Sábado casi 10 pm de la noche y yo llorando con el final de Capitán América... como siempre que veo Capitán América. Pero potenciada por la bronca de que otra vez se haya cagado en mí. (Y por el final de Una Propuesta Indecente, como siempre que veo Una Propuesta Indecente). Porque claro, la boluda le manda mensajes todos los días, se hace huecos para ir a verlo, ve en una vidriera un libro o una remera que a él le gustaría (porque lo escucha cuando le habla y sabe lo que le gusta) e inventa plata de la nada para comprárselo y sorprenderlo -aunque tal vez implique deberle un tiempo a una amiga-. Ella se pone el perfume caro que a él le gusta para esperarlo en casa y él bueno... él va a una Feria de Vinilos sabiendo que muy probablemente a ella le gustaría ir, pero, ¿Por qué gastarse en invitarla? No es como si fueran una vez por mes a revisar los vinilos viejos de un local de música del centro... Y lo que es más, ¿Por qué gastarse en volver relativamente temprano sabiendo que ella está sola y aburrida en casa esperándolo, si total sólo hay una hora de viaje hasta allá y los colectivos pasan bastante seguido... cada vez que se muere un obispo... chino? Na, mejor dejar pasar el tiempo hasta que sea demasiado tarde como para salir para allá... Total a ella le re gusta Capitán América, especialmente ver el final y llorar por los romances rotos injustamente. Es su fidelidad contra mi constante voluntad de sacar a flote la relación, y de evolucionar y pasarla bien aunque sea una relación abierta. Pero no. Ya a esta altura debería resignarme a que no va a colaborar en nada a menos que le sea devotamente fiel... yo no soy Demi Moore, jamás estuve ni voy a estar tan buena, y jamás dejaría a Robert Redford por un pendejo machista y posesivo. Y no conozco a Robert Redford, pero tampoco me dan ganas de dejar a ninguno de los idiotas de mi banco de suplentes, expresamente dedicados a estar más buenos de lo que debería ser legal... Al menos no por él. No así. No con esa actitud de mierda... (Por ellos tal vez sí... después de una noche larga se vuelven algo pesados, más si se potencian mutuamente).
Y lo peor es que suena el celular y sé que es él, y una parte de mí espera un mensaje que diga 'Estoy en la puerta', que diga que por una vez ignoró mi enojo y se la jugó por mí... el mensaje dice: "Sí, se me hizo bastante tarde". Tarde se le hizo al Capitán América, que tenía que llegar el viernes a las 8 y se despertó 70 años después, la concha de tu madre.
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