martes, 16 de septiembre de 2014

Sea green, see blue.

Esta ciudad es una mierda. Y su poder nunca deja de sorprenderme. 
El miércoles pasado salí de danza y pensé que había sido un miércoles cerca de esa hora la última vez que te vi. Y estaba tan cerca de ese lugar... sólo tenía que desviarme una cuadra del camino más directo. Así que no pude contra mí, y me rendí al deseo de buscarte. 
Era una chance milimétrica, obviamente, lo sabíamos mi ciudad y yo. Pero igual caminé hacia la calle en la que tal vez y sólo tal vez, estuvieras. Caminé deseando a gritos, casi rezándole a la ciudad "Quiero ver a mi ex, al que se llama así". Pasé la esquina en la que te vi hace un tiempo sin encontrarte y sin sorprenderme, pero a una cuadra de ahí me crucé a un amigo mío que se llama como vos, y a las dos cuadras de caminar con él, me encontré a un ex. 
Rosario estaba jugando conmigo, como tantas otras veces. Riéndose en mi cara, mostrándome su poder. Tomando mis deseos y doblándolos a su voluntad, tal y como haría el Diablo si me ofreciera un trato a cambio de mi alma. 
- Podés ver a alguien con su nombre, - parecía decirme. - podés ver a tu ex... pero no podés verlo a él. No si yo no quiero. No bajo tus reglas. Podés imantarlo, sí, llevás haciéndolo durante meses. Pero no vas a descubrir sus ojos mientras los busques en un mar de gente.
Después de semejante prueba de fuerza no volví a desafiar al destino. 

Hoy mi prima vino a almorzar a casa. Al saludarme me preguntó "Viste eso del espectáculo de danza? Hay una función hoy y otra mañana. Son gratis, hay bailarines grosos.". Me contó que cuando ella retiró sus entradas sólo quedaban unas cinco, y ella se había llevado dos, por ende ya no quedaba ninguna para hoy, pero si yo quería ir, seguro podía conseguir para mañana, sólo tenía que ir y retirarlas. No volví a pensar en el tema hasta varias horas después. Decidí salir media hora antes de lo usual al ir a danza, para pasar por el teatro. Sí, ese teatro. El del escenario al que nos subimos juntos el año pasado.
Cuando estaba a media cuadra de la puerta te reconocí. Fijé la vista e intenté enfocar de nuevo, porque no podías ser vos. No podías ser vos. Pero eras. Y cuando me miraste me forcé a sonreír, y vos me guiñaste el ojo. ¿Cómo te sale ser tan cruel? Guiñarle el ojo a la gente que se muere cuando te ve no está bien, es de mala educación. 
Y me saqué los lentes de sol para saludarte, me dijiste "Paulin"... y nadie me dice Paulin, ya no. Y yo estaba concentrando toda mi energía vital en no temblar. '¿Qué hacés acá?' te pregunté, lo mismo que yo, obviamente. ¿Por qué más ibas a estar ahí, sino para sacar entradas para el mismo show? Lo gracioso es que era gratis, estabas solo, el trámite era simple: Entrar, elegir, retirar, irte. Pero no hiciste ese trámite, te paraste en la puerta a no hacer nada hasta que aparecí yo. Te paraste a esperarme, no creo que vos lo sepas, pero Rosario lo sabe. 
Me preguntaste qué estaba haciendo de mi vida, te dije:
- Hace poco bailé acá... el sábado pasado no, el anterior.
- Con el Ballet.
- Sí.
- Estuve a punto de venir... pero al final no. 
Y no tuve que preguntar qué te disuadió de ir a ver a un ballet donde sabés que bailo yo. 
Nos preguntamos en voz alta cómo habría que hacer con las entradas, si habría que pagar algo, y un hombre que estaba cerca nos dijo "No, es gratis chicos, entren y pidan las entradas en boletería.", así que entramos. 
Al llegar a la boletería nos frenamos, y yo intenté actuar pero me congelé porque te juro, no podía pensar con vos tan cerca. Me latía tan fuerte el corazón que tenía miedo de que vos lo escucharas. 
Así que hablaste vos, en la boletería te dijeron que teníamos que ir a la cabina de al lado, cruzando la puerta. Y me cediste el paso. Porque te sale ser caballeroso cuando estás vestido de traje y querés asegurarte de que siga enamorada de vos para el resto de la eternidad. 
Al llegar a la segunda boletería yo había recuperado la capacidad de hablar, y la mujer que atendía nos preguntó:
- Cuántas entradas quieren? 
- Yo dos. (Yo. Sin dudar. La verdad no tenía idea de con quién iba a ir, pero por nada del mundo iba a pedir una sola entrada estando al lado tuyo.)
- Yo también dos. (Vos, y me miraste. Con una mirada que decía 'Sí, voy a venir con mi novia, ¿te molesta escucharlo?', no sé qué dijo mi forma de mirar en respuesta.)
- Ah, ¿no están juntos? (La mina. Dolor.)
- NO. (Los dos. Más dolor.)
- Entonces elije primero ella, porque llegó antes. (La mina)
- Primero ella. (Vos. Aunque técnicamente habías llegado antes vos). 
- Estás muy de traje. (Yo)
- Sí, recién salgo de trabajar (Vos) 
- AH! Pero sí se conocen!! (La mina) 
- Sí... (Los dos) 
Empezaste a elegir tus entradas.
- ¿Dónde estás trabajando?
- En una bolsa de comercio. 
- Esos trabajos divertidos...
- Sí, eh?
- Y abandonaste el arte para siempre?
- No, ¿cómo iba a dejar el arte?
- Seguís haciendo teatro. (Afirmación, no pregunta)
- Sí. - Y me nombraste al profesor.
- Me dijeron que está bastante loco. 
- Sí, bastante bastante. ¿Y vos?
- Yo sigo bailando... estoy yendo a jazz con una profe nueva. 
- ¿Quién? - Te respondí, te sonaba, pero no la conocías realmente. Y como yo evitaba mirarte mientras hablábamos, para no perderme en los ojos más verdes del mundo, la situación se fue volviendo tensa, al final volviste a hablar. - Bueno... me alegro de verte bien.
Y entonces me digné a mirarte a los ojos, apenas por unos segundos, como para decirte en silencio 'No estoy bien gracias a vos.'. 
- Sí. - Dije al final. Nos saludamos y me fui. 
El dolor siguió quemando en la boca de mi estómago durante varias cuadras más. 

Un amigo va a ir al teatro conmigo mañana, y tu novia va a ir con vos, y en una habitación diseñada para que todos los comensales miren hacia un solo punto, mis ojos se van a desviar una y otra vez hacia vos. Y me voy a preguntar si vos también pensás en mí. Si tu pulso se acelera aunque sea un poco al verme. Y voy a estar en la versión más diosa posible de mí, y ella va a ser fea, y yo no voy a saber si vos también lo sabés. Y me voy a preguntar por qué al menos no puedo vivir esa situación con Histeria al lado, o con el Toy Boy... me voy a preguntar por qué tuve una racha tan mala con los chicos este año, por qué los hombres arruinan tanto todo con tanta facilidad. Me voy a preguntar si algún día voy a poder verte y no sentir nada. Porque el viernes pasado vi al chico bajito de los ojos negros, y él parecía más incómodo que yo, que en algún momento de mi vida invertí tanta energía vital en él que ahora cuando lo veo ya no intento sonreírle, ni hablarle, ni siquiera ignorarlo, porque ya no me importa hacer esfuerzo alguno con respecto a él. Me voy a preguntar si algún día voy a poder ver tus ojos sin que me partan al medio. Y mientras yo me pregunte todas esas cosas vos vas a estar ahí... provocando todo en mí, y sin darme una sola respuesta.

I miss not being misused, I miss it all, so I guess I lose. ♪

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