Hace menos de un siglo en casi todos los países del mundo, incluído el mío, las mujeres no podían votar.
Y en los países más civilizados, tal vez podían elegir con quién casarse, pero tenía que ser con alguien que les diera posición y les dijera qué pensar. Todavía hay muchos lugares del mundo en los que la mujer tiene que llegar virgen al matrimonio. Todavía se las compra, todavía se las vende, todavía se las mata cuando intentan ser libres.
Yo nací libre. En Argentina, en Rosario, en 1993, la mayoría de las bebés nacían libres.
Pero la libertad no se mantiene sólo por traerla de nacimiento, la libertad se elije.
En 1890 Oscar Wilde escribía a través de su Lord Henry ideas sobre la moral y los sentidos que aún 124 años después siguen siendo duramente criticadas por el grueso de la sociedad.
Nací en un mundo en una época en la que se dice que sos libre porque podés caminar por las calles y decir lo que pensás en voz alta sin un miedo excesivo a que te maten por hacerlo.
Pero esa libertad en algún punto es ficticia. Todavía una mujer que dice y hace lo que quiere es peligrosa. Todavía una mujer que disfruta de su sexualidad y no esconde sus ganas de sentir placer está mal vista. Todavía un hombre y una mujer que viven de la misma forma se miden con parámetros distintos.
Todavía dos mujeres que caminan de la mano son un epicentro de miradas extrañas y frases juiciosas. Todavía ser yo no sale gratis.
Y cuando fumo flores y tomo demasiado alcohol en una noche, cuando todas mis inhibiciones pierden fuerza y dejan del todo de importarme los convencionalismos sociales, cuando beso -el horror- a dos chicos en una sola fiesta, y uno de ellos -encima, por Dios- es mi amigo...
cuando digo cosas sin pensar y ni siquiera me gasto en recordarlas después, todavía al día siguiente los testigos de mi libertad pasan factura.
Y mi mejor amiga me dice que siempre termino besando a un chico al que sólo terminé besando dos veces con cuatro años de diferencia entre sí (es su forma sutil de decirme que beso a tanta gente que ya perdió la cuenta). Y uno de mis amigos más cercanos dice que yo hice cualquiera aunque él haya entrado a un sex shop a preguntar si vendían disfraces en talles infantiles (es su forma sutil de decirme que él tiene mucho más margen de error para la joda porque yo soy mujer). Y el amigo al que besé se sorprende de mi nivel de calentura mientras nos besábamos, aunque siempre sea así, aunque simplemente me guste mucho besar (es su forma sutil de decirme que en general las chicas que disfrutan lo esconden).
Y yo me levanto resacada y preocupada, preguntándome cuántas idioteces habré hecho y olvidado, preguntándome por qué sigo haciendo esas cosas si después tengo que bancarme los comentarios de la gente, por qué sigo besando a chicos que no conozco demasiado sólo porque me gusta verlos tocar un instrumento, por qué sigo besando chicos cuyo nombre es un misterio para mí, por qué sigo besando chicos mientras otros chicos me mandan mensajes... y al final pienso: "Porque puedo."
...respiramos porque el calentamiento global todavía no llenó el aire de toxinas, y besamos porque la vida no tiene sentido sin besar.
Por un rato al día siguiente siento algo parecido a casi sentirme mal... pero no es un sentimiento que nazca en mí, nace de escuchar los comentarios de la gente al respecto, duele cuando son comentarios similares a los de todo el mundo, pero dichos por gente que quiero.
Por un rato, al día siguiente... pero no es un sentimiento que nazca en mí.
De mí nace besar a quién quiero, cuando quiero, porque quiero:
Porque hace un siglo, o en otro país, o si intentara camuflarme entre los demás, no podría.
P.D.: Es gracioso, empecé a escribir porque me invadió la sensación desesperante de "Es domingo, y te extraño hasta que cuesta respirar.", pero no terminé escribiendo sobre extrañarte. Escribí sobre mí. Aún así... incluso mi libertad tiene límites. Incluso para mí, que vivo intentando ser una mujer valiente, es imposible sentarme a escribir si no estoy mal por un chico. Es gracioso, injusto y obvio:
La Libertad absoluta no existe ni va a existir nunca para ningún individuo en el mundo, porque, subordinando y esclavizando a todos por debajo de él, existe el Amor.
Si te sirve de algo, yo nunca lleve la cuenta de a cuantos chicos bese, y si la intentase hacer hoy, todos sabriamos que olvidaria a algunos. Te quiero asi, y no te juzgo, me rio de que existas, de que seas real, de que mi psicologa ya se habia acostumbrado a que no le aclare que: "tambien salias con "x"", me encanta que seas, y que seas mi amiga, y lo sabes.
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