lunes, 31 de diciembre de 2012

It looks like the end of history as we know; It's just the end of the world! Back to the street where we began, feeling as good as love... ♪

Y en su mente imagina otra vez ese cementerio, en el que sí existen esas dos tumbas que harían de su vida cotidiana algo mucho más simple, sabe que en ninguno de verdad las va a encontrar en mucho tiempo. Pero pasa por en frente de la Ciudad Universitaria y una vez más se enfrenta a todos sus miedos y a todas las vidas que no va a vivir, con quien no va a vivirlas. Abre los ojos y ve un escenario, se rinde otra vez a sus más profundos deseos, a lo ineludible de una pasión tan grande, se tira al vacío con una sonrisa. Mira de cara al amor, y asume todas sus consecuencias, pero ya es tarde para lamentarse, tarde para arrepentirse, tarde aún si fuera demasiado temprano para arriesgarse. Es tarde y sobre todas las cosas, necesita ser suya. Y te miro aparecer entre la gente, primero que a nadie, como tantas otras veces, pero ya no sos nada amor, sos uno más, puedo evitar mirarte, mirá cuán poco me imantás, perdí la capacidad de encontrarte en medio de mil multitudes, me pueden más un celular que me habla de él, y una canción nueva de una banda vieja y tuya, y tal vez también me ves, pero no lo vas a admitir nunca, nunca nunca admitís nada, y a mí más me dolería haberlo visto a Mr. H. en tu lugar. Ahora ella lo saluda muy fugazmente, casi como si él fuera una sombra, algún desconocido lejano, va de la mano de alguien más, ya los conoce, solo que ahora ella no suelta su mano por nada del mundo, lo descoloca como siempre cuando va a saludarlo, la reconoce, se sorprende, se molesta de su propia sorpresa, y cuando empieza a reaccionar ella vuelve a estar lejos, y al perderla de vista tal vez por primera vez piensa 'Ahora sí la perdí'. Y vuelve a estar triste y sola, cada segundo lejos de su nuevo destino parece eterno y aburrido, pero con él tampoco se puede entregar. Le falta entrega: Le falta danza. Y extraña todo, odia las vacaciones, ya quiere volver a vivir. Pero no fue un mal año... no fue un mal año, aunque tuvo mil cosas malas, aunque pudo ser mejor, tuvo cosas inmejorables. Igualmente pasó muy rápido, ella vive viviendo rápido. Solo que ahora hay dos inocentes quemándose a fuego vivo en el patio, rodeados de insulsos e ignorantes, en días así parece que nunca nada va a mejorar. En horas así quedaría embarazada ahora mismo con tal de poder irme de casa. En horas así solo queda sentarse a contar horas, dejar que el tiempo pase, dejar que el año pase, hasta poder estrenar una nueva caja de insoportables sorpresas, hasta poder... ya sabés. Todos hacen balances a fin de año, porque a fin de año, sobre una cuerda floja imaginaria y bien al borde del vacío, casi todos se balancean. 


- Estoy aburridisimo, y con ganas de hacer algo!

- Dale tiempo al día de mierda para convertirse en noche...

(Ay, Paulina, si al menos esta vez siguieras tus propios consejos...)

sábado, 29 de diciembre de 2012

It's you. It's me. And there's dancing! ♪

Volví el miércoles. Con mil cosas que contar, pero poca inspiración para escribir. Creo que en parte es porque me acostumbré a usar este blog como catarsis y desahogo, como un medio para regular mi malestar, asimilarlo, entenderlo, superarlo... y ahora estoy bien. (Al menos más allá del tedioso conflicto familiar que parece ser tan permanente y eterno). Bien como tal vez nunca supe o pude estarlo con alguien, dejando que, por una vez, alguien me cuide. Pero tengo un compromiso tácito para con mi cerebro retratado en tinta virtual, para con mis futuros recuerdos, necesito escribirlo igual, para no creer después que solo hubo cosas tristes, así que, volviendo al principio: Justo un día después de que dejé de escribir... que alarmantemente larga puede ser una semana:

22: Siempre amé ese momento cerca de llegar a Córdoba en el que a lo lejos empiezan a aparecer las sierras, y en la línea del horizonte el cielo cambia de color. Córdoba es un lugar especial para mí, casi un retiro espiritual obligatorio, siempre fue así, tal vez siempre lo sea... Incluso aunque esta vez no fue igual a las otras, todas las otras. Viajar a Córdoba siempre fue un lujo muy peleado y trabajado, disfrutado como ningún otro, vivido con la valoración que solo pueden dar esos que arrancaron desde abajo. Todo lo que alguna vez tuve, y todo lo que ahora tengo a nivel material, fue y será completamente fruto del esfuerzo y del trabajo sobre todo de mi vieja, y ahora también mío. Como tengo demasiado vivo el recuerdo de no haber tenido casi nada, de la casa de tres ambientes para cuatro personas, de los juegos improvisados, de la cena familiar en torno a una mesita de plástico de juguete, de la cucheta en la cocina... y particularmente, de las casitas alquiladas con imágenes de la virgen y tarjetitas de colectivo encuadradas, y olor a viejo, me pareció un paraíso revelado el ir de vacaciones completamente de arriba, a un complejo con botes y desayuno incluido y gimnasio, y aire acondicionado en todas las habitaciones, y dos baños, y sommier, y servicio de limpieza... Pero con el paso de los días, cual cliché de disney, me di cuenta de lo vacío que puede resultar todo eso cuando quienes lo comparten nunca conocieron menos. Así que fue un viaje agridulce, pero sería injusto decir que no fue más dulce que agri.

23: La noche anterior habíamos hablado sobre resignarnos. Sobre asumir por fin lo inservible de un miedo a cagar algo que ya llevábamos más de un mes cagando. Sobre asumir lo inevitable, lo ineludible de nuestra perfección. Y entonces le dije que tal vez sí quiero jugarmela con él, y que sea perfecto y asfixiante, aunque me asuste y la cague, aunque nos duela, aunque me muera... they know that loving and loosing it's better than nothing at all ♪ Me dijo que no diga que la vamos a cagar, porque entonces la vamos a cagar, pero le expliqué que prefiero asumir que las cosas pueden salirnos mal, aunque tal vez eso me lleve a cagarla, porque asumir que todo va a ser herméticamente perfecto seguramente me va a llevar a cagarla, y me entendió... siempre me entiende. El problema es lo mal acostumbrados que estamos a que el sexo sea un capricho, o un error. Le dije que no quería que fuera ni mi capricho, ni mi error, que prefería ir en contra directa de nuestra naturaleza, y hacer las cosas cristianamente bien solo por esta vez: Primero ponernos a salir. Lo que nos lleva a esa noche, la del 23: Teníamos dos camas, pero siempre dormimos en una sola, esa noche yo leía un libro a la luz de un velador, y él me abrazaba y dormía. Nunca me sentí tan en paz con una relación como en ese momento, tan libre de ser yo y a la vez tan voluntariamente presa. 

24: Navidad es otro punto fuerte en mis recuerdos: El inevitable cliché de no tener nada, pero ser inmensamente ricos por subirnos al techo de la casita y ver los fuegos artificiales... Con el tiempo crecí y entendí que los fuegos artificiales son un gastadero de guita que encima molesta mucho a los perros, y me dejaron de parecer agradables, si bien es innegable que tienen su magia. Pero esta navidad fue tan poco navideña que, pasada la cena clandestina (a base de gancia con sprite, un milka derretido y una barrita bon o bon cortados en cuadraditos), y en la total falta de regalos (dado que el de mi vieja iba a tardar en llegar, y él no hace regalos porque no lo festeja), estaba un poco huérfana de espíritu navideño, así que, tragándome mi orgullo vegetariano, me aferré a la idea de ver fuegos artificiales sobre el lago. Los esperamos juntos, debajo de la ventana, sentados en el pasto y abrazados, acurrucados a escondidas de su mamá, el Grinch (?). Y los fuegos no fueron muchos, pero fueron, y algo debe haber de cierto en eso de que donde hubo fuego, cenizas quedan, solo que en nuestro caso, donde hubo fuegos quedaba más fuego... y a esta altura, teníamos tantas ganas de arder... 

25: Hubo muchas cosas que pensé, iban a ser raras, antinaturales, difíciles de asimilar... Pero con él somos asquerosamente fieles a nuestra amistad, en apariencias cambia todo, pero en sí, no cambia nada. Sin importar hasta donde empujemos el límite, todo lo que había antes de él sigue estando ahí. Hubo un momento, un solo instante de la noche del 24, en la que me morí de melancolía obligatoria de temporada de fiestas, pensando en cómo había pasado la navidad anterior sentada en una mesa de mi patio, mandándole mensajes al chico de la tierra de las frutillas enojadas, diciéndole que esas fechas no eran lo mismo sin él. Y no, no es lo mismo sin él, pero ¿cómo puedo culparme? Si hice todo tan bien... ¿Cómo puedo culparme, tampoco, de sentir lo que siento ahora? Debería haber asumido que al final iba a ser suya, para no haber sido antes de casi todos nuestros amigos. Ay, Paulina, ¿Cuándo vas a aprender a no ser tan vos? Pero me gusta ser yo. Y a él le gusta que yo sea yo. Y a mí me gusta que le guste. Y él me gusta. Y nos gusta que me guste. Nos gusta todo de nosotros, todo, incluidos mis muchos estúpidos pasados, en los que en realidad, casi nunca fui de nadie. Nos gusta porque sabemos que es pasado, y sin pasado estúpido, ¿Qué le contaríamos a nuestros hijos para hacerlos sentir orgullosos de tener padres tan idiotas? 

26: Hay algo con el número '26' en una fecha que siempre me va a hacer un poco de ruido, un ruido lejano, como de una cucharita cayéndose en alguna habitación cerrada. Y hay algo con Rosario que me encanta. Algo que me imanta y enseguida me hace querer volver a verla. Me gusta decir que es 'Mi ciudad' pero en el fondo sé que yo soy suya. Brillante y posesiva Rosario, me deja ser libre siempre, porque sabe que no puedo evitar la desesperación por volver. Sin importar cuán precioso sea el paisaje a mi al rededor, o cuán monstruosamente me atraiga Bs. As., Rosario confía en mí, casi como un ser viviente, y me recibe con piquetes y calles inundadas, y yo miro a la gente enojada, y a las villas, y al humo y no me borran la sonrisa. Sweet home Rosario, me espera con nuevas noticias de viejos conflictos, no me da un segundo de paz, y aún así: qué bonita es mi ciudad.  

27: No quiero ni empezar a hablar de eso, porque no terminaría nunca, como no termina nunca... Y me cansa, y me enferma. Pero me aburro y lo dejo estar. 'Qué se maten entre ellos.' Pienso. Sé que al final lo voy a pagar yo, en el más literal de los sentidos. Sé que Europa me espera en el más lejano de los horizontes deseables, y que mucho antes están siempre interponiéndose los sueños mediocres de alguien más. El egoísmo, la falta de cordura... Insanity, runs in the family, the side of my father... ♪ Y ya lo extraño, porque a veces verlo es la única forma de convencerme de que nada de esto es infinito, que algún día mi futuro va a ser mi presente, mucho más calmo, mucho más lindo, mucho más sano. Y sigo esperando mi futuro, pero ya no lo espero a él... Menos mal.

28: Día 9, y se empiezan a notar los efectos de la abstinencia: Necesito bailar. Y si no puedo bailar en un aula, entonces por favor denme una pista. Pero no íbamos a salir sin ella, y al fin y al cabo, de golpe soy una chica eligiendo ropa y perfume, ridículamente ansiosa por ver a su mejor amigo, por estar linda para él, que ya la vio tantas veces en la más absoluta peor de las peores. Y él de golpe es un chico lindo agarrando su auto lindo para ir a buscarla. Y de golpe están en un cine, pagando a medias, y ella tiene frío y él la abraza, y todo es estúpidamente lindo. Y después no tienen ganas de despedirse pero él ya la llevó hasta su casa. Así que ella no tiene otra que acostarse a dormir sin él, pensando en él. 

29: Como 3er día consecutivo de despertarse obligatoriamente temprano y no haber dormido un carajo, pero esta vez el motivo fue tan pero tan esperanzador... Año nuevo, chico nuevo, casa nueva... familia vieja. Pero no importa, mis amigos son los de siempre también, y los quiero así, enfermos y míos...Y el mundo me dice que bueno, que si quiero bailar: baile. Que si quiere bailar conmigo, baile con él, porque juntos somos bonitos y nos sentimos bien. Me da el lugar al cual salir, y la noche calurosa y despejada. Me da los cómplices, y el vestuario. Me da el incentivo para mi abstinencia... Pero este es mi blog, señores: Si no puedo dejar de soñarlo, ¿Por qué iba a poder dejar de verlo? Me dijeron que muy probablemente va a estar ahí... y yo lo sé. Se está por ir de nuevo y con la misma impunidad muy lejos a la costa, a nuestra costa, pero por lo menos, ya no tanto a costa mía. Antes saber que podía verlo era un suplicio, pero ya no sé decir lo que siento al verlo, aunque con bastante seguridad, puedo decir lo que siente él al verme bailar. ¿Querés ir a bailar a donde yo voy a estar bailando, amor? Aunque ya estemos lejos, todavía sé que la mejor forma de demostrarte que ahora soy inalcanzable, es bailando para vos. Siempre quise bailar, y estés o no, yo sigo bailando

viernes, 21 de diciembre de 2012

Que el fin del mundo te pille bailando, que el escenario me tiña las canas! ♪


-So, Casey broke up with Max...
-I see
- ...Because of you, she's gonna break up with the next guy because of you, and the guy after that, and she's gonna keep doing it because for some... odd reason, you're the one she's suppose to be with.
- Ok everybody, it's almost midnight, let's count down 'till the end of the world begins!
- It's the end of the world Cappie, what are you gonna do?

Hace muchas muchas vidas él y yo seguramente enfrentamos un fin del mundo cuando éramos dos dinosaurios enamorados. Pero muchas muchas vidas después, nos seguimos encontrando para mordernos la nariz y decirnos 'Rrrwaaaaaar!'. 


Podemos contra el fin del mundo, podemos contra el fin de todo lo que no sea nuestro fin, por eso lo que nos cuesta es el inicio...
Si mañana es el fin del mundo, ¿Dónde y con quién quiero estar? 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

There's no stopping me! I'm burning through the skies, yeah! Two hundred degrees, that's why they call me Miss Fahrenheit! ♪

Well, some nights, I wish that this all would end 'cause I could use some friends for a change! And some nights, I'm scared you'll forget me again... Some nights, I always win, I always win... But I still wake up, I still see your ghost ♪ 


Tonight I'm gonna have myself a real good time! I feel alive and the world it's turning inside out, yeah! I'm floating around in ecstasy! So don't stop me now! Don't stop me 'cause I'm having a good time!♪


Hoy es la primera noche en mucho tiempo en la que no estoy pensando qué tengo que hacer mañana. Eso es raro en cierto sentido, porque mañana cumplo años y debería estar haciendo planes al respecto, y sin embargo, no me moviliza demasiado (por no decir 'en lo más mínimo'). Más bien estoy pensando que va a ser miércoles, y tengo clásico temprano. Tal vez se siente así porque este año no me centré tanto en mí como persona, sino en mí como bailarina. El principio de año no pudo ser en ningún sentido más desastroso. Y hubo noches horribles, noches de llorarlo cuando todavía lo tenía cerca, noches de acostarme a su lado y despertarme sin él y no entender todavía lo que eso significaba. Noches de llorarlo cuando ya estaba muy lejos. Noches de no poder dormirme hasta la madrugada, por un dolor insoportable en cada gramo de mi cuerpo, indescriptible, como fuego, como fiebre, como algo rompiéndose por dentro sin ningún control, en una habitación oscura con una sola ventana que daba a una pared gris, y sin poder hacer ruido, llorando en silencio para no despertar a la paciente de al lado, con una aguja clavada a tiempo completo en una vena, que en sí no era ni un poco más grave que otra aguja inmaterial clavada mucho más adentro y más difícil de sacar, pero invisible. Y tuve noches de morirme por dentro. Y después, con el tiempo, hubo noches de calma. De calma rendida, más que calma, resignación. Pero dudo que haya habido noches de paz, buenas o malas, cada noche hago mi cama, tacho un día en el calendario, reviso las tareas del día a venir, programo una alarma, dejo mi ropa de danza preparada en un rincón, y ahí sí, apago la luz y me acuesto, repasando mentalmente cada tarea y responsabilidad. 
Y al principio del año ordené mal mis prioridades, y empecé una carrera en Relaciones Internacionales, siendo yo la persona menos diplomática que conozco, y la más frontal, la que intenta con el alma ser la menos hipócrita. Me iba bien, aunque no estudiaba casi nada, mis notas nunca bajaron de 8 en un parcial, y aún así, cada día que pasaba era una desmotivación.
No me llenaba, era una carrera vacía, al menos para mí. No era un sueño, sino una obligación:
El precio a pagar por un futuro asegurado. La seguridad de una profesión decente y redituable, la comida sobre la mesa, los muebles en la casa, la casa en el barrio lindo. La vida vacía, con alguna que otra alegría ocasional y ningún desvelo por pasión. No pude. No lo pude soportar. Era mucho para mí por no ser nada. Todos esos libros escritos hace tanto tiempo por gente tan muerta eran muy poco para mí, que quiero mirar siempre hacia el futuro y estar tan viva... Pero ya había pasado mi cuarto de hora: El día en que falté a rendir Contemporáneo en la Escuela Provincial, porque de todas las danzas, tal vez no haya otra que me motive menos, y de todas las instituciones provinciales, tal vez no haya otra más rota que esa. 
Pero ninguno de esos abandonos fue gratuito, porque yo vivo para ser responsable y más exigente conmigo misma que el más exigente de mis tutores, y no puedo dejar ni un libro que empecé sin terminar (cosa harto trágica cuando se trata de libros muy pesados o muy malos). Dejar esas cosas a medias no fueron experiencias simples ni tranquilas y realmente me tuve que esforzar mucho por perdonarme. Por entender que no tenía por qué haber elegido bien, ni por qué seguir, como tampoco tuve la culpa de que ese chico que una vez estuvo tan lleno y ahora está tan vacío no supiera valorar mi distinción. Por entender que yo también tengo derecho a equivocarme, a tomar malas decisiones, y a ser irresponsable alguna vez, porque el mundo se dio el lujo de verme hacer todo bien sin darme nada más que una intravenosa como recompensa al final cuando se trató de él... Y cuando se trató, durante 3 años, de problemas mucho más relevantes con gente mucho más cercana en parentesco, si bien cada vez más lejana en sentimiento (quien perdura). 
Pero sería injusto decir que fue un año sin días felices. Fue un año donde todas las semanas tuve clases en las que pude sentir día a día como iba creciendo, y aprendiendo cada vez más. Fue un año de conocer a un grupo de gente hermoso, y de disfrutar de las más grandes profesoras en lo que amo hacer. Fue un año de reír mucho. Y hubo noches llenas de orgullo, la noche en la que volví en colectivo agotada a casa, para contarle a mi mamá que me habían elegido como bailarina solista para la muestra de clásico, como la más solista de las solistas de mi curso. Y hubo noches de feliz cansancio después de cada ensayo para la muestra de jazz. 
Y últimamente hubo muchas noches de armar dos camas para terminar durmiendo en una, contracturados e incómodos, destapados, despeinados, pero juntos. Siempre juntos. Aunque también hubo noches de volver a soñarlo, hasta escuchar su voz pero no llegar a verlo, y preguntarme si alguna vez él va a dejar de vagar por mi subconsciente. Y esta semana hubo noches de volver a desgarrarme la cordura y sentirme nuevamente y por completo presa de las nauseas, hubo noches de odiarlo, como tantas otras noches, como casi todas las noches de mi vida, de pensar cuánto más simple sería todo si ese principio de paro cardíaco hubiera sido un final. Noches de no temerle a la inevitable muerte, tanto como a la perpetuidad asfixiante de la vida. 
Y nunca hubo, eso es seguro, noche tan brillante como la de anoche. Porque nunca estuve tan desesperadamente abrumada de todo días antes de una presentación, nunca tuve tantas ganas de poder bailar sola ante una audiencia completamente integrada por desconocidos, nunca tuve tantas ganas de mostrar el esfuerzo y el trabajo que hice durante un año, ni tanto miedo de no poder manifestarlo llegado al caso, de bloquearme y no avanzar y de estar triste cuando más debería estar feliz, de solo saber que entre la multitud iban a estar sus caras.
Y nunca en mi vida bailé tan feliz. Nunca en mi vida pisé un escenario estando tan segura e importándome tan poco quién me viera y quién no. Nunca hasta ahora me había sentido brillar de esa manera. Con un solo error destacable, que tal vez fue necesario para confirmar que no fue un sueño, que esa epicidad del momento fue real. Nunca bailé tan perfecto, porque hasta ahora nunca me había entregado tanto, porque bailé desde el alma. 
Y ahora empiezan los saludos, los que no me importan, los que sí, los que validan el día, llega primero el de él (el que esperaba primero), y es el más hermoso, como siempre, y empiezo a preguntarme: si al final pude rendirme al fracaso de aquel otro, cuánto tiempo me tomará rendirme a la inevitable victoria que vamos a ser juntos. 
Y los 19 me agarran en pijamas, y en pantuflas, congestionada y enferma, con un maratón excesivo de Glee que empieza a notárseme en las retinas, aliviando por fin la tensión de una semana que fue demasiado: Llorando mientras hiervo ravioles. Já, y sin decidir si ese llanto es de tristeza, de alegría, o de lisa y llana histeria (personalmente me la juego por esta última). En todo caso no se siente del todo mal, es casi un alivio. Tal vez es el llanto de alguien que afronta a su destino, que finalmente comprende que aunque mucho de lo que hay por delante es incertidumbre y miedo, también es en ese camino donde esperan las luces y los aplausos, la adrenalina y la pasión, el cuerpo haciéndose cargo de su fin último y primero: El movimiento. 
La danza es movimiento, mucho más profundamente de lo que parece a simple vista, la danza es movimiento porque el movimiento es cambio, y el cambio inevitablemente te lleva a otro lugar, hacia el futuro. La danza me hace avanzar, además de mantenerme viva, la danza me mantiene cuerda, me mantiene linda, me obliga a mostrar sonrisas radiantes y sentidas cuando nadie ni nada más puede. La danza me mueve porque es mi motor, lo que me recuerda quién soy a cada paso, a cada salto, a cada giro. Lo que me recuerda a dónde voy, porque sí voy hacia un objetivo. Lo que me recuerda que valgo, y que gano cuando pongo todo a eso. La danza me llena, cuando nada me despierta, cuando nadie me conforma, cuando todo parece estar fuera de lugar y de tiempo, la música empieza y yo pienso con los pies. 
Me robe un cartel ayer, del teatro, al final de la función, una hoja de papel doblada y escrita con fibrón obviamente violeta, una frase dedicada a nosotros por la persona que más admiro en mi mundo, me tomé la libertad de robarla porque al leerla ayer se sintió puramente mía, lo que necesitaba en ese preciso momento para entender mi propia fuerza de voluntad, el cartel dice, enmarcado por cuatro corazones desprolijos:
" Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena Bailarlo... "

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Al ratito ya te empiezo a extrañar, me preocupa que te pueda perder, necesito que te acerques a mi, para sentir el calor de tu cuerpo... ♪

"Cierto también es que nuestra lealtad fue siempre limpia y total, aunque aquí hay que reconocer, cómo no, que muy a menudo actuamos como dos jugadores en la misma cancha que juegan dos juegos diferentes con la misma pelota. Y quién puede negar ya, a estas alturas de la vida, que lo que nos faltó siempre fue la E.T.A., es decir, aquello que los navegantes de aire, mar y tierra suelen llamar en inglés Estimated Time of Arrival. Porque la gran especialidad de Fernanda María y la mía, a lo largo de unos treinta años, fue la de nunca haber sabido estar en el lugar apropiado ni mucho menos en el momento debido."

La Amigdalitis de Tarzán. 

Odio The Notebook. Odio El Amor en los Tiempos del Cólera. Odio el final de Shakespeare In Love. Odio a Nicholas Spark y a todos sus seguidores por creer que es tierno que una pareja se reencuentre de grande. A García Márquez por intentar vender que no importa con cuántas minas rándom te acuestes en el medio, cuando ya seas gordo y viejo vas a poder reencontrarte con la gorda y vieja versión de la mina que amaste cuando era jóven y flaca. Odio a Viola por habérsela jugado tanto durante toda la película por el poeta muerto de hambre, y por no fugarse con él al final aún ante los ojos reprobatorios del inútil de su esposo, de Dios y de la Reina de Inglaterra. Y me gusta La Amigdalitis de Tarzán, me gusta cómo está escrito, but still, odio que dos personas que se aman con locura vivan voluntariamente en lados opuestos del mundo, ella con un marido golpeador sólo porque tiene dos hijos chicos que con el tiempo también estarían mejor lejos. Odio que la gente tenga una visión tan mediocre y conformista del amor. 
Si es amor absoluto, no importan la religión, ni los mandatos sociales, ni el deber, ni los padres, ni los hijos, ni la plata, ni la patria. Si el amor es absoluto saltás del barranco para que te conviertan, Bella. Y hablo de amor de verdad, no de obsesión insana, hablo de ese amor correspondido que es la fuerza más poderosa de todas, ese que te desata de embrujos y encantamientos, el que te despierta de un sueño eterno, el que te protege de maleficios imperdonables, el que es y será por los siglos de los siglos, amén (?). Si dos personas se aman en serio, y se hacen bien, no hay motivo externo alguno que amerite su separación. Lo creo así desde siempre, lo voy a creer así hasta el final. El mundo está ya tan lleno de cosas feas, y de gente sola que vaga sin rumbo buscando a su soul mate de turno, que es hasta egoísta encontrar al amor que te llena y dejarlo ir para cumplir con alguien o algo más:


[...] Tal vez lo único que podríamos decir Fernanda y yo es que hay despertares sumamente inesperados y que, incluso, a veces, en nuestro afán de no causarle daño alguno a terceros, terminamos convertidos nosotros en esos terceros. Y bien dañaditos, la verdad. [...] <-- Asco de lastimarse por no lastimara  terceros. Y para muchas cosas debo ser una persona egoísta y fría, pero intento ser feliz y hacer feliz a la gente que realmente me importa. Siempre creí que si yo soy la protagonista en mi propia vida no debería vivirla para el público, que al fin y al cabo por mucho que aplauda se levanta y se va al final de la función. Si en cambio, yo voy a seguir siempre ahí, al otro lado del telón bajo. 
Odié verlo hoy porque alguna vez creí que cuando cayera el telón él iba a estar al lado mío, odio verlo siempre que lo veo porque recuerdo cuánto lo amé, y cuán poco valió la pena. Y entonces pensé que me da bronca actuar como si estuviera vivo alguien que actúa como si estuviera muerto. Y los eliminé, de mi vida virtual, que es la forma más simple de darles a entender que los estoy echando de mi vida real. 
Pero entonces vuelvo a vos. Todos mis razonamientos últimamente desembocan en vos. Forzosamente debí pensar que si solo me sale odiar a uno de los que hubo, es porque lo quise más que a los otros, y que, si te quiero más que nadie... debería odiarte un montón cuando hicieras algo mal. Por favor, nunca hagas algo mal. No me dejes hacer algo mal, porque así de mucho también me odiaría yo. Y entonces me vuelvo a preguntar por qué no te busco ahora, que somos jóvenes y lindos. Y no sé. No sé. Si sé. Pero a veces no alcanza. A veces lo absoluto de nuestro amor alcanza más. Y yo soy una artista. Necesito vivir todo con absolutismo, y entrega y pasión. Ser impulsiva y liberal. Y contenerme es tan poco digno de mí! No sé contenerme, nunca supe y si estoy aprendiendo ahora es solo por lo mucho que te quiero. 
Pero necesito una salida... Necesito... estar lejos, y tener a mi lado a algún médico o fotógrafo al cual no corresponderle, necesito ver pasar por tu cama a miles de chicas vacías. Y necesito que te la juegues y amarte ahora aunque después me desgarre y me duela. Y necesito amarte siempre y que ese amor no nos lastime nunca. Y necesito que siga todo igual que antes hasta ahora. Y necesito que cambie todo. Y necesito que me digas que sí, o que no, y decirte que no, o que sí. Y necesito verte. Más que nada necesito verte. Y besarte, sin pensar en lo estúpidamente mal que está besarte. Pero no te quiero ver, ni besar, porque eso estaría estúpidamente mal. Y diría que no sé que es lo que quiero pero sí, sé lo que quiero... el problema es que abarco demasiado, quiero... quiero todo. Si es con vos, te quiero de todas las formas posibles, incluso las que implican no quererte. Si es con vos... pero vos y yo somos tan emocionalmente imperialistas... 


It's the wrong time, and the wrong place. Though your face is charming, it's the wrong face... ♪

jueves, 6 de diciembre de 2012

Don't ask me why, don't know! It's not for lack of bread, like the Grateful Dead, Darling... ♪


Cómo cuando llegás a un lugar y un montón de gente te dice "Te cortaste el pelo!". No cambia nada, pensás, es obvio. Muy diferente es cuando un día como todos, de la nada, alguien que lleva mucho tiempo mirándote sin ver, te vuelve a notar, y comenta "Tenés el pelo re largo.". Eso si descoloca, porque te mirás, y posta: tenés el pelo más largo. Y ahí ya está, cagaste: te pusiste a pensar en cómo pasa el tiempo sin que uno lo note. Lo que pasa es que, cuando te cortaste el pelo, lo hiciste consciente, lo decidiste, buscabas un cambio. Tal vez lo necesitabas, para sentirte más cómoda, tal vez después ese cambio no te gustó... pero al menos lo notaste. En cambio el pelo crece sin que uno lo note. Crece cruel. Y cuando lo notás te das cuenta también de cómo se te fue todo de las manos, cómo el tiempo no los esperó, ni a vos ni a tu pelo... ni a él. Pero es mentira: en realidad ustedes no quisieron esperar al tiempo. (No, tu pelo tampoco). Y lo que es peor: Ahora estás más parecida a lo que eras antes de intentar cambiar. Empezás a sospechar que te dejaste engañar por tu pelo: Tan poderoso e inclemente el pelo, vive ahí, tan cerca de tu cara que no podés evitar verlo en el espejo y confiar en que ese cambio en el reflejo es mucho más que un disfraz. Pero no: crece, y ahí estás: La misma de siempre. El mismo pelo, las mismas ojeras, las mismas náuseas, la misma piel, los mismos ojos, el mismo corazón roto, (por el mismo amor). 

(Domingo 02/10/2011)


01/12/2012:

P.L.:
(Tenés el pelo re largo :| )

Sí, es cierto... y también tengo una vieja cuenta de Hotmail llena de borradores que alguna vez escribí pero nunca mandé (como la actual bandeja de borradores de mi cuenta en Blogspot), y que me gustaría sacar a flote ahora que msn cierra, llevándose a la tumba tantos años de historia. La primera entrada de este blog está basada en uno de esos borradores viejos, y muchas otras tienen pequeños retazos... pero este en particular siempre me vuelve a la mente de vez en cuando: Creo que sí tengo el pelo re largo, muy parecido a como solía tenerlo antes de buscar ese primer cambio radical. Creo que sigo teniendo las mismas ojeras, la misma cara, los mismos nervios. Creo que sigue siendo el mismo amor, aunque ya no sea por la misma persona. Creo... Creo que no puedo razonar muy bien porque estoy agotada y todo esto recién empieza. Creo que a veces la ciclotimia aniquila mi ansiedad. Creo que igual estoy ansiosa. Creo que aunque no quiero que vaya igual quiero verlo ahí, o en cualquier lado. Creo que si en esa otra ocasión lleva fresias, me la juego, (como me la jugué cuando me corté el pelo a la nuca y lo cambié de color)... pero si no, creo que también puedo esperarlo (mientras mi pelo crece sin descanso). Creo... creo que otra vez lo extraño. Claramente tengo sueño, y ganas de irme a dormir... yet, definitivamente no sería capaz de dormirme si él estuviera en la cama de al lado. 


lunes, 3 de diciembre de 2012

Maybe this is living: Staring, without moving, our signs are still vital, we are alive. You're so beautiful I can't control myself... ♪

Informe de mi jardín de infantes, de cuando tenía 2 años, buenas notas en todas esas materias exigentes relacionadas a usar crayones y aprender a compartir, pero entre las observaciones dice:
"Le gusta dibujar, pintar pero sin ensuciarse. Se relaciona con sus pares con seguridad, y siempre consigue lo que se propone, es muy seductora con todos. Es muy meticulosa en los trabajos, se esfuerza mucho para lograr la perfección." 
De esa edad también hay fotos en las que estoy escuchando la radio, con un buzo gris más grande que yo, y otra secuencia de tres fotos en la que estoy intentando liberar al pajarito enjaulado de mi abuela.  

Hubo un tiempo, antes de leer ese informe, antes de ver esas fotos, en el que yo pensaba que la personalidad de la gente se iba formando seriamente durante la primaria, y que se definía mucho más durante la secundaria. No pensaba que algunos aspectos fueran tan innatos, ni mucho menos que esos aspectos fueran los más definitorios del núcleo fuerte en la forma de ser de una persona: Pero yo soy así, en esencia, sigo siendo lo que era según ese informe.
Sigo escapándome de la realidad en mis dibujos, sigo teniendo pequeños trastornos obsesivos de adicción al orden, sigo buscando la perfección en todo lo que hago, y obteniendo al final todo lo que me propongo. Sigo siendo segura conmigo misma y seductora con los demás. Sigo amando la música, y creyendo firmemente en el derecho que tienen los animales a ser libres y no decoración ni alimento. Tenía 2 años. Es gracioso porque digo que no quiero estar con él ahora que todavía soy una idiota... pero en realidad si no evolucioné nada en 17 años, no sé por qué iría a evolucionar en un par más. En 17 años sólo crecí en altura y acumulé más mambos -mis ojos siguen siendo igual de enormes, pero están mucho más tristes-, y en los años que vengan, ya no voy a crecer más de alto... al menos no después de empezar a usar las zapatillas de punta.
Pero los mambos... me gustaría creer que no van a crecer, pero probablemente son lo único que evoluciona en mí. Y entonces él ve las fotos y me dice que era lo más tierno que pudo existir, le digo que lo sé, que tampoco va a existir nada más tierno y él responde que sí, que nuestros hijos van a ser necesariamente mejores que nosotros, y yo le creo. Le creo por el simple hecho de que a veces, él saca lo mejor de mí, (aunque a veces también estemos al mismo nivel despreciable). Le creo porque, para él, yo quiero ser mejor. De acá a un par de días, o de meses, o de años, yo quiero merecerlo, y que me merezca. Yo no quiero rendirme a él y regalarle en cómodas cuotas todos mis mambos, los propios y ajenos, los light y los grosos, los físicos y mentales. Pero también lo quiero ahora. No sé si putear a mi niña interior o a mi presente. No sé si putearlo a él, pero necesito desesperadamente putear a alguien por eso. 
Necesito que alguien o algo me haga entender y asimilar el hecho de que aunque lo dibuje y lo haga reír, que aunque ordene mis prioridades y él siempre termine entre los primeros puestos, que aunque sea perfecto para mí, y aunque lo pueda obtener si me lo propongo, que aunque esté segura de que lo quiero, y aunque pueda seducirlo también, no puede ser ahora. 
Que me convenza, por favor, de que a pesar de que mi naturaleza se forjó mucho antes de que mi mente fuera capaz de almacenar recuerdos a lo largo del tiempo y de decidir qué hacer con ellos, de tomar decisiones para cambiar mi futuro, y de ponerle nombres a mis principios, sí puedo ser mejor que esto.



Saber que así no puedo, que me pierdo y me desvelo en la necesidad. A mí me gusta cuando me hablas así. Me gusta cuando estás peligroso. Y es así, es encontrarte y desnudarte ahí. El lindo juego de tenerte en vilo es lo que quiero. Saber que así no puedo, que me lleno y me vacío. Pero pasará, así me estalle contra una pared. Sé que lastima pero yo sé lo que siento, la luna de febrero, algún vinilo, el desenfreno y la necesidad... ♪

domingo, 2 de diciembre de 2012

Don't know what I want but I know how to get it... ♪

Va caminando por la calle, en línea recta en dirección hacia la casa del chabón que sabe que es su máximo destino. Camina sola por casualidad, la amiga con la que iba a ir se fue a su casa. Llega tarde por casualidad, porque se quedó acompañando en un trámite a su prima. Se pregunta al caminar '¿Estoy linda?', se peina con los dedos a mitad de cuadra, y sigue hasta la esquina. Falta solo una cuadra, pero frena en la ochava, porque viene un colectivo por la calle que tiene que cruzar. Piensa en esa línea, hace unos años solía tomarla con dos que fueron alguna vez sus mejores amigos -uno de los cuales fue también bastante más-. Mira con desgano las caras de la gente que viaja arriba, una le suena familiar: Un chico rubio que escucha música en la línea de asientos más lejana, y mira por la ventana de su lado (que no es el de ella). Ella lo ve, a medida que lo reconoce, empieza a sonreír. Y entonces él la mira y también sonríe, se miran un momento, uno de esos instantes que duran años (como siempre que se miran). La sonrisa irónica de ella se hace cada vez más grande a medida que el colectivo avanza, y entonces él levanta la mano para saludarla, y ella se empieza a reír. Lo mira alejarse sin dejar de sonreír, y negando con la cabeza. Pero el colectivo ya pasó y ahora es libre de cruzar la calle, caminar muy poco y llegar hasta su destino, ese que sabe a ciencia cierta que siempre va a estar ahí, esperando... No es que no ansíe ese encuentro, ni que quiera negar su destino, ni que no se pregunte cuán aterrador sería que esa fiel espera no fuera eterna. 
Pero ella se pudre en la eternidad, se muere de claustrofobia. Es lo efímero de una mirada de 15 segundos lo que le llena los días. Es la sonrisa de ese chico pasajero la que se muere por probar. Y ya está aburrida de todos los otros. Se aburrió de esperar a ese que nunca va a volver, y de ser la mina que era cuando lo bancaba en todas. Se aburrió de besar a esos chicos preciosos que tanto la cargosean para llevársela a la cama, y de ser la mina que se ríe más de ellos que otra cosa, pero no los puede mandar a la mierda. Se aburrió de bailar con ese chico con el que bailan tan bien, y de ser la mina que es cuando extraña a ese otro chico que también la volvía loca bailando. Se aburrió de escribirse con ese chico que le festeja exageradamente todos los chistes, pero no se prende a flashear con ella, y de ser la chica que fue cuando le dio su celular, resignada. Se aburrió de la relación de amor-odio que tiene con ese amigo, y de ser la chica que tal vez volvería a besarlo, aunque él bese mal. Se cansó de pensar en su ex más reciente e idiota, y de ser la mina que todavía se preocupa por alguien a quien ella -ahora mismo- le da igual. Y se aburrió de ser amiga de su chico destinado, de besarlo sin sentir, de mirarlo sin pensar, de ver sus fotos como ve las de cualquiera, de escuchar sobre su chica y no sufrir, de dormir en la misma habitación, pero no en la misma cama, de desnudarse el alma, pero no el cuerpo con él, (exactamente al revés que con todos los demás). Se aburrió de no tenerlo... Y aún así no lo quiere tener. Todavía no. *A veces ni yo sé lo que quiero*  Porque no se aburrió de esos ojos claros cuando la miran desde un colectivo, o desde cerca. *Ya lo sé, lo dijimos muchas veces* No se aburrió de la ansiedad que le provoca el no saber cuándo lo va a poder tener, si es que alguna vez lo tiene. *Pero sé que no te quiero tener cuando no sepa lo que quiero... sé que te quiero tener cuando sepa que te quiero a vos* Y no se aburrió de no saber cuándo va a verlo... ni mucho menos de ese fuego que la desarma cuando lo ve. No se aburrió de no amar a ese simple desconocido, porque sí ama sus encuentros aunque sean muy pocos. No puede aburrirse de él porque sería aburrirse por completo de sí misma. En ese chico vive su esencia  porque ella es -en resumen- esencialmente histérica. Ella nació siendo histérica, y creció para ser la Histeria.  Se reconoce a sí misma en el hambre que despierta en la gente cuando se lo propone. Reconoce a un par en él porque es de los pocos que saben dejarla con hambre. Y le da pánico saber que allá afuera hay un chico que la ama y la va a amar por y a pesar de todas sus imperfecciones, así como ella lo ama y lo va a amar siempre a él. Le da pánico saber con cuánta facilidad podría rendirse ahora mismo a la perfección hermética de una relación con él, y empezar a saludar sin ningún deseo en la voz, y sin fuego en la mirada al chico rubio, o a cualquiera como él (aunque haya pocos que le causen ese efecto). Le da pánico estar siendo más que amiga, sentir cuando lo besa, pensar cuando lo mira, ver sus fotos durante horas, sufrir porque está con otra, dormir en su cama, estar tan pero tan cerca de entregarse por completo y de rendirse a tenerlo a él. Le da pánico resignar su posibilidad de historia con un chico rubio que conoció una vez, u olvidar que por unos años tuvo un amor platónico que necesitaba alcanzar por lo menos una vez para poder morir feliz, y una chica bastante tocada con la que le hubiera gustado salir un tiempo -contra todo mandato social y familiar y lógico-, así como le molesta pensar que su chico destinado es bonito enough como para voltearse a media facultad en 5 años más de carrera, pero que él también resignaría eso por estar con ella ahora. Le da pánico porque, al encarar cualquier otra relación, ella sabe de antemano que tal vez resulte mal, y se termine eventualmente. En esos casos, las cosas que se resignan, se resignan de momento y a futuro un rato más. Pero con él... con él las cosas se resignan de por vida. Vivió toda su vida sola, incluso cuando en teoría estaba acompañada. Hace apenas un mes ella empezaba a cansarse de su estúpida soledad rodeada gente, y ahora se plantea la chance de encarar por siempre una vida de a dos. Sabe que para eso tendría que resignar mucho de lo que define su vida tal y como la conoce desde hace años, y egoísta como es, no quiere resignar nada, aunque quiere tener todo. En medio de los besos que no puede evitar darle, presa de los impulsos idiotas propios que podrían llevarla a equivocarse otra vez, reconsidera y vuelve a entender que no puede resignar todavía nada de lo que le impide ser su dueña... porque entonces se aburriría, se aterraría y lo resignaría a él... y, sinceramente,
¿En qué se diferenciaría eso de resignarse a ella?


















Well it rains and it pours when you're out on your own. If I crash on the couch, can I sleep in my clothes? 'Cause I've spent the night dancing. I'm drunk, I suppose. If it looks like I'm laughing I'm really just asking to leave... ♪