"Te amo", me dice el pintor del Pasaje. "Es lindo hablar así", y me abraza a través de una ventana. "Decime algo malo de mi obra", me pide. Critico las luces de navidad (maldita tendencia posmoderna), pero no es eso en verdad. No es nada que esté a su alcance corregir.
Es el fantasma desesperante que flota en todas las paredes de este cuarto. De la galería en general. En los amigos. En la música. En los tragos gratis. Todo el evento impregnado de ausencia.
Se va a dormir el pintor de verdad, allá son las 4 y hace frío. Casi otro planeta.
No se hace más fácil con los meses.
Quiero...
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