martes, 2 de julio de 2013

Hollywood Town

'Hollywood' is just a nickname, y'know? En realidad aún en sus momentos más tiernos, él sigue estando muy, muy lejos de ser uno de esos chicos de película. Porque las películas -y con ellas, los y las series, libros, animes, dibujos animados, cómics, mangas, musicales, y ballets- sientan estándares muy altos. Entonces la normativa social indica, por lógica general, conformarse.
Y yo hasta cierto nivel, me conformo: Salgo con chicos realistamente anormales, no tan comunes, no tan excepcionales, y vivo sin música de fondo. Sé que después del beso apasionado de último momento la vida continúa... como después de las piruetas. 

Y de esos chicos comunes saco a veces momentos hollywoodenses: 

Tuve al chico que después de dos días sin hablarnos, (días en los que esperé que cada mensaje y cada llamada fueran de él, hasta finalmente resignarme), me mandó un mensaje diciendo 'Te extraño' y cuando respondí 'Sabés dónde vivo', actually fue a buscarme a mi casa, la que quedaba en el fin del mundo a la izquierda. Ese también me cantaba.
Tuve al chico que me corrió cinco cuadras para decirme 'Te amo, y no me voy a resignar a perderte' cuando le corté. Tuve al chico que se acordaba de mi canción preferida, tres años después. (Era el mismo).
Tuve al chico que, para nuestro aniversario, gastó gran parte útil de su sueldo en conseguirme un regalo que quería desde chica y que ni siquiera recordaba haber mencionado en frente suyo. 
Tengo a otro que me hace regalos ñoños todo el tiempo, por ninguna fecha en particular.
Tuve a muchos chicos cagándose a piñas con otro u otros chico/s por mí, gracias a mí, o por cuidarme a mí. 
Tuve toda clase de diálogos y discusiones cinematográficas a más no poder con muchos, muchos chicos.
Tuve al chico que me escribía cartas de amor, triplicado, cuadriplicado, quintuplicado... pero sólo dos de ellos escribían cartas decentes... y otro escribía cuentos, también sobre mí.
Tuve besos bajo la lluvia, al sol, en un cine, en la nieve, en el mar, en un pogo, en secreto, en secreto, en secreto... 

Pero, voy a aclarar algo: Salgo con chicos normales con momentos copados, porque no hay un chico de película a la vuelta de cada esquina (ese es el chiste de encontrar uno), pero no me pienso conformar de por vida con un chico normal. 
Creo que, para casarme, debería estar completamente segura, sin ningún lugar a dudas, de que podría pasar toda una vida con ese alguien, y soooolo con ese alguien, y ahí sí: Ahora, por ejemplo, en este preciso instante y desde hace unos días, estoy perdidamente enamorada de Barney Stinson... más que nada porque estoy viciando diariamente How I Met Your Mother por lo que duran las jornadas laborales de mineros chinos ilegales. 
Pero antes de él, y según la serie de turno: Me enamoré sin remedio de Sloan y de Karev en Grey's Anathomy, de Liam McGuinnis en Nashville, de Fitz o de Jake según el momento de Scandal, y eso sólo por nombrar los vicios más recientes, antes fueron Logan en Gilmour Girls, o The Piemaker en Pushing Daisies... (Dicho así, tengo un gusto bastante marcado por la gente con problemitas, que está buena y cuando ama es tierna, oh, las novedades!). 
Con lo que me aburro en la fidelidad, definitivamente no me casaría con nada menos awesome que un Barney. 

Hace unos cientos de años, tal vez, se justificaba más la escasez  de chicos Hollywood, el romanticismo de calidad debía repartirse principalmente en libros y obras de teatro. Pero ahora francamente me sorprende que los hombres en general sean tan obtusos a la hora de no ser perfectos, cuando en principio sólo tienen que contar con la ventaja de estar buenos, o a lo sumo ser facheros, y con esa base pueden aprender todo lo demás en internet. 
Yo aprendí a actuar como una Chica a lo Sabina mucho antes de tener un físico que respaldara ese comportamiento... Y realmente no sé si lo físico hubiera surgido eventualmente si no hubiera partido de una actitud mental. 

Pero, volviendo al principio: 'Hollywood' sólo es un apodo. El que más me costó conseguir hasta ahora como reemplazo de un nombre real, y más que nada por eso lo conserva. Por eso y por sus reiterados y recién nacidos esfuerzos de dejar de ser un retrasado social para convertirse en alguien que valga la pena todo el tiempo. 
Hollywood me da momentos hollywoodenses a veces, yo le doy muchos a él, como a todos.
Pero sigue siendo humano, y de entre todos los humanos que podría ser, sigue siendo él mismo. 
Con sus errores y defectos conocidos, repetidos... es un infierno conocido, eso es cierto.
Ya aprendí a lidiar con él, y él intenta aprender a lidiar con mis propios infiernos...
Pero Hollywood, al fin y al cabo, no es el Chico Hollywood que yo espero como protagonista en mi propia película. Yo no me caso con Hollywood, y la verdad, él tampoco impide la boda.

Mi chico de película en serio debe existir en algún rincón de esta ciudad, dispuesto a aparecer en un momento clave, con una sonrisa demoledora y una excelente cara de patito, con actitud de chico malo y resuelto, inalcanzable al alcance de todas... Uno que se enamore terriblemente de mí sin dejar de ser él, que me deje amarlo sin tener que dejar de ser yo... y que, a pesar de lo mucho que se presta esa descripción, no sea gay (?). Yo quiero un chico de película, sarcástico y bobo, ácido y dulce, tan histérico como yo. Con mambitos, pero también con sueños. Con piel y dientes perfectos, apenas más alto que yo. Yo quiero un chico -ya que sueño- que sepa lo que quiere, y me quiera a mí. Y que tenga un boombox con una canción que importe, y arme citas de dos minutos, y críe a un caballo blanco reservado para bodas no deseadas, que organice un álbum en un ascensor, que corra cuando sienta que me pierde, que le pida favores a los grupos que hacen flash mobs, que me haga reír cuando llore, y que me corte mi pelo mágico para que no lo cure así no puedo irme con mi madrastra mala mientras él se muere...

...Y, si eso es mucho pedir, tal vez simplemente quiero que exista y que, (obviamente, cuando menos me lo espere), aparezca. Y que, cuando después de muchas idas y vueltas terminemos finalmente juntos, y nos casemos, no se convierta en uno de esos tipos que gritan cuando discuten y no saben dialogar, y no ayudan en nada, ni quieren salir de casa, y ya no ponen música, ni sonríen más. 

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