Nada. (?)
Hace calor en pleno invierno. Anoche tomé mucho y dormí cuatro horas, pero no me siento mal. Estoy feliz, sonrío estando sola. Hace un rato levanté la ropa que estaba colgada. Tengo muchísimo trabajo para hacer hoy, pero estoy escribiendo. Es casi la una y estoy desayunando por segunda vez... la primera fue un pancho vegetariano a las 7 de la mañana. Es un Domingo bastante bonito para ir al parque, aunque dudo que lo haga más que para pasear a los perros. Estoy escuchando I.P.E.G..
Ah, sí: y me acosté con Histeria.
Técnicamente "acostarse" no es la palabra precisa cuando querés referirte a tener sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia. Pero "Ah, sí: y tuve sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia con Histeria" es menos efectista.
Hace unas semanas me mandó un mensaje que sólo decía "." y cuando respondí "..." se quejó de que su celular anda mal. Lo cómico es que aún ninguno de los dos envió nunca una solicitud de amistad al otro, así que ese mensaje no debería haber sido justo para mí.
Mi mejor amigo, Fate Boy, estaba al lado mío cuando pasó. Justo ahí se le ocurrió comentarme que Histeria llevaba soltero un mes. Me dijo que esta parece mucho más definitiva y seria que todas las otras veces que cortaron. Parte de mí no lo creyó, pero igual quise verlo. Y a la vez no... siempre me pasa lo mismo con él. Pienso que me gusta porque me dice que no, porque no lo puedo tener, que si fuera simple y fácil no tendría más gracia.
Y entonces no quiero verlo... y a la vez sí. Somos seres histéricos, él y yo.
Pero Fate Boy cumple años mañana, y lo festejó ayer.
Anoche mientras me preparaba para salir tenía esos nervios que te hacen sentir un nudo en el estómago y una tormenta en el cerebro. El corazón a mil... esa clase de nervios que sólo te da por ansiedad de saber que vas a ver a un flaco que te gusta. Antes siempre sentía eso cuando sabía que lo iba a ver... después bueno. Pero no hablemos de después, hoy no.
Y dentro mío había algo más en esos nervios, algo que no había sentido nunca hasta ahora por él:
La seguridad de que anoche era la noche en la que por fin pasaba algo.
Tenía miedo de verlo y pensar en todas las veces que le dije animaladas porque sabía que no importaba, que era un juego... miedo de verlo y no saber cómo hablarle ahora que ya no era algo prohibido... pero supongo que las animaladas siguen siendo parte de la naturaleza de nuestra relación, porque cuando logré que Fate Boy me diera la llave para ir a abrirle yo, me lo encontré en la puerta con un amigo suyo, y él estaba comentándole a un trapito algo pasado que limpiaba un auto cerca lo dable que estaba yo.
Les dije "Chicos, regalándome desde temprano? Banquen un poco.", se rieron.
Y a él le aclaré "H, cuando me extrañás tanto podés invitarme a comer, sabés? No hace falta que me mandes mensajes privados." y esperaba que respondiera alguna excusa, pero sólo dijo "Bueno, cuándo vamos a comer?" y le dije que comer es demasiado, que tomar una coca es mejor. Me mostró que había traído fernet. La coca va con fernet, Histeria y yo histeriqueamos. Hay cosas que no cambian nunca.
Hubo mucho alcohol en el medio, y yo estaba tan cansada... no recuerdo los detalles.
Me acuerdo de algunos roces, su mano en mi cintura al pasar caminando cerca mío, las miradas cargadas de siempre. Me acuerdo de estar muy cerca, de preguntarle "Por qué no? Con qué excusa ahora?" y que me prometiera "Después."
Me acuerdo de subir una escalera para ver a mis amigos. De que bajaron todos antes que yo y él estaba abajo. De que ellos siguieron de largo y él se quedó esperando. De que me guió por un pasillo hacia un patio.
Un rincón algo escondido. Un primer beso raro. Toda la furia contenida de dos años de esperar.
Dos años. Creo que nunca esperé tanto tiempo por nadie sin estar enamorada.
De ir hasta la fiesta principal a buscar algo importante a pedido suyo. De volver y meternos en un quincho. De sentarme en una mesa de pool con tantos recuerdos tan agridulces que no estaba segura de querer usar ese lugar... por algún motivo él quiso que nos moviéramos al cuarto de al lado y fue una decisión excelente para mí.
Me preguntó cómo se iba a sentir Fate Boy al respecto si pasaba algo entre nosotros... como siempre de mi parte, la verdad: "Mal". Y me dijo que ya sabía, que no quería hacerle mal.
Y le dije, "El tema es que entre vos y yo, al que más le importa él es a mí... pero yo tengo demasiadas ganas de que pase esto como para parar ahora"... y eso bastó.
Tal vez el chico de dibujo al que solía dibujar tiene razón... me lo dijo anoche mientras nos poníamos en pedo en un rincón y hablábamos sobre por qué le caigo terriblemente mal.
Me dijo "Creo que sos una muy mala persona", tal vez lo soy.
Yo solía decir que si algún día me acostaba con Histeria su versión real nunca iba a superar a mi versión platónica. Tenía razón, obviamente. Cuando pasás dos años imaginando todas las posibles situaciones en las que podrías llegar a tener sexo con una persona y finalmente pasa en un cuartito de 2x2 lleno de polvo -valga la redundancia- y los dos están ebrios y fumados, la realidad tiene mucha menos magia.
Siempre imaginé que el sexo iba a ser genial y que después no nos íbamos ni a mirar hasta que alguno de los dos se fuera. Lo gracioso es que el sexo estuvo bien. Mundana y terrenalmente bien... pero todo lo que vino después fue perfecto.
Cuando llevábamos un rato de vuelta en la fiesta se alejó a fumar solo en un banco. Pensé que tal vez estaría mambeando... tres años de novio con la misma persona deben pesar en la consciencia a la hora de volver a tener sexo casual con alguien más. Dudé en acercarme, pero fui. Me senté en un rincón cerca del banco, me dijo "Tenés un banco acá, qué hacés sentándote ahí?" le dije que estaba respetando su espacio personal de fumador, me agarró la mano y tiró de mí hacia él. Me senté al lado suyo a escucharlo hablar sobre nada en particular. Hay pocos chicos a los que realmente preste atención cuando hablan, pero podría pasar horas escuchándolo a él.
Encontré su campera y me la puse cuando empezó a hacer frío. Tenía tanto olor a él que era difícil pensar con su perfume tan cerca del cerebro. Pero no nos pegoteamos. Ni ahí... yo hice la mía, él la suya... tampoco nos ignoramos. Ni ahí. De a ratos la mía y la suya eran la misma (?). Fuimos a comer panchos a la madrugada, mi mejor amiga, él y yo. Nos acompañó a casa, hasta el último segundo intentó convencerme de que me fuera a dormir con él. Ganas no me faltaban. Ganas no me faltan.
Aunque me diga que sí. Aunque lo pueda tener. Aunque sea fácil y simple... me sigue gustando a morir.
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