martes, 22 de diciembre de 2015

I of the Storm

Necesito escribir en serio. Hoy demasiadas veces estuve por explotar, de frustración, de placer. Son tan diferentes. La magia de algo nuevo y TAN esperado contra el hastío de una situación que nunca quiero revivir y siempre vuelve. Estoy tan cansada, tan llena de vida a la vez. El verano hace eso en mí, históricamente. Llevo diez días de vacaciones y ya hice más cosas de las que puedo recordar, pero también pasé mucho más tiempo tirada frente a una pantalla del que jamás me permitiría en el resto del año. Cada año. Sé de una invitación que debería haber enviado de haber querido mantener treguas ancestrales que posibilitan fingir que algún día todo va a estar bien. Siempre pienso que de acá a unos años va a ser mejor. En medio de todo mi pesimismo, en el centro, optimista. Pero no preparo esa comodidad futura, acá no. No quiero vivir sola, no quiero un auto, acá no. Me mata tanto no estar en Europa. Podría relatarlo todo, al mediodía quería hacerlo, enumerar cada una de las ofensas y derrotas, pero ahora no. Toda la ira se fugó de mí en unos cuantos gritos cargados de todo, seguidos de... nada. O de un todo más dormido y de silencio. Mirar hacia el escenario con ojos vacíos y morirme de angustia y de bronca... no. De vergüenza. Vergüenza de mí por haberme quedado tanto tiempo. Por haber perdido tanto tiempo. ¿Voy a sentirme así cuando finalmente esté allá? La danza tal vez sea ahora lo único en lo que crezco. Y el resto es igual. Siempre llena de compromisos y logros que no saben a nada, excepto el jazz. Y ella no valora eso, no lo hizo nunca. No merece estar en mi vida. Y yo no merezco seguir haciendo sacrificios, tengo razón. Estoy segura de eso. Y estoy cansada de tener razón, porque así es más frustrante. Entonces el Universo equilibra las ganas que tengo de matarme vomitando enviando a un dj a activar. Por fin, ¿no?. Excepto que apenas llego te veo en el living. Gigantes pedazos de vos en cada pared. En dosmil años van a encontrar esos frescos ahora modernos y van a saber que exististe, que brillabas, que dolías. Dejaste tu huella eterna en el Mundo y en mí. Sobre todo en mí. Y con él, dios, es tan bueno como pensé que no iba a volver a ser bueno. Fuera de liga contra todo lo demás, aunque lo demás sea bueno, aunque lo demás valga inmensamente la pena, aún así: superior. No es tan bueno como con vos, simplemente porque él no es vos. Porque cuando termina no tenemos nada que decirnos. Porque irme de su casa no me mata. El chico que trae la Primavera tal vez muere un poco hoy cuando se va, dice que en unos meses se va a vivir a España. Oh, the irony. ¿Alguien más? Sé que hay mucha, mucha gente que está peor. Pero en mi círculo, en mi microsistema, a todos parece dárseles tan fácil. Y yo nunca tengo un mínimo de ventaja... siempre el camino difícil y largo. Nunca una puta ciudadanía de la UE. Never the fucking jackpot. Siempre elegir entre pocas opciones que matan alguito o mucho de mí. Siempre sentir y pensar demasiado. Nunca... paz. Sólo catharsis e iluminación momentáneas. ¿De verdad tengo que vivir otro año así? No creo poder soportarlo. Si llego a terminar este año sin otro ataque de pánico va a ser un logro increíble. Me vendría tan bien perder el control. Mi mejor amigo no lo entiende, no ve el honor en desquiciarse. Pero él siempre lo tuvo... todo. O casi todo, la ironía otra vez. Me fascina un poco la vida de gira y de fiesta, pero no es para mí, me encandila desde un lugar muy ajeno. Recuerdo eso, en el fondo y por debajo del cliché: que vivimos de formas muy distintas. Que te amo porque estás lejos, que cerca no me lo bancaría. Creo, pero tal vez, tal vez un poco estás cambiando. Hay cosas que nunca me habías podido decir, y me desespera tener que vivir esa evolución a esta distancia. Acostarme con tus amigos porque con el ingeniero industrial ya no me alcanza (nunca alcanzó). Pensar en pintar y no poder hacerlo. Querer vivir de noche y tener sueño. No saber qué soñé y qué pasó. Como tantas otras veces, saber que alguien piensa en mí mientras yo no lo extraño, no realmente, aunque lo quiera. Comprar regalos para fiestas quebradas y rotas. Tomar alcohol todos los días, sólo un poco, para seguir. Sentirme aburrida y sola, siempre con ganas de más. Siempre persiguiendo en mi mente un cambio.
Siempre volver acá a desmembrarme por escrito. 

sábado, 12 de diciembre de 2015

No se vuelve más fácil con los días.

Y te despertás un día y notás que en lo que va del año metiste 1/4 de carrera y un curso de Italiano con notas de 9 y 10 exclusivamente, y participaste de  dos muestras de danza alucinantes, y hay más de un chico inteligente y bonito siempre dispuesto a meterse en tu cama. Y anoche cerraste la última de tus responsabilidades académicas, así que te acostaste pensando en dormir hasta tarde, pero te levantaste a las 6am y desde entonces no volviste a dormir. Y el día está nublado y lluvioso y ya viste como 10 capítulos seguidos de Gossip Girl (muchos de los cuales ya habías visto alguna vez hace años) porque finalmente sos libre y tenés tiempo eterno para hacer lo que quieras, pero no juntas ganas de salir a ningún lado. Y lo único en lo que puede pensar una gran parte de tu cerebro desde hace casi un año es en estar en Europa. Te ganás otro 9 y querés estar en Europa. Te ganás otro 10 y querés estar en España. Te besa otro chico y querés estar en Barcelona. Y explotás de autoexigencia y te pasas de revoluciones y enloqueces, y ninguno de tus muchos logros parece ser más que apenas satisfactorio, y el mundo es injusto, y querés estar con él. Y te duele todo el cuerpo y no podés descansar, y aún con la diferencia horaria se despiden antes de irse a dormir. ¿Quién hubiera dicho que para tener sueño al mismo tiempo sólo teníamos que estar en continentes diferentes?

¿Quién hubiera caído tan fácilmente en semejante cliché?
Empieza un capítulo más... 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Cambiá el cubrecamas y no te cojas giles.

"Te amo", me dice el pintor del Pasaje. "Es lindo hablar así", y me abraza a través de una ventana. "Decime algo malo de mi obra", me pide. Critico las luces de navidad (maldita tendencia posmoderna), pero no es eso en verdad. No es nada que esté a su alcance corregir.
Es el fantasma desesperante que flota en todas  las paredes de este cuarto. De la galería en general. En los amigos. En la música. En los tragos gratis. Todo el evento impregnado de ausencia.
Se va a dormir el pintor de verdad, allá son las 4 y hace frío. Casi otro planeta. 

No se hace más fácil con los meses.
Quiero...

martes, 1 de diciembre de 2015

Quiero...


  • Quiero estar en París,
  • frente a una catedral gótica,
  • o en un parque de atracciones.

  • Quiero estar en París,
  • incluso ahora.
  • No quiero estar acá.

  • Quiero estar en el mar
  • y que su caos ayude
  • a calmar el mío.

  • Quiero estar viendo al David.
  • Ninguna reproducción que haya visto
  • le hace honor en absoluto.

  • Quiero estar en New York
  • donde se hacen los sueños:
  • en un musical de Broadway.

  • Quiero un auto
  • que parezca de juguete
  • pero sea de verdad.

  • Quiero encerrarme en el cine
  • a vivir vidas distintas
  • de la que vivo.

  • Quiero estar en Le Cirque des Rêves
  • porque nunca va a ser suficiente
  • una vida insípida y aburrida.

  • Quiero tener tantos libros
  • que nunca sea necesario
  • volver al mundo real. 

  • Quiero estar en Madrid
  • en el Museo del Prado
  • remediar ese error.

  • Quiero estar en Barcelona,
  • más por vos que por Barcelona.
  • Porque tu cama está ahí.

  • Quiero revivir esas noches
  • desquiciadas
  • de celofán.

  • Quiero que mis perros
  • vivan conmigo
  • y no tan lejos.

  • Quiero pisar el escenario del Colón
  • aunque sea una vez
  • antes de morirme. 

  • Quiero vivir en Bilbao, 
  • mi hermosa, única Bilbao.
  • Jamás sería infeliz.

  • Quiero tener un dragón de mascota
  • pero no me quejo
  • de mi caniche toy.

  • Quiero volver a Roma
  • y no encuentro ningún camino
  • que me lleve hasta ella.

  • Quiero aprender francés
  • y japonés,
  • y a tocar el piano.

  • Quiero conocer Londres
  • porque no me alcanza
  • con Rosario cuando llueve.

  • Quiero todas esas cosas
  • pero no las tengo ahora.
  • Entonces escupo arte.








miércoles, 4 de noviembre de 2015

Puppy, el David y Vos.


  • -Sos vos. Vos en esa foto: Libros y máscaras. 
  • -Te extraño. No tan seguido como antes, pero con la misma intensidad cuando me acuerdo de extrañarte.
  • -Sí,  yo también te extraño... Que se yo, sería muy muy bueno que estés acá.
  • -Sí... sería muy muy bueno estar ahí.
  • -Por dios, lo que mi mente sugiere. Tenes que venir, yo preparo la estética.
  • -Jajaj la puta madre, te juro que no hay nada que quiera más que estar en Europa... y preferentemente resignada a la imaginación y la estética que sugiera tu mente.
  • -Pff lo siento muy real. Podría evocarlo cuando quiera que se vuelve piel.
  • -Eso es así... hay días en los que estar con vos allá se siente tanto más real que estar con quien sea acá.
  • -Amén.


Si ya hubiera conocido al amor de mi vida, si él se hubiera ido a vivir a un océano de mí...
tengo que creer que lo sabría, ¿No?


Me hace sentir-exactamente-como un escenario.

lunes, 12 de octubre de 2015

Le Cirque des Rêves

La clase de amor en la que creo, la clase de amor que espero, es también una clase de magia.
Yo quiero un amor que lo consuma todo, uno sin el cual mi mundo sea inhabitable. Mi mundo es casi inhabitable, porque tengo un poco de amor. Mejor sería decir: "quiero un amor con el cuál mi mundo sea habitable." Un amor como esos que encuentro en algunos libros... no. No quiero un amor 'como el de...', quiero que otros quieran un amor como el nuestro. ¿Dónde estás? Te extrañé toda mi vida.
- Soy sólo una terraza en tu vida. Y me mezclo con el recuerdo idílico de una cama con más gente. - Me reprocha indignado un cierto chico de ojos verdes. Solía ser tanto más... y ahora me río porque es cierto. "Para mí sos la antítesis de lo cotidiano", me dijo una vez... es uno de los elogios más hermosos que me dijeron jamás. No quiero ser cotidiana. Pero esa clase de sentimiento implica también que nunca me elegiría... lo valoro por eso. Lo deseo por eso. Vale tanto más que cualquier otra cosa que pudiéramos haber llegado a tener... somos de mundos diferentes. 

A diez mil kilómetros de acá, mi pintor escribe desde una habitación que de a poco empieza a llenarse de pinturas nuevas. Me escribe y aún a través de toda esa distancia, después de atravesar todos esos mares, sus palabras me llegan casi al instante y son capaces de destruir mi sistema nervioso. Aumenta mi temperatura, acelera mi ritmo cardíaco: él es la antítesis de lo cotidiano para mí. (Y por eso nunca lo elegiría). Es la identidad que algunos construyen para algún otro en especial. Todos los días daría todo por estar ahí. Pero es más por el terreno que por él, por más de que el terreno incluya su cama. 
La belleza es un valor absoluto. El día en que te vea, sé que voy a reconocerte primero por eso. 
Si esa clase de cosas no existe, ¿por qué tantos son capaces de escribir al respecto con semejante nivel de detalle? Y si a veces me desespera tanto la necesidad de encontrar ese tipo de magia, ese tipo de historias, ¿cómo sé que el amor que espero no es igual de poco probable? ...en el fondo sí sé. ¿No es eso después de todo lo que lo hace tan valioso?
Es la antítesis de lo cotidiano lo que más vale.
No sé si algún día voy a cansarme de creer en todo esto. Si eso pasa, voy a saber que me estoy muriendo. Tal vez nazca algo después de eso, pero no voy a seguir siendo yo.
"No crees en el amor.", me lo han dicho tantas veces... yo creo en el amor más que nadie que conozca.
Y después está él. Amándome con una dependencia exagerada. Intoxicante, asfixiante. Pero querible.
Es tanto peor cuando lo amo, cuando estoy enamorada, pero aún sé que no va a ser suficiente. Y a veces lo fuerzo hasta casi un punto de quiebre, intentando convertirlo en algo que no es (pero podría, tal vez, ser... tal vez no). Todavía creo que dormir con él es inmensamente mejor que dormir sola. Todavía creo que dormir con él es mejor que dormir con algún otro. Todavía dura. Pero la abstinencia llega puntual, como si supiera. Como una droga, como un reloj, no puedo ser fiel. Me resulta más fácil estar sola.
Creo en la fidelidad, lo que desprecio es la monogamia. Hacia todo el que no sea vos. Sé que podría serte fiel fácilmente... y sé a la vez que prometerlo no haría falta. Donde estés, sé que es lejos. Si estuvieras cerca nunca podría irme de acá como quiero. (Si estuvieras cerca, te irías conmigo). Pero en fin, ¿tiene algún sentido sentirme culpable si no hago las cosas como él las quisiera? Sé qué clase de acciones lo lastimarían, no quiero hacerle mal... pasé por esto mil veces. Está viniendo hacia mí, lo estoy esperando, y a la vez... no soy del todo suya. Nunca del todo de nadie. Siempre un poquito tuya, y en tu falta, de tantos otros.
Sos el parámetro de todo lo que quiero por compañero. A tu medida juzgo y castigo a quienes no son vos. Cuando te vea, cuando seas parte activa de mi historia, no voy a necesitar escribirte más cartas, porque vas a poder leer todas estas, las que te escribo desde hace siglos. Cuando te tenga, igual, seguramente te escriba lo mismo. 

Ojalá exista un rincón en el mundo en el que podamos volvernos locos. Vos y yo, sin nada que nos contenga, sin nadie que nos detenga. Vos, y la naturaleza, y yo. Fingiendo que el resto del mundo no existe. Que todo es arte, que todo es magia, que todo es libros. Escapándonos de ahí para conocer por todo el globo pedazos de historia.
Te amo, mi querida mitad desconocida, por vos en el centro permanezco eternamente niña. Por vos no crezco, no maduro, no dejo de creer.
En ese punto de la vida en el que los humanos normales dejan de creer en Disney y en las fiestas, en los fantasmas y en la magia, en ese punto exacto en el que todo individuo común y corriente abandona para siempre su infancia y se sumerge en un mundo mucho más gris y coherente, yo te pensé.
Me anclaste a todos los mejores sueños. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

I guarantee that you'll wake in a better place, in a better time.

No vomites. Ya lloraste, si querés, llorá de nuevo. Pau, dejalo ir. Lo dejaste ir hace años. Dibujá. No le digas más de lo que ya le dijiste. No idealices. Duele. Sí. Sabés que no es el amor de tu vida. Y que nadie estuvo tan cerca como él de serlo, pero no lo es. Tal vez ni siquiera te quiere. No le importás. O tal vez sí, tal vez más que vos a él. No sabés. Nunca supiste, probablemente nunca sepas. Dejalo ir. Ya se está yendo. Siempre estuvo destinado a cosas grandes. Más grandes que vos. Lo sabés. Por eso nunca te permitiste amarlo. Yo no soy una sombra. Ni siquiera suya. Te prometo que si fuera una sombra, sería la tuya. Cruzaría el mar para encontrarte. Y me regalaría. Y sería feliz. Tal vez, tal vez no. El gusto a bilis, es terrible. No vomites. Dibujá, bañate. Llorá de nuevo. Y no te arrepientas. Porque sabías que este momento iba a llegar, y justamente por este momento hiciste todo lo anterior. Te animaste porque sabías que no era eterno. Porque sabías cuánto lo ibas a extrañar. Porque ya lo extrañabas demasiado. No te arrepientas. Afrontá el hecho de que estás sintiendo algo fuerte, no algo malo. No distraigas tus emociones. Pintá. Pintando es la única forma digna de despedirte de él. ¿Qué importa si la última vez que lo viste no era él? Sabés exactamente en qué beso se despidieron. Pau, no te sientas mal. Sos quien sos porque lo conociste. Porque te lastimó. Porque lo perdonaste. Sos quien sos porque una parte de vos lo ama sin tu permiso. Sos quien sos porque él se va. Porque uno de los dos siempre se está yendo. Porque esperás a otro. Una parte de él es tuya, dejalo ser. Dejalo ir. Podés hacerlo porque sabés, en lo más recóndito de tu corazón, que vas a volver a verlo. Podés hacerlo porque deseás, con tu voluntad entera, que la próxima vez sea allá. 

viernes, 24 de julio de 2015

Disintegration.

Como una sombra. Y ahí va la más grande de mis nuevas conquistas. Extraño más dormir con él de lo que necesito hacer tríos con otra gente. Pero jamás voy a poder superar al chico más lindo del mundo. Todos los demás son espejismos. Y odio el personaje. Se mueve detrás suyo como una sombra. "Perdón por ser tan duro", me dice, 'No sos duro. -le respondo- Por momentos tenés mucha razón y me alegra tener a alguien en mi vida que me diga las cosas que vos me decís. Pero por momentos hablás al pedo y me dan ganas de golpearte con una almohada. Jajja, en todo caso me alegra que estés en mi vida para golpearte con una almohada.', y él dice "Gracias". Cada vez en la historia que él me dijo "Gracias" sentí su amor. 'bobo..' le digo, así, sin mayúscula, para que sienta el mío. Ella se mueve detrás suyo como una sombra. Y no es la misma clase de sombra que soy yo cuando estoy con él, esta me da mala espina. Tal vez no me arriesgué a perderla a ella hasta que... necesito acostarme. Menos luz. El insomnio me hace cruel. Presiento que mi peluche fiel no va a alcanzar. Extraño desesperadamente dormir con él. Nunca había desesperado tanto de una forma tan incoherente. 'Odio dormir solo', es por eso, es un par. Odio las vacaciones. Odio el tiempo libre. Odio dormir sola. Odio amar bailar. Odio todo hoy, el día no se termina hasta que me duerma. Odio hoy. Vamos a dormir -sola-.

miércoles, 8 de julio de 2015

Pero sí para matar el recuerdo.

Yo solía ser valiente, a niveles idiotas, impulsiva. Yo solía arriesgarme a cualquier precio. Yo solía ser tanto más segura de mí... Y si nunca logro superarte, cuando las ganas dominen por sobre todos y cada uno de mis principios estructurales, cuando eso pase.... Yo solía acostarme con cualquiera que me gustara físicamente, porque creía que la vida sólo vale la pena si se vive con dolor y con orgasmos... ¿Puedo volver a vos?... Yo solía darle la bienvenida a los problemas, porque con ellos siempre vino la diversión. Yo solía no dudar. Yo solía entregarme por completo, sin reservas, con todos los miedos quemando en carne viva pero sin ninguna intención de dejarlos dominarme. Yo solía recibir al dolor como una prueba de que estaba viva... Yo solía no frenar nunca si tenía a la pasión de cara frente a mí. 
Recuerdo un tiempo en el que no me daba miedo enterrarme en la inmoralidad más profunda. Me pregunto si algo de todo esto va a importar cuando esté casi muerta. Me pregunto si siquiera va a importar de acá a un año. Me pregunto si las cosas tienen relevancia aún si nadie se entera de que alguna vez pasaron. ¿Cuánto estás dispuesto a perdonarle a otra persona? No sé si en todos estos años crecí realmente. ¿Cuántas veces estás condenado a repetir la historia? No sé si en todos estos años aprendí a soportar mentir. Cuando pude amarlo no lo quise hacer, pero nunca estuve dispuesta a olvidarlo. Una vez, al estilo del artista mágico, reproduje una figura en acuarela con tanta exactitud que la saqué de adentro de mí. Recién ahora empiezo a pintar con acrílicos, la gente cree que soy realmente buena. No lo soy. Nunca soy tan buena en nada como me gustaría serlo, como intento ser, ni siquiera en mi forma de vivir. ¿Cuánto poder tiene tu deseo sobre todas tus decisiones? ¿Cuánto debería tener? No sé quién quiero ser y odio dormir sola. No sé cuándo merece una segunda oportunidad un criminal. ¿Estás dispuesta a morir con la duda de qué hubiera pasado si...? Nunca le dije si lo extraño más de lo que lo odio. Sé que me conviene odiarlo más. ¿Por qué tiene un termómetro alguien que nunca cuidó su salud? No sé cuándo caduca un crimen. Pero sí le dije que nunca lo dejé de querer. Me pregunto si algo de eso realmente me sigue importando ahora. Me pregunto si me voy a arrepentir después. Me pregunto si algo de todo lo malo que alguna vez haya hecho importa, si lo adoro tanto siempre.
Y acá estás, hola, Paulina, bienvenida al Downward Spiral. Ya sabés cómo funciona: No podés escaparte de él  hasta después de haberlo atravesado por completo. ¿Cuál es la única forma de salir de un laberinto? Rompiendo las paredes. Ya sabés cuáles son los pasos a seguir.
Paso 1) Get drunk &/or high as fuck. (That's stupid).
Paso 2) Teñite el pelo de un color estúpido.
Paso 3) Escuchá música fuerte y acostate con alguien estúpido, preferiblemente al mismo tiempo.
Cuando todo lo demás falla, repetir la operación. Una, dos, tres veces. Entran toxinas, cambia el pelo, te despertás en una cama diferente. Querés romper cosas porque sí. Querés consumirte hasta vomitar. Y ahora además transformás el dolor en arte. La danza se vuelve a apoderar de tu ser. Hola, bienvenida, la extrañabas. Y esa sensación. De ser la mina más poderosa del mundo, nunca la habías sentido antes frente a este espejo. Es demasiado éxtasis para tan pocas semanas. Demasiados gatitos. Pasás de la histeria a la depresión en un instante. Querés desaparecer. Fundirte en pintura. Escuchar Radioactive hasta que no quede un solo músculo intacto. 666. Want. Hip Hop francés. No puedo más. No sé cómo desear más que te vayas y extrañarte tanto al mismo tiempo. No sé cómo decirle que me aburrí de él pero lo sigo queriendo. No sé pero es tan bueno aunque no sepa escribir y sea otro drogadicto. Demasiada gente. Y Buenos Aires. Aterradora y Atractiva como siempre. Dejá de romperte la cabeza (no podés). Dame un poco de paz. Te va a explotar el cerebro si seguís así. Mentira, sigo así hace 21 años. Sigo así hasta que me muera.

domingo, 5 de julio de 2015

Radioactive!

Then I have you. Then I don't. Then I'm heartbroken. 

martes, 30 de junio de 2015

Soy algo tan chico y quiero ser tan grande.




Somos inconformistas que nunca paran de escupir arte. 
Y en las locuras que nos matan a diario nos une sólo eso, la claridad absoluta con la que vemos las cosas, el terror a ser mediocres, la búsqueda eterna de sublimarnos desde y a pesar de la depresión, y las ganas de amar más y poseer menos. 
La mayor paradoja es que siempre voy a estar atada a vos, porque me dejaste ser libre. 

martes, 16 de junio de 2015

Horacio Brent sabe que lo tiene todo. Lo sabe desde que tiene conciencia.

La última vez que te hablé me pediste que criticara un cuento que habías escrito. Trataba sobre un hombre cuyo éxito en la vida pasa por su trabajo en economía y ventas, un tipo con mucha plata (invertida en ropa y muebles), siempre rodeado de gente elitista y poderosa, moviéndose de un club a otro. Un tipo sin sueños, sin viajes, sin arte, sin amor real, pero admirado en los círculos  que transita. Al final del cuento uno descubre, bajo cierto velo pesadillesco, que Horacio es en realidad un anciano o un loco, alguien cuya vida en la que "lo tiene todo" pasa solamente en su mente. 
En ese momento lo leí por encima y con poco tiempo, corregí más que nada cuestiones de gramática, no lo sobre-analicé. Recuerdo haberte dicho que el final me había sorprendido, porque estaba esperando que Horacio se suicidara, renunciara o enloqueciera. 
No volvimos a hablar después de eso. Como tantas otras veces yo intenté hacerme cargo sutilmente del hecho de que nunca fuimos amigos y nunca lo vamos a ser, por ende nos hablamos con un solo objetivo. Y como tantas otras veces vos pasaste por ingenuo inocente, como si desconocieras todo eso, como si te diera miedo seguir hablando conmigo a riesgo de mandarte una cagada. Como si fuera la primera, ¿podés creer? Tu cara da para todo. 
Pero yo releí el cuento, como te había prometido, porque después de la primera intenté no romperte nunca más una promesa. Y entonces me chocó: Yo esperaba que Horacio se liberara de alguna forma al final del cuento, porque para mí la pesadilla era que esa vida fuera real. Lo que en tu cuento describías como la vida ideal y perfecta, es todo lo que yo considero una vida vacía y mediocre. Y si bien ya había sentido lástima por vos muchas veces, cuando entendí eso fue la primera vez que sentí entre nosotros una diferencia irreconciliable.
Pasé dos años de mi vida amándote a pesar de tus elecciones, a pesar de tu novia que odiaba que hicieras Teatro Musical ("¡si en ese ambiente se manosean todos!"), a pesar de tu trabajo en la Bolsa de Comercio (porque, lo reconozco, te queda increíblemente bien el traje), a pesar de que nunca priorizaras el dibujo o la escritura, a pesar de que la vida bohemia en Madrid, Bilbao o Roma conmigo sea totalmente posible en la vida real, y la derives a un universo paralelo sólo por cobardía. Pasé dos años de mi vida amándote porque creía que todas esas elecciones estaban en la superficie, pero en lo más profundo de vos, en el corazón, en el centro, había un artista. Pero un artista de verdad ni siquiera en un cuento escribe la vida de Horacio sin dar señales de despreciarla. Podía amarte a pesar de tus decisiones, pero no puedo amarte a pesar de tu esencia. No cuando representa lo que mis principios más básicos y arraigados rechazan con fervor. No cuando hace muchos años dejé de amar al chico de ojos negros porque nunca habría podido ser feliz en su mundo. 

Por primera vez siento que tu presencia en mí es extraña, ajena, indeseable. Y el fantasma de vos que vive en mi subconsciente ametralla mi imaginación con sus balas más pesadas, me envía imágenes de vos que nunca antes fueron tan nítidas: Vos, frente a mí en la peatonal, tu ropa definida hasta en el corte de tu saco. El brillo del sol aguando los ojos más verdes del mundo,  que me miran con ese dejo de tristeza que los hace tan inmensamente hermosos. La perfección de tu piel, la línea de tu boca que apenas amaga a sonreír. Tu pelo brillando en veinte tonos de dorado. Tus manos en los bolsillos del pantalón. Y me duele. Porque yo sí soy una artista, de la escuela más clásica, víctima y esclava de la Belleza. Me duele y me atraviesa como la Inspiración, pero por primera vez no me ato a ese dolor... intento dejarlo ir. Modelo el recuerdo a conciencia y hago aparecer, cada vez más distinguible, al nuevo chico más lindo del mundo. Lo dibujo en mi mente: El look del primero, la altura del segundo, la inseguridad del tercero. La belleza desesperante del Pintor, la sonrisa pícara de Histeria, el apodo exclusivo que me dedica, uno como el que tenías Vos, pero más lindo.  
Y algo puramente suyo: Yo. La forma en la que actúo frente a él. La voluntad innata de serle fiel, las ganas de tenerle paciencia, el enamoramiento valiente. Todo lo que no fui para nadie en muchísimo tiempo. Me gusta esta versión de mí que existe para él. Me gusta la versión de él que crea para mí. Estoy enamorada, lindo, de alguien que no es vos. ¿Podés creer? 
Y cuando hablo sobre él digo que no sé cómo explicarlo, que me cae mal casi todo lo que dice, que me molesta casi todo lo que hace. Que no entiendo cómo funciona mi ser cuando se  enamora de él todos los días. Que no soy dueña de mis motivos. Que no lo puedo evitar porque simplemente me sale. Pero no es del todo cierto. Porque sí, la cáscara es de lo más hermoso que toqué jamás, y la inmediata superficie está llena de aparentes desperfectos... ¿pero su esencia? Aún sin formación ni talento ese chico es un artista. 
Ayer mismo me dijo "Si quisiera podría volver a trabajar en el banco, ponerme traje todos los días e ir a trabajar 9 hs, pero no quiero eso. Incluso lo saqué de mi currículum porque no quiero trabajar de administrativo, prefiero ser feliz." y esa sola afirmación para mí lo vale todo. En esa sola frase Horacio Brent se pega un tiro, deja su trabajo y enloquece. 
Uno no elige de quién enamorarse, pero sí cuándo dejar de pelear por ese enamoramiento. 
Y ya no quiero pelear por vos. No cuando tengo a mi lado a un chico cuya vida se mueve en el mismo sentido que la mía, cuyo mundo y el mío se tocan en tantos puntos. No cuando me enamora un chico que me elige, ahora más que nunca, que cambia para ser más feliz, que sonríe cuando me ve y se mueve en cámara lenta cuando se va. 
Y sé que mañana puedo odiarlo, a veces es así conmigo, a veces todo se da vuelta de un día para el otro y cambio radicalmente de discurso por un gesto... pero en este momento no me importa. Quiero que la suya sea mi historia. Quiero escribir para él. Quiero que él me duela y me canse y me apasione. Quiero moverme hacia lo nuevo como los vanguardistas. Quiero mi vida tal y como es en este instante, pero un segundo mejor todos los días. 
Quiero todo eso sin vos. Quiero todo eso con él. 

miércoles, 3 de junio de 2015

El factor de riesgo es ser mujer.

Después recordá que estabas ahí cuando te de paja acompañarme hasta mi casa a medianoche, si total puedo caminar sola. Después recordá que estabas ahí cuando me digas exagerada porque no me quiero subir sola a un taxi. Después recordá que estabas ahí cuando naturalices que yo, por ser mina, elija a diario mi ropa y las calles por las que ir en función de evitar que me violen, me roben o me maten. Recordá que estabas ahí cuando no te parezca tan grave que la semana pasada un tipo me haya seguido hasta la puerta de mi casa. Recordá que estabas ahí cuando no creas que el acoso callejero amerite tanta histeria. Recordá que estabas ahí cuando no entiendas que quiera vivir en Europa, porque acá nunca jamás me sentí segura y libre. Recordá que estabas ahí cuando sólo valores mi compañía si ves realizable la posibilidad de cogerme en algún futuro cercano. Recordá que estabas ahí cuando digas que te importo, pero no te gastes para nada en demostrarlo. 
Después recordá que estabas ahí, y sentíte hipócrita, porque con ir a la marcha y posar para la foto no alcanza, para vos la vida sigue, yo todavía tengo miedo todos los días. 


domingo, 24 de mayo de 2015

Yo no podría escribir sobre vos sin crear un personaje.

- Podria escribir una enciclopedia Paulinista, pero ya la escribiste vos parece.
- Jajaj, ¿vos decís que me conocés lo suficiente? 
- Para nada. Podría escribir un pequeño cuento, que parecería una novela inconclusa.
- Entonces se parecería a mí.


¿Cómo se supone que crea que no sos el amor de mi vida cuando me hablás así? "Hay mucho más en la vida que sólo sexo, Paulina", me dijo hoy, y es cierto, pero nada que él pueda darme.

"Bueno, pensá que en un mundo alternativo y paralelo somos dos escritores que viven bohemiamente en Madrid, Bilbao o Roma, que escuchan jazz en una habitación y beben ron con un grupo de bohemios..."
Lo pienso, amor. Lo difícil es dejar de pensarlo. No hay mundo alternativo y paralelo en el que sea más feliz.

Bienvenida de nuevo a la realidad. Bienvenida al mundo en el que sos una bailarina que vive capitalistamente en Rosario, que escucha indie en una habitación y toma porrón con alguien que no es él. ¿No es tan malo, no? No. Por momentos es bastante bueno. Su abrazo es tanto mejor que despertarme sola. Su cara haría zarpar mil barcos. No es tan malo. A veces no es malo en absoluto.
Simplemente no es perfecto. 

martes, 19 de mayo de 2015

You pour your life down the rifle's spiral ♪

Y si nunca logro superarte, cuando las ganas dominen por sobre todos y cada uno de mis principios estructurales, cuando eso pase, ¿puedo volver a vos?

lunes, 18 de mayo de 2015

Yo.

Yo solía ser valiente, a niveles idiotas, impulsiva. Yo solía arriesgarme a cualquier precio. Yo solía ser tanto más segura de mí. Seguidora devota de Oscar Wilde, decía que hay que vivir la vida con pasión sin importar el costo emocional que eso conlleve. Yo solía golpearme de lleno contra la misma pared tantas veces y con tanta convicción que al final ella se rompía y yo no, yo seguía adelante. Yo solía acostarme con cualquiera que me gustara físicamente, porque creía que la vida sólo vale la pena si se vive con dolor y con orgasmos. Yo solía enamorarme y dejar todo, todo de mí. Yo solía amar en forma tan absoluta y violenta que me moría por amor todos los días. Yo vivía al amor como al arte, con todo lo que tenía para darle, buscando siempre dar un poco más. Yo solía suicidarme emocionalmente por toda cara que me volara la cabeza. Yo solía darle la bienvenida a los problemas, porque con ellos siempre vino la diversión. Yo solía no dudar. Yo solía entregarme por completo, sin reservas, con todos los miedos quemando en carne viva pero sin ninguna intención de dejarlos dominarme. Yo solía recibir al dolor como una prueba de que estaba viva. Yo solía ser mejor. Yo solía decir que no importa, no importa quién te guste o por qué, no importa lo mal que te caiga, si te gusta, nunca importa. Yo solía predicar mi valentía entre los cobardes, yo solía romperme, armarme y seguir. Siempre seguir. Yo solía no frenar nunca si tenía a la pasión de cara frente a mí. 
¿Sabés cuál es el problema de vivir dispuesta a romperte? Que un día los pedazos son tan chicos que ya no encontrás la forma de volver a ponerlos donde iban. Un día me desperté tan quebrada que no me pude levantar. Pero cada vez que se me presentó la oportunidad, elegí seguirme rompiendo. Y un día el dolor dejó de encontrarme en forma de ojos verdes en algún rincón de la peatonal. Y un día no mucho después de ese día, en la misma peatonal, te encontré a vos. 
Yo debería haberte conocido antes. 
Cuando te vi por primera vez, te reconocí entre 200 personas. Te elegí. Pedí volver a verte. Paulina exige, y cuando lo hace con absoluta honestidad, el Universo obedece. Yo me animé. Creí que estaba siendo tan valiente como siempre. Pero en el segundo en que te tuve, cuando llegaste a tocarme, se abrieron todas las grietas, quedaron a la luz todas las cicatrices, dejaste en evidencia hasta qué punto estoy rota. Estoy rota. Y ya no soy valiente. Pero cuando pasa el pánico, cuando me enfrío, todavía intento serlo. Perdón.


martes, 20 de enero de 2015

“I just can’t believe that life would give us to each other," he said, "and then take it back." ‘I can,’ she said. ‘Life’s a bastard.'

El chabón me gusta tanto que es contraproducente, porque me pongo imbécil cuando estoy con él. A mi torpeza habitual se le suma la falta de motricidad fina en su presencia, y olvido nociones idiomáticas básicas... en esas circunstancias siempre me pregunto qué estaba pensando la naturaleza cuando metió el amor idiotizante en el medio del proceso reproductivo. No puedo entender desde el punto de vista biológico/evolutivo que una persona pueda provocar eso en otra del sexo opuesto, ¿qué sentido tiene? Si él fuera un león o un perro jamás flashearía poner el futuro de su descendencia en mí... osea, en mí-real capaz sí, en mí-cerca-de-él ni a palos.

"¿Te das cuenta de que me pegaste como 3 veces cuando nos estábamos cambiando?" me pregunta, y yo me río porque es cierto, ESE nivel de torpeza. 

De por sí no sé cómo llegué a estar acá, gracias a mi locuacidad e ingenio definitivamente no... gracias a él, que siempre es puro encanto y vive por encima de la situación cuando me ve. Que tenga tanto autocontrol y registro de su cuerpo y de su voz en mi presencia es doloroso. Si pudiera ser con él como soy con todos los que no me gustan (tanto), tal vez ya se habría enamorado de mí mil meses atrás. Me pregunto si alguna vez se pone torpe cuando la ve... si alguna vez perdió el carisma ante nadie.

- Ese era él.  - Le dije a mi mejor amiga mientras pasábamos por al lado de tu trabajo. - Ese era él.
- ¿Dónde? ¿Cómo sabés?
- Porque era él... sé que trabaja acá, paso por esta esquina con todos los sentidos a mil. 

Y más tarde me preguntó:
- ¿Te hizo mal verlo? 
- Sí, no te voy a mentir. 
- No, obvio. 
- Es que si lo veo y no sé, lo saludo y hablamos es distinto. Es más...
- Real.
- Sí... pero verlo así, dos segundos mientras cruza una puerta, es como ver un fantasma. 
- Y ahora ya sabés dónde está, lo tenés re presente...
- Y aún así voy por la calle y lo busco. Es como... ya sé dónde estás, ya sé cómo estás vestido, ya sé que ese no sos vos, basta!

Pero nos fuimos a lo de mi hermana y se me pasó un poco. En el camino le comenté que me había desvelado a la madrugada sin poder parar de pensar en vos. Las brujas de mi familia... en fin, es muy fuerte. Y cuando pensé en volver a casa y vi la hora... aproveché cada distracción posible, pensando en el fondo de mi mente que cada minuto que pasaba me alejaba del horario en el que puedo cruzarte cuando salís, si total podés tomarte un colectivo ahí nomás e irte lejos, lejos de mí... pero no funciona así, entre nosotros no.
Entre nosotros, cuando el universo se pone de acuerdo con nuestra historia, cuando se alinean los planetas, cada minuto que pasa me lleva a pasar por un cierto lugar en el mismo exacto momento que vos. A colisionar. A verte dos veces en un día, cuando normalmente no te veo nunca... a no olvidarte. 


Y lo demás... lo demás es lo de siempre. El intento de charla civilizada, fallando. La invitación redundante, (¿cuándo te dije que no?). El encuentro. La ansiedad. El momento en el que dejo de intentar ser dueña de mí y se va todo, todo lo que no es indispensable para seguir viva. La locura momentánea. La amnesia relativa que perdura todas las veces, después. Todas las pequeñas muertes. El único lentísimo intento de renacimiento. La desesperación asfixiante cuando percibo que de a poco la realidad va volviendo a tomar el control de tu mente, y estás a punto de aislarte de mí. El beso de despedida, insuficiente, como siempre. El movimiento desgarrador de darme la vuelta y caminar hacia el frente, sin mirar atrás, sin mirar atrás. Seguí caminando, no te vuelvas, no pienses en él. Olvidate. Y no olvidarme. Y pensar en vos. Pero no volver, y seguir caminando. 


Hartarme. Alejarme. Escucharlas discutir desde mi habitación. Poner música para tapar el ruido. Tener que pararme e ir a poner orden porque están gritando y hay vecinos... hay vecinos. Y sentir que hace cuatro, cinco años ya que vengo oyendo las mismas cosas. Sospechar que no se va a terminar nunca. Que nos vamos a morir de a uno con los mismos resentimientos y las mismas contradicciones. 
Salir de mi casa aunque llueva, aunque sea muy temprano, aunque hayan vuelto a discutir en un tono de voz más normal. Y comprar cigarrillos aunque no fume, aunque odie a los fumadores, aunque sólo me gusta fumar tabaco raras veces, cuando estoy sola y nadie me ve. Y esperar el colectivo en esa esquina, a esa hora. Y soñar que salís y me ves. Y que no pase, obviamente, nunca pasa cuando lo espero así. Pero sabiendo que no va a pasar porque lo estoy esperando, esperarte igual. Soñar que venís y me llevás con vos. 
Que por un instante y para siempre vos también sentís lo mismo. Que sí sos para mí. 
El amor de mi vida, el príncipe azul, el beso al final de la película, la declaración de amor tardía, mi alma gemela, mi destino, todo lo que orquesta la ciudad el trece de cada mes 
-según parece-, pero todos y cada uno de mis días, de acá a que me muera, con vos, por vos.
Y escribiendo me doy cuenta de que pasó de nuevo... te convertí en una idea, te platonicé... te hablo a vos, pero ya no creo estar pensando del todo en vos. Te amo, creo. Te extraño, ya no sé. 
Ojalá viera en tus ojos el mismo fuego todas las veces cuando me mirás. Ojalá nunca tuvieras esa máscara de expresión fría. Ojalá... 7 de Marzo del 2013, esa fue la primera vez que te vi.
La primera vez que me gustaste, me lo hizo notar una amiga el otro día. Van casi dos años de eso. Dos años llenos de ojaláses y platonizaciones, sí... mucho más que de tu fuego y de tu risa, y de todo lo que tenés de real. Pero dos años de vos. ¿No es mucho tiempo ya?
¿No iban como dos años y hastío de él cuando apareciste? 


All I do when we're apart is think about you, and all I do when we're together is panic. Because every second feels so important. And because I'm so out of control, I can't help myself. I'm not even mine anymore, I'm yours, and what if you decide that you don't want me? How could you want me like I want you?


sábado, 3 de enero de 2015

And his eyes were so green they could turn carbon dioxide into oxygen.

"¿Por qué todavía no escribiste una entrada?" Me preguntó una amiga al par de días, cuando le conté muy por encima. 'No sé, no tuve tiempo', pero no era eso. 
No había escrito una entrada porque escribo cuando me empieza a doler, y hace dos semanas no dolía.
En ese momento no dolía, ni esa noche, ni esa mañana, ni al día siguiente, ni al par de días. El año pasado, casi no dolió. Mientras estuve bajo el efecto prolongado que ejerces como droga, no tenía por qué sufrir los efectos destructivos de la abstinencia. 


Pero ahora sí... ahora duele. Y aún así, ¿qué puedo escribir sobre vos que no haya escrito ya?
Puedo contar la historia de cómo fue, pero los que importan ya la conocen. Puedo escribir los detalles que no le conté a nadie, o casi nadie... pero en este momento son míos, y me da miedo escribirlos y que empiecen a borrarse de mí. 

Puedo escribir todas las veces que intenté razonar algo estando cerca tuyo y sólo me salió pensar
"Te amo... te amo.. te amo." y obviamente no lo dije. No te lo diría nunca. No ahora al menos, no así. 


Puedo escribir que ahora que te extraño, que ya pasaron todas las fiestas sin verte, de nuevo estoy empezando a sentir que si te viera, si te tuviera otra vez, te abrazaría sin poder dejarte ir y te suplicaría que por favor, por favor no te fueras. Aunque recuerdo que cuando te tuve, tenerte se sentía normal. 

Cuando te tuve, vos te arrastrabas a mis pies, y yo apenas te miraba, o te hablaba... te dejaba rogar.
Y cuando al fin me besabas, o me tenías de cualquier forma, eso se sentía real. Y todo lo demás una mentira. Estar con vos es real, abrazarte y besarte es real. Estar acá sentada sola escribiendo, eso es falso, forzado, mentira. Nuestras vidas cotidianas, no hablarnos, no saber nada del otro... eso suele ser lo real, pero cuando estamos juntos se nota que es mentira. 


Y te extraño. Casi un año, dijiste, 'no aguantamos'. Cuando llevaba meses y meses sin verte (más que a veces, de vez en cuando, cada mucho en la calle, un instante), cuando por fin había dejado de pensarte y buscarte a diario bueno, a veces pensaba en las cosas que me habían enamorado de vos, pensaba en que debían haber sido tu humor, tu inteligencia... todo eso también es mentira.

'Me gusta ser una gran mentira al principio, pero un caballero real.', y la verdad, tampoco es eso, mi amor. Cuando te tengo enfrente lo sé mejor que nadie: No te amo por nada que sea culpa tuya, no te amo por nada que vos o yo hayamos elegido. No te amo por nada que podamos controlar.

Te amo porque sos lindo, increíblemente lindo. Inhumanamente lindo. Te amo porque al contar una historia sonreís mientras hablás, y tus dientes son perfectos. Por la línea que dibuja tu pelo contra tu nuca. Te amo por tu mandíbula, hay algo realmente increíble en su forma. Porque tu piel es dorada y blanca y tostada, todo a la vez. Porque tus ojos brillan cuando me mirás. Te amo por el timbre de tu voz, y porque el sonido de tu risa me hace sonreír. Te amo porque me tocás y ese tacto es radiactivo. Porque cuando duermo al lado tuyo me despertás de alguna forma molesta, y cuando yo abro los ojos te das vuelta y seguís durmiendo. 
Te amo porque cuando por fin estoy viviendo ese momento que soñé mil veces, de tener sueño con la cabeza apoyada justo sobre tu corazón, las contracturas empiezan a ganar terreno y el cuello empieza a doler demasiado, así que me resigno a moverme, intento salvarme con cuidado del agarre de tu brazo, pero aún dormido te das cuenta, y lo ajustás más, y te das vuelta conmigo para abrazarme mejor, para que yo duerma cómoda, pero siempre cerca tuyo. 

Te amo aunque seas una basura, aunque ya ni siquiera intentes esconderlo... aunque tengas novia y no la vayas a dejar. Te amo incluso más ahora que recordás mi perfume, y pensás en mí, y extrañás mi piel. 

Pero por sobre todas las cosas, más allá de todo lo que sos y provocás en mí... te amo porque me hacés amarme. Porque cuando estoy con vos y me mirás, me hablás y me sentís, me convencés de que soy la mina más deseable del mundo. Mientras te tengo, y al rato de tenerte, soy hermosa, y copada, y segura, tan segura de mí misma que puedo tener a cualquiera. Y gracias a vos recuerdo cómo me sentía hace unos años, cuando si era por mí, podía tener a cualquier ser que me atrajera en la Tierra. Te amo porque ya nadie me provoca eso, y porque nunca nadie lo provocó como vos. Te amo porque sólo lo que me provocás podría ayudarme a superarte... supongo que sigo al horno entonces. 

You shut your mouth, how can you say I go about things the wrong way? I am human and I need to be loved just like everybody else does. "There's a club if you'd like to go, you could meet somebody who really loves you", so you go, and you stand on your own, and you leave on your own, and you go home, and you cry, and you want to die... When you say it's gonna happen "now" well, when exactly do you mean? See, I've already waited too long, and all my hope is gone... ♪