Dijo que prefiere hacer llorar a tres mil como ella antes que hacerme llorar a mí. Yo sé que es cierto. Yo sé que si yo estoy llorando esta noche y él acostándose con ella, es porque lo quise así...
- Oye, Ginny...- musitó, mientras alrededor la gente reanudaba las conversaciones interrumpidas poco antes y se levantaba-. No podemos seguir saliendo juntos. Tenemos que dejar de vernos.
Ella esbozó una enigmática sonrisa y replicó:
- Es por alguna razón noble y absurda, ¿verdad?
Hace un par de años, cuando recién empezaba a aprender a besar, y a descubrir que se podía cortar la respiración de alguien besándolo en el cuello, yo salía con un flaco que no era mal pibe, pero era bastante idiota, y no me trataba tan bien como yo hubiera querido, era alto y tenía el pelo lacio, pero tal vez tenía rulos. Y por esa época también me histeriqueaba bastante un loco que tenía novia, y que representaba todo lo que estaba prohibido por ser estúpido y nocivo... lo había visto un par de veces nomás, estaba siempre despeinado, y tenía el pelo negro, pero también puede que fuera rubio. Y yo tenía un mejor amigo, que era más importante para mí que la mayor parte de la Tierra. Yo tenía un mejor amigo que era perfecto para mí... Vos eras perfecto para mí. Y estabas enamorado de mí, y eras inusualmente tierno y bonito. Decías que querías verme bien, y si no me veías, saber que iba a estar bien. Decías que no importaba lo que dijera la gente, que éramos solo vos y yo. Decías que me ibas a esperar el tiempo que fuera necesario... Decías que si estabas seguro de algo en tu mundo, era de que querías estar conmigo. La primera vez que te besé, todo el mundo nos miraba. No nos importó, porque ese beso también fue perfecto. Pero la primera vez que te vi en la escuela después de eso, estuve al borde del ataque de pánico, me saludaste con otro beso, la gente volvió a mirar, y vos no mirabas a nadie, solo a mí. Siempre me viste solo a mí. Y yo... yo siempre vi a todo lo demás sin verte del todo a vos. Pero estabas tan seguro, y eras tan tierno que me empecé a enamorar. Me rendí de lleno a tu voluntad de ser novios y gritarlo a todo aquel que quisiera escucharlo. Me rendí a las fotos lindas, a los regalos, a los primeros besos de esos que pedían a gritos una cama (aunque no me rendí a la cama). Me rendí a la perfección de vernos juntos. Y al principio fue perfecto, como sabía que iba a ser. Y después también fue perfecto, pero yo no me sentía perfecto. Con el tiempo te seguí viendo re seguro a vos, los vi re seguros a todos, vi que el presente era seguro, y el futuro era seguro, y supe que no había una sola razón válida en el mundo para terminar con vos, y con esa certeza llegó la claustrofobia. Así que elegí al chico histérico y nocivo, elegí su violencia y su cama. Elegí su imperfección y su destrozo. Elegí todo lo que era opuesto a vos, porque todo eso era efímero y estaba roto. Me desperté como de un sueño, dos años después, habiendo probado drogas asquerosas en rincones bastante feos de la ciudad. Habiendo escuchado bandas que hacían más ruido que música. Habiendo tenido el pelo descuidado y la desaprobación absoluta de mi papá. Habiendo crecido de golpe para hacerme cargo de alguien que no iba a crecer nunca. Me desperté en un mundo donde ya no me mirabas. Por un tiempo, yo tampoco te miré. Pero después, obviamente, me arrepentí histéricamente de haberte perdido como novio, como mejor amigo, como te conocí. Te volví a buscar, y me hiciste sufrir por todo lo que te había lastimado. Todavía tenías algunos gestos inusualmente tiernos, y estabas mucho más bonito... pero ya no eras mío. No quisiste volver a ser mío. Me enseñaste a fracasar. Me enseñaste lo irreversibles que son algunos errores. Me hiciste entender que algunas personas no pueden lastimarse sin dejar cicatrices incurables tanto en el lastimado como en el que lastimó. Me enseñaste que no puedo jugar por siempre. Me hiciste crecer. Durante mucho tiempo de malestar, como mil noches llorando y mil días viéndote lejos, pensé que si lo deseaba con la suficiente fuerza y demostraba cuán arrepentida estaba de todo, la vida, el universo y el karma me iban a dar la oportunidad de redimirme por ese error garrafal que marcó tanto mi vida. Pensé que al final ibas a volver, a ser perfecto, a estar conmigo, a ser perfecto para mí... Pero no vas a volver. Y ya no quiero que vuelvas. Todo lo que aprendí ahora que entendí que nunca vas a volver se perdería si volvieras: Vos me mandaste a internar, pero él fue el primero en ir a verme al hospital. Prefiero estar sin vos, al final, prefiero crecer y redimirme. Es la misma situación. La primera vez no la cagué al irme con otro. La cagué haciendo las cosas demasiado rápido al pedo. Tenía 14 años, no podía enfrentar una perfección perpetua porque me faltaban vivir muchas imperfecciones... y ahora tal vez tengo 19. Y aún no sé si quiero esa perfección. Pero sé que soy un poco más madura que la última vez, y entiendo que a veces las decisiones sanas y correctas duelen más que los errores jóvenes y estúpidos.Tal vez yo maduré lo suficiente como para dejarlo ir ahora, para esperarlo el tiempo que haga falta y estar ahí para él después. Pero él es más parecido a lo que era yo hace 4 años que a lo que soy yo ahora... yo viví 4 años de estupideces nocivas, él no vivió nada. Le falta vivir. Me quiere vivir a mí más de lo que quiere vivir rupturas y vueltas y encamadas con ella o con 3000 como ella. Pero sabe que puede vivir todo eso y tenerme después, tan bien como sabe que no va a querer vivir nada de eso si me elige a mí ahora. Y todo este tiempo pensé que vos eras la meta, pero no, eras el camino, no eras nadie. Eras prueba y error. Cuando te perdí, sentí que me moría, pero si lo pierdo a él, me muero. Esta es mi forma retorcida y extraña de decirte 'Gracias'. No lo vas a entender. Porque vos no sos él. Nadie me entiende como él, nadie lo entiende como yo. Pero lo que es aún más real: No lo vas a leer. Y no nos vamos a casar ni vamos a tener hijitos, como siempre te dije que iba a pasar, aunque es bastante seguro que me case y tenga hijitos con él, así que tan tan errada no estaba... Aún así, gracias por todo... y feliz cumpleaños enano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario