No recuerdo la última vez que alguien me fascinó tanto. No sé bien cómo explicarlo sin sonar enamorada... la gente normal no entiende nada. Pero a un momento está creando genialidad de la nada, de su propia mente, rasguñando una pintura, ensuciándose los dedos, tirándole con latas de pintura a un ojo imperturbable, al siguiente está gritando sobre su abrigo preferido que se manchó en el proceso, intentando limpiarlo con diluyente y urgencia, porque ama la ropa. Estoy sentada en un sillón mirándolo de a momentos, o admirando mis propias piernas, pensando en bailar. Tengo puesta su campera... pienso que no la usaría jamás en público.
Y sigo tomando cerveza, intentando descifrarlo, escuchando música.
Dice que quiere orden y desorden en sus cuadros, que en éste quiere que el ojo sea el orden.
Le señalo que las gotas de amarillo que mancharon el iris se ven bien a pesar de eso. Y me dice que sí, que eso es lo que le encanta, dice "Esa es la parte que uno no puede controlar del arte"
y es la frase más genial que escuché en mucho tiempo: Salto del sillón para besarlo, siento mis pies mancharse de pintura, no me importa. En esa habitación -como en cualquier otra- yo soy el orden, pero me gusta olvidarlo estando ahí.
En algún punto de la noche, dos cervezas y algo más después, me dice que le hacía falta tenerme ahí, y le admito que yo también lo necesitaba, desesperadamente, porque era uno de esos días en los que me la paso meditando la muerte de alguien que me dio vida. No sabe qué decir, sé que él ansía vida con una simetría perfectamente opuesta a mí, por eso pinta... por eso pinta así.
Cuando me fuerzo a tener una vida normal, me olvido de lo brillantes que pueden ser esas noches. De lo perfectas. Son noches en las que no falta nada... o casi nada, (a veces para que algo no falte, tiene que haber más de tres). Le pido que no se vaya nunca de mi vida, sabiendo que si para fin de año sigue estando, va a ser un logro. Pero sinceramente me gustaría tener a alguien en ese papel eternamente, como también sé que estas relaciones son mejores como recuerdo que como rutina.
En algún momento pregunta 'Vos tenés muchas, pero muchas ganas de estar con Histeria, no?'
(nos vio hablando la noche anterior, tal vez, me vio preguntarle "Te dejaron venir sin correa? No lo puedo creer." o cualquiera de las animaladas que le puedo haber dicho con tanto alcohol encima)
le digo que sí, dice que se nota, y aclaro "Pero, ¿sabés por qué? Porque es el único de todos ustedes que me dice que no." dice que sí, 'Se nota que es por eso' y como sé que me entiende, le sigo
"Es una de esas cosas a las que les pones tanta expectativa que sabés que si al final pasan no van a poder ser TAN buenas... En realidad no creo que si algún día me acuesto con él, hacerlo sea mejor que la idea de acostarme con él. También creo que si lo hubiera conocido tan soltero como a ustedes, no me llamaría demasiado la atención".
Es genial estar con alguien que entiende... o que se ríe y no hace preguntas. Es genial ser así para alguien también. Esta vez sonaba mi música, la mayor parte del tiempo, pero nuestras músicas se parecen bastante, nuestra violencia también. Nuestras locuras no del todo, pero se caen bien. Parece que miente cuando dice la verdad, porque él quiere que parezca.
Y le gusta que lo odien, y le cuesta que lo quieran. Y, como yo, sabe amar pero no sabe ser fiel.
'No sabía que podía pintar así. No habría podido pintar esto sin vos acá, lo sabés, no? Pero la gente no lo sabe. Si le decís a alguien que fuiste parte de esto te va a preguntar <Ah, ¿sí? ¿Qué parte pintaste vos?> y te van a dar ganas de matarlo... La gente normal no entiende nada.'
Es un artista de nacimiento, pero le cuesta serlo igual que a mí. Sentirte otra cosa todo el tiempo, te hace sentir especial, te hace sentir agotado, te deprime, te resaca.
No me entiendo con él porque esté enamorada, sino porque ama el arte y yo también. Amamos hacer arte de sus propias manos, de mis propias piernas, odio no haber estudiado más dibujo, como él odia no haber bailado más. Amamos tanto al arte que vivimos de él todo el tiempo. Y todo nos parece absoluto, y nada nos parece cierto. Y solos estamos tan fuera del mundo que cada segundo que paso en su casa se siente al borde de desaparecer.
Alice siempre se queja de que él es un camaleón con la gente. Así que le pregunto si eso es cierto y responde 'Soy un camaleón... cómo se llaman los que confunden los colores?' "Daltónico?" 'Daltónico. Soy un camaleón daltónico... bate cualquiera' y me tiento tanto... Nos reímos todo el tiempo. Cuando no nos estamos matando, al menos. Posta creo que si me mata en ese edificio, ningún vecino se va a inmutar. Todo el lugar está lleno de gatitos. Si apagás la música un segundo, aunque sean las 3am escuchás a alguien hablar como si estuviera al lado tuyo. El lugar es bizarrísimo. Él es bizarrísimo. Yo hablo poco, con él hablo poco... él habla un montón. Y en ese estado me pregunto si normalmente hablaré tanto para no pensar. En ese estado creo que no me hace falta hablar, excepto tal vez para intentar explicarle por qué no hablo. Por qué no hace falta. Por qué estoy tan extasiada, pero en tanta, tanta calma.
Esta noche sin disfraces, ni gancia puro ni champagne con cereales y leche, ni caballeritos andantes que nos vengan a buscar para llevarnos de nuevo a esa cocina, o a un living donde la gente juegue al póker con cartas borrosas, pero seguro nos quedamos hablando igual hasta las 2am.
Voy a empezar la semana mañana habiendo dormido como 10 hs en tres días (?).
No contaba en absoluto con que mi finde fuera así.
Recién ahora recuerdo que el chico lindo y mal vestido también estaba por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario