domingo, 2 de diciembre de 2012

Don't know what I want but I know how to get it... ♪

Va caminando por la calle, en línea recta en dirección hacia la casa del chabón que sabe que es su máximo destino. Camina sola por casualidad, la amiga con la que iba a ir se fue a su casa. Llega tarde por casualidad, porque se quedó acompañando en un trámite a su prima. Se pregunta al caminar '¿Estoy linda?', se peina con los dedos a mitad de cuadra, y sigue hasta la esquina. Falta solo una cuadra, pero frena en la ochava, porque viene un colectivo por la calle que tiene que cruzar. Piensa en esa línea, hace unos años solía tomarla con dos que fueron alguna vez sus mejores amigos -uno de los cuales fue también bastante más-. Mira con desgano las caras de la gente que viaja arriba, una le suena familiar: Un chico rubio que escucha música en la línea de asientos más lejana, y mira por la ventana de su lado (que no es el de ella). Ella lo ve, a medida que lo reconoce, empieza a sonreír. Y entonces él la mira y también sonríe, se miran un momento, uno de esos instantes que duran años (como siempre que se miran). La sonrisa irónica de ella se hace cada vez más grande a medida que el colectivo avanza, y entonces él levanta la mano para saludarla, y ella se empieza a reír. Lo mira alejarse sin dejar de sonreír, y negando con la cabeza. Pero el colectivo ya pasó y ahora es libre de cruzar la calle, caminar muy poco y llegar hasta su destino, ese que sabe a ciencia cierta que siempre va a estar ahí, esperando... No es que no ansíe ese encuentro, ni que quiera negar su destino, ni que no se pregunte cuán aterrador sería que esa fiel espera no fuera eterna. 
Pero ella se pudre en la eternidad, se muere de claustrofobia. Es lo efímero de una mirada de 15 segundos lo que le llena los días. Es la sonrisa de ese chico pasajero la que se muere por probar. Y ya está aburrida de todos los otros. Se aburrió de esperar a ese que nunca va a volver, y de ser la mina que era cuando lo bancaba en todas. Se aburrió de besar a esos chicos preciosos que tanto la cargosean para llevársela a la cama, y de ser la mina que se ríe más de ellos que otra cosa, pero no los puede mandar a la mierda. Se aburrió de bailar con ese chico con el que bailan tan bien, y de ser la mina que es cuando extraña a ese otro chico que también la volvía loca bailando. Se aburrió de escribirse con ese chico que le festeja exageradamente todos los chistes, pero no se prende a flashear con ella, y de ser la chica que fue cuando le dio su celular, resignada. Se aburrió de la relación de amor-odio que tiene con ese amigo, y de ser la chica que tal vez volvería a besarlo, aunque él bese mal. Se cansó de pensar en su ex más reciente e idiota, y de ser la mina que todavía se preocupa por alguien a quien ella -ahora mismo- le da igual. Y se aburrió de ser amiga de su chico destinado, de besarlo sin sentir, de mirarlo sin pensar, de ver sus fotos como ve las de cualquiera, de escuchar sobre su chica y no sufrir, de dormir en la misma habitación, pero no en la misma cama, de desnudarse el alma, pero no el cuerpo con él, (exactamente al revés que con todos los demás). Se aburrió de no tenerlo... Y aún así no lo quiere tener. Todavía no. *A veces ni yo sé lo que quiero*  Porque no se aburrió de esos ojos claros cuando la miran desde un colectivo, o desde cerca. *Ya lo sé, lo dijimos muchas veces* No se aburrió de la ansiedad que le provoca el no saber cuándo lo va a poder tener, si es que alguna vez lo tiene. *Pero sé que no te quiero tener cuando no sepa lo que quiero... sé que te quiero tener cuando sepa que te quiero a vos* Y no se aburrió de no saber cuándo va a verlo... ni mucho menos de ese fuego que la desarma cuando lo ve. No se aburrió de no amar a ese simple desconocido, porque sí ama sus encuentros aunque sean muy pocos. No puede aburrirse de él porque sería aburrirse por completo de sí misma. En ese chico vive su esencia  porque ella es -en resumen- esencialmente histérica. Ella nació siendo histérica, y creció para ser la Histeria.  Se reconoce a sí misma en el hambre que despierta en la gente cuando se lo propone. Reconoce a un par en él porque es de los pocos que saben dejarla con hambre. Y le da pánico saber que allá afuera hay un chico que la ama y la va a amar por y a pesar de todas sus imperfecciones, así como ella lo ama y lo va a amar siempre a él. Le da pánico saber con cuánta facilidad podría rendirse ahora mismo a la perfección hermética de una relación con él, y empezar a saludar sin ningún deseo en la voz, y sin fuego en la mirada al chico rubio, o a cualquiera como él (aunque haya pocos que le causen ese efecto). Le da pánico estar siendo más que amiga, sentir cuando lo besa, pensar cuando lo mira, ver sus fotos durante horas, sufrir porque está con otra, dormir en su cama, estar tan pero tan cerca de entregarse por completo y de rendirse a tenerlo a él. Le da pánico resignar su posibilidad de historia con un chico rubio que conoció una vez, u olvidar que por unos años tuvo un amor platónico que necesitaba alcanzar por lo menos una vez para poder morir feliz, y una chica bastante tocada con la que le hubiera gustado salir un tiempo -contra todo mandato social y familiar y lógico-, así como le molesta pensar que su chico destinado es bonito enough como para voltearse a media facultad en 5 años más de carrera, pero que él también resignaría eso por estar con ella ahora. Le da pánico porque, al encarar cualquier otra relación, ella sabe de antemano que tal vez resulte mal, y se termine eventualmente. En esos casos, las cosas que se resignan, se resignan de momento y a futuro un rato más. Pero con él... con él las cosas se resignan de por vida. Vivió toda su vida sola, incluso cuando en teoría estaba acompañada. Hace apenas un mes ella empezaba a cansarse de su estúpida soledad rodeada gente, y ahora se plantea la chance de encarar por siempre una vida de a dos. Sabe que para eso tendría que resignar mucho de lo que define su vida tal y como la conoce desde hace años, y egoísta como es, no quiere resignar nada, aunque quiere tener todo. En medio de los besos que no puede evitar darle, presa de los impulsos idiotas propios que podrían llevarla a equivocarse otra vez, reconsidera y vuelve a entender que no puede resignar todavía nada de lo que le impide ser su dueña... porque entonces se aburriría, se aterraría y lo resignaría a él... y, sinceramente,
¿En qué se diferenciaría eso de resignarse a ella?


















Well it rains and it pours when you're out on your own. If I crash on the couch, can I sleep in my clothes? 'Cause I've spent the night dancing. I'm drunk, I suppose. If it looks like I'm laughing I'm really just asking to leave... ♪

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