viernes, 7 de septiembre de 2012
Nada en el mundo me gusta más que abrazarte y después despertar... ♪
Me gustan las manos de A., porque son enormes en comparación a las mías, igual que su espalda... estar en sus brazos me hace sentir re protegida y vulnerable. Me gustan los ojos de Z., porque esa clase de ojos no se suele ver fuera de las películas, parece que te estuvieran forreando todo el tiempo, sí, pero son hermosos. Me gusta el cuerpo de M., porque es puro resultado de la pasión con la que se entrena en algo que ama. Me gusta el acento de T., cuando pasa la incomodidad inicial de escucharlo patinar palabras se vuelve un poco adictivo, e incluso contagioso... más me gusta cuando no habla. Me gusta cómo se viste L., porque parece un chico re decente e inalcanzable... hasta que te besa. Me gusta escuchar música con G., y eventualmente besarlo por simple aburrimiento. Me gusta hablar con N., la forma en la que siempre tira un comentario para hacerme reír. Me gusta el perfume de hombre en general, y la forma en la que me tratan cuando aún no saben si les voy a dar cabida... ni hablar de cuando reaccionan a la cabida dada. Me encanta vivir una vida distinta por algunas horas cada fin de semana. Ahogarme en delirios de besos y alcohol para olvidarme del dolor, y del deber... para no sentir nada. Para sentir todo a la vez. Pero siempre hay un momento, sin importar con quién esté, un único momento preciso y terrible, a veces en plena furia y más comúnmente en medio de la calma que precede a la tormenta, en el que mi mano se deja llevar y va subiendo, automática, bien por el costado de la mandíbula hacia arriba de la sien, bien por la espalda, para enterrarse en el pelo del chico en cuestión... y ese pelo nunca es el tuyo. Entonces me cae la ficha de que no estoy con vos, y me dan ganas de estar en otra parte. De escaparme de la cama o del pub y agotarme en tu recuerdo. Mis manos tienen tan grabado el tacto de ese pelo negro que ya no soportan otro. Extraño acariciarte el pelo y verte dormir sobre mí, o al lado mío... Cada vez que me levanto y hay otro chico en mi cama, nos odio un poquito más. "Que feo despertarme y que no estuvieras..."
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