué clase de bailarín sos cuando bailás solo, cuando te miro, sos perfeccionista, pero te enojás muy fácil con vos si algo no sale como querés a la primera, al parecer sos alguien que no se rinde fácil, pero a quién no le gusta perder con público. Sos alguien cuyo encanto radica mucho más en el sentimiento que en el conocimiento. Como bailarín, entonces, sos de una clase que en general me cae bien. 
...Pero no fue como bailarín que destacaste entre mis opciones, creando tal vez una nueva, que hasta ahora nunca había clasificado mentalmente, al fin y al cabo, no conozco demasiado sobre vos como persona, así que no, no te juzgo como bailarín solista. Pero como partenaire... 
Una de las cosas que más me gusta de la danza clásica, es que con solo bailar con alguien, podés percibir un reflejo perfecto de cómo es esa persona, así que me pregunto, basándome en mi experiencia personal con vos, basándome en siete meses de histeria mutua, y en siete segundos de darte la mano para hacer una diagonal de 'Jassé - Paso - Paso - Grand Jeté', decime nene:
¿Siempre sos de esos que hacen todos los pasos previos, pero no se animan a dar el gran salto?



Te quiero oír respirar, quiero abrazarte y sentirte vibrar, no hay que viajar a otra dimensión,  para escuchar lo que suena mejor, dentro tuyo. Vas a bailar, como si fuera la última noche... Si ser lo mismo es virtud, vos sabés bien que también es quietud... ♪

martes, 24 de septiembre de 2013

Aunque en parte soy juez de un 'nunca', de un 'tal vez', de un 'no sé', de un 'después', de un 'qué pronto'... ♪

Tengo que dejar de tener miedo de escribirte acá. Tengo que animarme a admitir que estás pasando, no convencerme de que si te nombro en voz alta, por escrito, vas a desaparecer. Tengo que decidir por dónde empezar a explicarte, tengo que pensar en mí a futuro, cuando quiera releer esa historia voy a querer haberla escrito, así que escribo: 
Yo sí me acuerdo de la primera vez que te vi, fue en Marzo, y lo recuerdo porque había esperado tanto esa reunión de bienvenida que los días anteriores no podía ni dormir de la ansiedad. Llegué última, porque todavía cursaba en esa cárcel... estaba tan nerviosa que busqué entre la gente todas las caras conocidas que pudiera encontrar, pero en el proceso me encontré tu cara, y eras tan lindo que dejé de buscar más... tenías puesto un traje y no tenía sentido, con esa cara de pendejo... Me acuerdo de haberle pedido a todos los dioses habidos y por haber que el discurso que estaban por dar los directores te convenciera, porque valdría la pena volverte a ver. Y cuando empezaron a explicar que no íbamos a poder salir de la Institución en los recreos, ella dijo "Vamos a estar juntitos, juntitos, juntitos!" y preguntaste 'Y si se prende fuego el lugar?!' "...juntitos, juntitos, juntitos!" la gente se rió, yo también, aproveché el momento para poder mirarte sin disimulo: tu sonrisa esa vez se me quedó grabada a fuego en la memoria... esa fue la primera vez que oí tu voz. 
Me acuerdo que la primera vez que vos me viste, calculo, no fue esa, sino casi un mes después, en la Fiesta de Inauguración... el discurso te había convencido, al fin y al cabo, tal vez tanto como a mí. Me acuerdo porque desde que entré hasta que fui a sentarme cerca tuyo al lado de una amiga, no paraste de mirarme. De hecho, me miraste con tanta insistencia que me causó gracia, pregunté "Em, hola?" y te cambió la cara, sonreíste y te acercaste a saludar... En ese momento tal vez fue cuando decidí que no me iba a morir sin antes haberte besado alguna vez. Pasó algún tiempo antes de verte de nuevo, nunca perdí de vista la chance de verte de vez en cuando, siempre que tuve que ir en tu turno, lo calculé... pero estuve tanto tiempo convencida de que debías estar hecho de nada, que verte o no en realidad no importaba demasiado, sólo decoraba mi paisaje. La siguiente vez que te vi fue en un seminario de danza jazz, pero no creo que me hayas notado demasiado, a mí la coreógrafa de Piquín me soltó que yo seguramente había bailado toda mi vida... el mundo entonces pasó a ser tan irrelevante... importábamos solo la danza y yo. Cuando me iba me miraste, eso sí lo noté, pero no importó... que me miraras o no, todavía no importaba. 
¿Cuántas veces te vi de reojo antes de necesitar mirarte? ¿Cuántas veces me habrás visto de reojo antes de necesitar averiguar mi nombre? Porque de eso también me acuerdo: La primera vez que me dijiste "Pauli" nunca me lo habías preguntado. "<Pauli>... nadie nunca me dice <Pauli>" 'Cómo <Nadie>? YO te digo Pauli!' ¿En qué momento se te habrá hecho obvia la histeria, tan obvia como a mí? ¿Fue cuando bailamos juntos por primera vez? ¿Fue la primera vez que tuviste una excusa para tocarme la piel? ¿O cuando nos vimos como una sola línea en el espejo? O tal vez fue antes de eso... cuando pasaste por al lado mío una y otra vez aunque ya estabas en horario de clases, hasta lograr que te saludara. ¿Cuántas veces me buscaste antes de encontrarme? ¿Cuántas veces te busqué antes de encontrarte? 
¿Cuántas veces nos miramos a los ojos, cruzamos algunas pocas palabras, sonreímos, y sólo con eso el mundo al rededor dejó de figurar? 
Quería que pasaras, siempre quise que me pasaras, y te hice pasar... o al menos ese era el plan inicial, lo que no esperaba era que me pasaras... tanto?. El mérito ahí sí: Es puramente tuyo. Gustarme tanto es culpa tuya. Enamorarme así.... ¿Perdón? Cambiemos de tema. 
Y entonces pisamos juntos la ciudad que nunca duerme... nos dejamos fascinar por esas calles de colores, por un teatro... por dos teatros, dos. ¿Quién iba a mandar a dos actores a meterse juntos a dos teatros a falta de uno? Después de eso es casi inevitable... 
Y al final llega una noche en la que llueve, y yo que justo estoy en proceso de volver a amigarme con la lluvia... mencioné ya que me prometieron un paragüas rojo? Me compran tan fácil... Y fingiste ser mi amigo toda la noche, pero exactamente diez segundos después de que ella se fue, te tenía sentado al lado hablándome sólo a mí, mirándome sólo a mí, buscando nuevas excusas para rozarme, necesitando comprobar que estaba ahí. 
En la oscuridad a veces me manejo mejor... te convencí con tres simples vicios de que estoy llena de sorpresas que pueden hacer reventar cada uno de tus esquemas. Y cuando salimos a la calle me dijiste que no querías sonar telenovelero, pero que no podías, no podías... y es que nadie te había preguntado si podías, ¿si podías qué? Fue un sincericidio... así que respondí de la misma forma: Mirándote la boca al responderte 'Viví ahora, sino cuándo lo vas a hacer?' Y eso bastó para que vinieras conmigo... eso, todo lo demás. La gente nos vio irnos juntos... ¿Cuándo habremos sido obvios por primera vez para el mundo? ¿Cuántas veces se habrán sentido ignorados todos, cuando los ignorábamos? Me gusta más cuando nadie nos ve, cuando nadie puede vernos. Cuando nadie sabe qué fue de ella o de él. 
Y me acuerdo de la primera vez que nos besamos, me acuerdo porque me besaste vos. Primero me buscaste vos, siempre me hablás primero vos, y te acercás primero vos... me besaste primero vos. Y vos dijiste primero lo que los dos estábamos pensando: 
"Te miro y siento que sos alguien que podría volarme la cabeza... y no te conozco. ¿Te das cuenta de que no nos conocemos en lo más mínimo?" 
Y es cierto, no nos conocemos. Pero vos me buscás, y yo te dejo encontrarme. Siempre vos me buscás, y yo siempre te dejo encontrarme. No nos conocemos, pero eso es fácil de cambiar: Conocernos más lo podemos hacer sólo hablando, con algo de tiempo... Conocernos más lo podemos hacer. Lo que no podés hacer es dejar de buscarme, y lo que yo no puedo hacer es dejar de hacer que me encuentres. 
Así que hacé lo que mejor te sale hacer conmigo: Buscame, pendejo, buscame, porque no hay nada que quiera en este momento, más que dejarte encontrarme. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

What's new Buenos Aires? I'm new. I wanna say I'm just a little stuck on you... you'll be on me too! ♪

Me pregunté no hace mucho cuántas sonrisas perfectas de un partenaire improvisado harían falta para opacar a B... Creo que B se opacó solo. Creo que con las mismas manos con las que puede crear belleza y arte, o tocarme en el lugar justo en el momento justo, puede pintar mediocridad y llamarla 'obra', o destruir todo lo que toca. Nunca le mentí... le aclaré una y mil veces que lo que yo quisiera darle iba a depender siempre más de él que de mí, que mientras él quisiera ser feliz, yo iba a querer ayudarlo a serlo... Pero ahora creo que era cierto: El Blackjack que me vendieron al principio sí apuesta a perder, y no quiere ser feliz. Y no era cierto cuando me decía que no era de esas personas que duermen hasta las tres de la tarde... o tal vez sí. Tal vez todos sus personajes son ciertos, tal vez ni él sabe quién es en realidad. 
Un camaleón daltónico... él lo dijo primero. Alguien que se camufla con quien sea que esté, y mientras creí en el camuflaje que adoptaba conmigo, fui feliz, sentí principio, sentí afecto que iba a durar. 
Pero ya no creo en nada de lo que me dice... ni en lo bueno, ni en lo malo. Ni en las cosas que me hacen reír en voz alta, ni en esas que me hacen odiarlo y hartarme de él. Todavía su presencia me da calma por momentos, todavía prefiero el calor de un abrazo suyo a sentirme triste y sola... no por el contenido, más que nada por el envase. 
Era una promesa de algo mejor, y lo reduje en mi mente a un muñeco de torta... Pasó de un Blackjack enigmático y lindo, interesante y mandado, a ser un simple Toy Boy... al fin y al cabo siempre tuvo nombre de juego de mesa para mí, o de juguete... tal vez mi subconsciente nunca lo tomó del todo en serio. Me pregunto a veces cómo algo tan lindo pudo volverse tan malo, como un principio de hace tan poco se siente tan lejano... Creo que realmente se esforzó por perderme. Y creo que le duele saber que me perdió, y que por momentos siente que es mentira, que sigo estando ahí para él, igual que antes, que quiero parecer fuerte pero estoy enamorada de él... Y entonces sé que nunca llegó a conocerme. Que nunca me va a volver a importar lo suficiente como para llegar a conocerlo. Que antes cada palabra que salía de su boca era oro para mí, y ahora... ahora, desnuda en su cama, las últimas veces que soltó su verborragia, cerré los ojos y supliqué 'Shhh!', y él dijo "Ey! Si no querés escucharme no vengas a verme!" pero, ey, no es para escucharlo que sigo yendo a verlo.

Fueron una noche y un día enteros de llorar en continuado, sin poder parar. Y lo cierto es que alguna vez él llegó a atrapar mis lágrimas. Otras, no tuvo idea. Mr. Fate me escuchó descargarme, mi hermana adoptiva me leyó aún más... y no le hablé demasiado a Alice sobre el tema. No quería hablar con nadie, en verdad, con ninguna persona que conociera, con ningún amigo de los de siempre... busqué algo de consuelo en mandarle algún mensaje al Roadie Boy, y él siempre, siempre contesta. Siempre me hace sonreír aunque sea un poco. Tal vez necesitaba seriamente abrazar a un huargo dorado durante diez minutos de calma... 
...me sentí muy rota de nuevo. Muy lastimada otra vez por esos de quién menos lo esperaba. Desplazada, dejada de lado, decepcionada... tenía razones para creerlo así en serio. Pero ahora sé que eran exactamente las mismas razones que tengo ahora para creer justamente lo contrario. Mi dolor era real, pero también lo es mi miedo. No soporto fallar, nunca supe manejarlo... Creí que me habían fallado, o que había fallado yo, pero tal vez, sólo era miedo de fallar más adelante. Creo que a esta altura, haya sido como haya sido, por las razones que fueran, es como es, y siempre supe crecer y adaptarme, siempre estoy en constante evolución sobre mi misma: Así que voy a tomarlo como un desafío enorme, y como una posibilidad de brillar y ser mejor de lo que nunca fui. De probarnos al mundo y a mí que ya estoy lista para ser algo más.

Y entonces volví a la ciudad que nos imanta a todos los artistas, la nave madre, la sede principal del arte en este país, y una obra de arte en sí misma. Volví a Buenos Aires y a tener apenas unos segundos más para empezar a recorrerla, para volverme a fascinar. Volví a sus carteles hechos de luz y color, a sus edificios antiguos e inmensos, a sus parques enormes, a sus calles estrechas, a su calle 42 hecha a escala. 
¿Cuánto tiempo voy a poder seguir esquivándola antes de rendirme a sus pies? Todavía puede esperarme la ciudad que no espera a nadie, porque tal vez... tal vez por su culpa yo espero a alguien más. 

¿Cuántas sonrisas perfectas podían quemar mis ojos antes de llegar a opacar a un chico que no esperaba nada de mí, más que que fuera yo? Blackjack me quería a mí por ser yo, el Toy Boy en el que se convirtió no para de pedirme que actúe cada vez más distinto de lo que soy en verdad... actuar para él no me importa, mientras me dé lo que quiero y nada más.
Blackjack se opacó solo mucho antes, pero esa sonrisa perfecta, opaca en mi paisaje a todo lo demás. 
¿Cuántas veces pueden desarmarme esos ojos verdes antes de que aprenda a sostenerles la mirada, sin dejarme imantar por esa boca? ¿Cuántas veces puede una intentar enseñarle a bailar a un partenaire improvisado, antes de que deje de ser un Cascanueces para convertirse en Príncipe? ¿Cuántas excusas malas puede inventar para agarrarme el brazo o tocar mi mano, antes de tener que decirme que simplemente quiere hacerlo? ¿Cuántas excusas puedo inventar para hablarle, antes de llegar a decirle que simplemente me gusta su voz? 
Me tomó muchos meses de pensar que debía ser un envase hermoso y bien vestido, que escondía en su interior a la más absoluta y patética huequés, antes de empezar a creer que detrás esos ojos hay una mente que puede estar maquinando cosas mucho más interesantes de las que escuché en mucho tiempo. Porque Rosario es un pañuelo, conoce a mucha gente en común... porque Rosario es un pañuelo, sé que va a haber muchas idas y vueltas, imperfecciones y noches de desconcierto antes de que arranque siquiera un principio... pero así empiezan a empezar las mejores historias. Porque Rosario es un pañuelo, conoce a otro chico de lo más complicado en mi vida, al único con quién también pensé al hablarle bien por primera vez "Ey... con él no quiero una noche... sino una vida". Porque Rosario es un pañuelo, conoce a Histeria, y por momentos me resultan muy similares... cuando pregunté si lo conocía, dijo 'Es ese rubio bajito, no?' y en mi mente yo reí, porque en verdad miden lo mismo, pero ahora el Cascanueces solo es un muñeco, si se convirtiera en Príncipe, podría llegar a ser mucho, mucho más alto. 



Fill me up with your heat, with your noise, with your dirt, overdo me! Let me dance to your beat, make it loud, let it hurt, run it through me! Don't hold back, you are certain to impress. Tell the driver this is where I'm staying: Hello, Buenos Aires! ♪

jueves, 12 de septiembre de 2013

Your head is humming and it won't go, in case you don't know... ♪

Estuve tan ansiosa por tanto tiempo, muriéndome de optimismo o pesimismo histéricos según el rato. Durmiendo cada vez peor, aún tras soñar con Histeria despertándome demasiado temprano. Cargándome de expectativas y miedos cada vez más grandes hasta que cruzarme a mi Partenaire Improvisado casi todos los días sin justificación aparente, o discutir con Blackjack hasta retirar todas mis apuestas de su juego (excepto por la atracción física en la que nos va tan bien), o incluso ir o no a remover las partes más oscuritas de mi pasado reciente a un bar más que útil a tal fin, perdieron relevancia, quedaron totalmente relegados en comparación a otras dudas y nervios que me carcomían a diario... 
Pero hoy me desperté en resignación y en calma. Casi en paz. Asumiendo que ya estaba todo dado por mi parte, que nada iba a poder salir mal, que nada iba a poder tirar mi ánimo, porque todas las posibilidades eran buenas, si bien unas eran más desafiantes que otras. 
Un rato antes de mi salida se disparó una lluvia torrencial y yo me confié del clima, porque la lluvia siempre me dio suerte en los momentos cruciales de mi vida artística, aunque debiera ser al contrario... pero, como no me canso de decir: Mi karma es cada vez más obvio para burlarse de mí, porque si con algo volví a casa indignada, fue con la lluvia. 
No sé cómo explicar por qué una coreografía puede significarme tanto, no sé cómo traducir en palabras la sensación que me daba bailarla. Cómo se adueñaba mi cuerpo de mi mente, o al revés, al verme en el espejo. Cómo se posesionaba de mí algo más fuerte que yo, algo más grande. Cómo un simple paso y mi mirada me contaban una historia que nadie más podía ver, pero que estaba. No sé cómo hacer que suene lógico mucho que me dolería no poder bailarla. No sé cómo hacerle entender al mundo el mar de desilusiones y promesas incumplidas que despierta en mi mente el tener que cantar en público... no sé cómo resumir que no quería esas dos fieras peleándose por mí a un mismo momento.
Esperaba a esta altura, pasado lo peor, tener nuevas inquietudes y angustias, nuevos sueños materializándose en mi mente... Pero las preguntas son casi exáctamente las mismas: 
¿Es porque creen que no doy para más? ¿O porque confían en mí con una fé excesiva y ciega? No sé cuál de las dos posibilidades me preocupa más. No sé si hay entre ellas algún punto medio que se me escapa y no puedo ver. Pero no quiero que me decepecionen, y no los quiero decepcionar. Y ahora mismo quería estar orgullosa de mí... esperaba estar orgullosa... pero ahora mismo no veo a través de las lágrimas que no dejé que nadie viera la parte positiva de todo esto... ahora mismo, de mí misma yo ya estoy decepcionada. 
Y le mandé un mensaje a B. porque necesitaba verlo (a él o a alguien igual de útil)... Porque quería que su violencia me hiciera dejar de pensar, como busqué tantas otras veces en tantos otros chicos: Distraerme. Alejarme de mi realidad por los minutos suficientes como para dejar este encierro en mí misma como una sensación lejana. Y no respondió... como cabía esperar. Estará dormido, o drogado, o lejos... lejos de mis ganas de usarlo. Lejos de la pequeña parte de mí que todavía se gasta en esperarlo. Lejos de mí cuando lloro... Lejos de mí para abrazarme cuando lloro, lejos de mí para llorar entre mis brazos. Hubo un tiempo muy cortito en el que sentí que siempre íbamos a poder contar con que estuviera el otro, con cuidarnos y hacernos bien... Pero ese tiempo, a pesar de haber sido hace muy muy poco, se siente también muy muy lejos. Lejos... quiero estar lejos de todo right now. Quiero estar tan lejos de mí...



























If there's a bustle in your hedgerow, don't be alarmed now, It's just a spring clean for the May queen. Yes, there are two paths you can go by, but in the long run, there's still time to change the road you're on. And it makes me wonder... ♪

viernes, 6 de septiembre de 2013

Yo ya no hablo de mi destino, tus ojos mil... ♪

No me hace falta ir a una plaza improbable, en horas improbables, para verte pasar con el auto por ahí, como te ven mis amigos cuando de golpe se me van las ganas de acompañarlos una noche cualquiera. No me hace falta que te pares a saludar estando con ella. ¿Para qué? 
Si total aparecés en tu auto a horas mucho más normales, justo por enfrente de mi casa, sin parar y estando solo. Salí por cinco minutos, CINCO. Papá estacionó el auto en doble fila en la vereda de casa, y me pidió que saliera porque quería darme un regalo: Destinología, de Tan Biónica, la banda con la que tanto te lloré, y ese nombre... y levanté la mirada del disco, por instinto, por imantación, por nada en especial, y justo en ese instante vos pasabas. 
Reconocí primero las luces, el modelo, el color del auto, y supe que ibas a ser vos antes de verte, tan, TAN lindo... busqué la patente para confirmar un poco más lo innegable, pero el semáforo seguía en verde, diez segundos después de percibirte, ya no estabas (¿qué no es siempre así?). 
Papá me habló todo ese tiempo, no tengo idea sobre qué.  Y volví a mirar el regalo: Destinología, mi karma es cada vez más obvio para burlarse de mí. 
Pensé en vos últimamente sobre todo porque se acercaba la única noche del año en la que tengo que verte forzosamente, un cumpleaños al que todavía no quiero dejar de ir aunque me duela un poco. Pero entonces el cumpleañero decidió hacer dos festejos diferentes, uno cuando yo puedo ir, otro cuando no, y en cuanto me lo dijo estuve segura hasta la médula de que no nos va a invitar al mismo. No porque crea que es mejor para mí, no porque crea que es mejor para vos... supongo que por celos reprimidos, de lo que fuiste y él no, de lo que tuvimos y él no, de lo que no quiere que volvamos a tener. Así que, cuando ninguna obligación moral me obliga a verte, el Universo, el Destino y el Karma se alinean para que no zafe... 

...para que no zafe de tener que verte, pero quitándome la posibilidad de hablarte. 
Ya. No es la primera vez que el Mundo me obliga a verte así, como una película muda sin final feliz y acelerada. Pero todavía no decido: 
¿Es mejor o peor para mi sistema nervioso cuando sólo te veo, o cuando escucho tu voz? 

Retrocedo como el tiempo, ¿cuánto queda para mí? Cuando vuelva del Inierno, tus ojos mil... ♪

martes, 3 de septiembre de 2013

Blabla blabla blabla blabla bla, bla, blabla, bla! (Totally fucked!) ♪

...So I turned into some kind of emotional Wolverine, that can be hurt and feel pain in the process, but then heals every wound like really really fast, except for that little silly old one that is attached to every one of its bones. 

Ya me encontré muchas veces pensando que tal vez me haría bien hasta sufrir por alguien nuevo. Sufrir en serio, llorar desesperada contra la almohada, sentir que cada canción duele, saber que se me rompe el corazón. Hablo de sufrir porque se da por descontado que me encantaría sentir un amor sin límites por alguien, acompañado de un enamoramiento furioso, de una entrega y devoción inmensas... por alguien nuevo. Nuevo. Nuevo. A veces creo que me empiezo a enamorar, a veces le creo a los principios que van a tener un futuro. A veces pienso que me puedo enamorar de B, que tiene el potencial de hacerme querer darle todo... ya sentí eso por otros, en algún punto. Por momentos estoy convencidísima de que no me va a quedar otra que amarlo, por su risa, por sus besos, por su forma de pintar... y al momento siguiente estoy pensando que es tanto más hueco que yo, o más pretencioso, o más vago... al momento siguiente sé que no voy a poder amarlo nunca. 
Que el enamoramiento que siento es algo circunstancial, que se debe a la emoción del juguete nuevo... que se me va a pasar, y que cuando pase, voy a estar bien. 
Porque a veces también me lastima, porque le doy todo sin pedir nada, (porque me gusta tener todavía el optimismo de dar todo al principio y de última bajar la apuesta después, porque prefiero no pedir nada a exigir falsedad...) pero igual me duele cuando indeed, me da nada. A veces lo quiero lo suficiente como para que sus palabras o actitudes sean capaces de darme alegría, o de lastimarme. A veces, una entre mil, el gesto que no hace y las palabras que no dice me dan ganas de llorar... pero no lloro. Ya no lloro, ni por él, ni por ninguno... no más de cinco minutos de lágrimas sin ruido, al menos. Y en cambio, todavía despertarme y ver un mensajito en el que me hablan de Vos, puede amargarme el resto del día. Dejarme esa sensación rara, esa inquietud en el cuerpo, obligarme a escuchar a mi mente maquinando sin descanso si habrá sido obra del Universo y del Destino que yo no tuviera ganas de ir a esa salida en la que se te ocurrió aparecer, preguntándose cómo pasó que hace una eternidad no te veo, no te hablo, no escucho tu voz. Cómo logré eso evitando por todos los medios (releyendo noté que había escrito "miedos", los fallos freudianos son algo gracioso) ir a cualquier rincón de la ciudad en el que pudiera llegar a encontrarte... cómo aún así todavía te busco a veces entre la gente. ¿Cuántas veces dije haberte superado? ¿Cuántas veces intenté convencerme e incluso lo logré por momentos?
Como tantas otras veces me vuelvo a preguntar qué tenías de especial, pero es una pregunta por compromiso conmigo misma, si me detengo dos segundos a pensarla en serio, conozco tan bien la respuesta que todavía se me hace un nudo en la garganta y se me aguan los ojos...
Eras especial. Conmigo eras especial. Conmigo eras único y valías tantos años de sufrirte como yo te los valí a vos. Pero no quiero más años de esto... al menos no por vos. Que estás tan agotado y lejos, que sos un tema tan clausurado en mi vida, tan pero tan infértil, que ya no venís a nada. No puedo sentirme una persona tan distinta, tan mejor de lo que era, y seguir atrapada dentro de la misma historia vieja, de la que todos los demás ya se fueron hace tiempo...