domingo, 22 de diciembre de 2013

He was never mine to lose, why regret what could not be? There are words he'll never say... Not to me ♪

Logro por una vez que se escape conmigo. Huyendo de amigos enamorados, de ex parejas, de acosadores, de histéricos eternos, de amigos reales, de amigas ebrias, de amigos suyos que no pueden saber. Nos metemos en un taxi, está ebrio como el solo, habla sin preocuparse por lo que escuche el conductor (hizo tantas cosas sin preocuparse en la pista...), me pregunta a dónde lo llevo, le digo que no sé bien, quiero conocer mi terraza y quiero hacerlo con él. 
La vista... la vista es perfecta. Ya sería hermosa si subiera a verla sola, pero con él en mi campo visual es sublime. En el mejor momento de su abrazo, cuando mi cuerpo no da más y sé que no puedo gritar ahí, siento que voy a perder la calma y largarme a llorar en cualquier momento. Pero no lloro. Espero, sonrío. 
Vemos sobre el agua cómo la noche se hace día, "Qué vamos a hacer?" pregunta, le digo que por de pronto, ver a un sol gigante amanecer sobre el río, y eso hacemos. Apoya su cabeza en la baranda y me cuenta que consiguió un trabajo nuevo al que tiene que ir de traje y corbata, le acaricio el pelo y lo miro con devoción, le pregunto si le van a pagar por ser lindo en traje, si su trabajo consiste en eso, ponerse el traje y ser lindo, y sonríe con resignación. 
- Te gusto - dice, no llega a ser una pregunta. 
- Sí.
- Te gusto mucho.
- Sí.
- Eso es peligroso...
- ...sí. 
Y le pregunto, "Querés que te cuente por qué te trato mal a veces?" y me dice que sí, divertido. Le cuento una historia muy larga en forma muy resumida, le hablo de drogadictos, de divorcios paternos, de amores nuevos por amantes viejos, de fiestas, de discusiones, de viajes... de enfermedad y hospitales, de estar vacía y rota, de no encontrar esperanza, de haber sentido que nadie, nunca, me iba a volver a provocar nada... le cuento una historia sobre él. Sobre cómo cuando me destroza, me destroza en serio y duele... pero se siente. De cómo cuando me hace bien, me hace reír en serio, y se siente. De cómo eso me aterra. De cómo eso me lleva a tratarlo mal, insultarlo, ignorarlo, evadirlo, agredirlo... todo con tal de sentir que sigo teniendo el control... "Cosa que es totalmente mentira..." le aclaro "...no lo puedo controlar."
Y él me dice que nunca quiso destrozarme. Que me ofreció estar así conmigo porque creyó que por cómo era yo, o por cómo me veía él al menos, no me iba a pasar a mí, no me iba a enganchar así, no iba a dejar que me afectara... pensó que yo no me enamoraba nunca, y le digo "Es que todo eso es verdad... pero con vos no", 'Conmigo no'.
Y toma aire, puedo anticipar lo que va a venir, empieza a dolerme desde antes de que él abra la boca. 'Paulina...' empieza, '...no creas que solo me importa satisfacernos, no... vos me gustás, no me da igual, pero...' y sabe que ya no puede seguir sin decirlo: 'Pero sos sólo una diversión.' 
Y dejo que esa frase se hunda como un barco perdido dentro de mí, y experimento con calma los horrores del naufragio. 'Ya sé que suena horrible dicho así....' "Sí, duele bastante." 'Decirlo también.' responde, y sé que lo dice en serio, le duele en serio. Lo sé porque yo misma sentí eso mil veces, querer corresponderle a alguien, saber que se lo merece, y no poder... simplemente no sentirlo, y no poder. 'Y te equivocás... cuando decís que no amo a mi novia, te equivocás.' Me quedo callada un rato eterno, mi cabeza recostada sobre mis brazos cruzados sobre la baranda, mirando al río volverse cada vez más brillante a medida que sube el sol, dejando cada vez más fuera de lugar a la luna que sigue ahí en el medio del cielo como si no se resignara a irse. 
Me quedo callada tanto tiempo y en tanta paz que me pregunta qué estoy pensando. "Intento... asimilar..." empiezo, y ahí sí se me quiebra la voz, y se me aguan los ojos, pero me esfuerzo por tragarme las lágrimas y bajar el nudo que se me armó en la garganta: necesito hablarle bien, decirle todo ahora. Pensaba que iba a estar rota y devastada en una situación así, pero en cambio estoy dejando que se asiente esa verdad en mí, el tener una respuesta definitiva, así sea la peor posible, de a poco me empieza a dar calma. Quiero aprovechar esa sensación, el pequeño arranque de fuerza que tengo en la voz justo ahora que se están drenando de mí tantos meses de ansiedad y duda contenidas: "Intento asimilar el hecho de que estoy enamorada de vos, y vos no sentís lo mismo por mí, y no hay nada que pueda hacer para cambiar ninguna de las dos cosas." 
Ahora es él quien me acaricia el pelo y me abraza... creo que necesita darme consuelo de alguna forma, y un poco sirve, un poco también duele más. "Sé que no es culpa tuya, ni mía... pero igual es un garrón." 'Exacto.' me dice... 'Decís que estás enamorada...' "Sí." 'Qué querés hacer ahora? Con nosotros.' "No sé... ya no podemos mirar al sol de frente, porque quema." 'No... ya no, deberíamos decidirlo en serio. Deberías, yo quiero que elijas lo que sea mejor para vos, y que eso sea una decisión en serio.' "Por qué?" Le pregunto. "Ahora me siento bien, mucho mejor de lo que esperaba, pero no sé cómo me voy a levantar mañana, o como voy a estar en unas cuantas horas. Tal vez decido algo ahora que no me gusta después. Y por qué debería ser así? Nadie te apura, quién te corre? ...Supongo que lo mejor que puedo decirte es que, si tenemos ganas de vernos, nos veamos, y sino no." 'Bueno...' me dice '...eso es en realidad lo que yo propuse desde el principio.' y le digo que no es del todo cierto, que yo no llegué a confundirme así porque él fue terriblemente claro siempre.
Lo discute, pero no puede negar cada ejemplo que doy de sus actitudes ambiguas, enumero muchas de ellas, y sus excusas son débiles y con todo, nos hacen reír. "Decís que sé que tenés novia desde el principio, pero eso ni siquiera lo sé gracias a vos, me lo dijo alguien más porque vos te hacías el langa soltero conmigo." se hace el indignado, me hago la indignada incluso más, le digo "Vos, venías de decirme que no te ibas a Buenos Aires por tus amigos y familia, no por ella." 'Claro que no! Una mujer pasa, los amigos y la familia son para siempre.' y me río "Wow, eso suena terriblemente como algo que diría alguien enamorado de verdad." intenta emparcharla diciendo que si se fuera a vivir a cualquier lugar del mundo sería con ella... no sé si le creo. 
Gran parte de mí sigue viendo toda su ambigüedad, todas sus contradicciones y omisiones. Gran parte de mí sigue sintiendo la forma en la que me toca y me mira, lo mucho que su mirada se parece al amor. Pero sé mejor que bien, por experiencia, que no puedo seguir guiándome por eso en las sombras. Que es mejor aceptar que se apaguen todas las luces, a perseguir eternamente alguna llamita lejana y dudosa. Acepto sus palabras, me resigno a que está bien: Soy una diversión, y nada más, ama a alguien más. 
Si eso dice, debe ser así. 
Yo no quiero ser con él como mi mejor amigo es conmigo. No quiero hacerlo sentir culpable siempre por no estar enamorado de mí. No es su culpa, si yo pudiera elegir, capaz tampoco lo querría. Pero no elijo, y él no elije, yo lo quiero, él no me quiere, c'est la vie. 
'Pauli, me voy' dice por cuarta o quinta vez, y por cuarta o quinta vez, finalmente, resisto el impulso de responderle "Quedate conmigo". Sé que ya no lo puedo decir, sé que ya no le puedo exigir nada, pedir nada. Ya me dijo cuánto tiene para dar, y sólo me queda decidir cuánto de eso puedo recibir. 
Los dos coincidimos en que prohibirnos volver a estar juntos sólo nos va a dar más ganas de hacerlo, de qué nos sirve esa tortura? Cuánto me va a rendir extrañarlo, si lo voy a querer de todos modos? Sus besos siguen siendo perfectos, sus abrazos cálidos, sus caricias sedantes, sus chistes graciosos, cambia algo de cómo me afecta todo eso si sé que nunca va a ser mío? 
Un poco sí, seguro... pero creo que no lo suficiente como para resignarlo. Tal vez simplemente necesito que prometa ser mi amigo siempre que no estemos solos. Tal vez necesito a un amigo más de lo que necesito a un novio. Todavía me siento sola, y si algo no cambió, es que aún no hay mejor compañía que él. 

Every word that he says is a dagger in me! In my life, there's been no one like him anywhere, anywhere, where he is... If he asked, I'd be his ♪

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