...So I turned into some kind of emotional Wolverine, that can be hurt and feel pain in the process, but then heals every wound like really really fast, except for that little silly old one that is attached to every one of its bones.
Ya me encontré muchas veces pensando que tal vez me haría bien hasta sufrir por alguien nuevo. Sufrir en serio, llorar desesperada contra la almohada, sentir que cada canción duele, saber que se me rompe el corazón. Hablo de sufrir porque se da por descontado que me encantaría sentir un amor sin límites por alguien, acompañado de un enamoramiento furioso, de una entrega y devoción inmensas... por alguien nuevo. Nuevo. Nuevo. A veces creo que me empiezo a enamorar, a veces le creo a los principios que van a tener un futuro. A veces pienso que me puedo enamorar de B, que tiene el potencial de hacerme querer darle todo... ya sentí eso por otros, en algún punto. Por momentos estoy convencidísima de que no me va a quedar otra que amarlo, por su risa, por sus besos, por su forma de pintar... y al momento siguiente estoy pensando que es tanto más hueco que yo, o más pretencioso, o más vago... al momento siguiente sé que no voy a poder amarlo nunca.
Que el enamoramiento que siento es algo circunstancial, que se debe a la emoción del juguete nuevo... que se me va a pasar, y que cuando pase, voy a estar bien.
Porque a veces también me lastima, porque le doy todo sin pedir nada, (porque me gusta tener todavía el optimismo de dar todo al principio y de última bajar la apuesta después, porque prefiero no pedir nada a exigir falsedad...) pero igual me duele cuando indeed, me da nada. A veces lo quiero lo suficiente como para que sus palabras o actitudes sean capaces de darme alegría, o de lastimarme. A veces, una entre mil, el gesto que no hace y las palabras que no dice me dan ganas de llorar... pero no lloro. Ya no lloro, ni por él, ni por ninguno... no más de cinco minutos de lágrimas sin ruido, al menos. Y en cambio, todavía despertarme y ver un mensajito en el que me hablan de Vos, puede amargarme el resto del día. Dejarme esa sensación rara, esa inquietud en el cuerpo, obligarme a escuchar a mi mente maquinando sin descanso si habrá sido obra del Universo y del Destino que yo no tuviera ganas de ir a esa salida en la que se te ocurrió aparecer, preguntándose cómo pasó que hace una eternidad no te veo, no te hablo, no escucho tu voz. Cómo logré eso evitando por todos los medios (releyendo noté que había escrito "miedos", los fallos freudianos son algo gracioso) ir a cualquier rincón de la ciudad en el que pudiera llegar a encontrarte... cómo aún así todavía te busco a veces entre la gente. ¿Cuántas veces dije haberte superado? ¿Cuántas veces intenté convencerme e incluso lo logré por momentos?
Como tantas otras veces me vuelvo a preguntar qué tenías de especial, pero es una pregunta por compromiso conmigo misma, si me detengo dos segundos a pensarla en serio, conozco tan bien la respuesta que todavía se me hace un nudo en la garganta y se me aguan los ojos...
Eras especial. Conmigo eras especial. Conmigo eras único y valías tantos años de sufrirte como yo te los valí a vos. Pero no quiero más años de esto... al menos no por vos. Que estás tan agotado y lejos, que sos un tema tan clausurado en mi vida, tan pero tan infértil, que ya no venís a nada. No puedo sentirme una persona tan distinta, tan mejor de lo que era, y seguir atrapada dentro de la misma historia vieja, de la que todos los demás ya se fueron hace tiempo...
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