domingo, 28 de abril de 2013

Cada cosa que no decís porque te está haciendo daño. En el nombre de mi desengaño: a la noche te extraño, te extraño♪

Tengo la voz mixada, un don muy difícil de conseguir por medio del estudio y de la práctica, yo lo tengo natural. Y una voz con color, y agudos que poca gente tiene. Pero por seis años hice canto sin animarme a darle un poco de volumen a mi voz, sin poder controlar el efecto de los nervios y el miedo. Si una nena de entre 10 y 15 años no se tiene confianza, de más está decir que es responsabilidad de los adultos a su al rededor el construírsela. Pero yo tuve pocos docentes decentes, y muchos directivos desastrosos. En esos seis años tuve a un único profesor que intentaba convencerme de que yo podía, después no lo vi más, hasta ahora, pero ahora continúa el labor que empezó un profesor particular durante un año, el que además de la técnica, me dio la confianza y el orgullo. Ahora canto papeles del Fantasma de la Ópera o de Los Miserables casi sin esfuerzo. Por suerte, con el canto, después de la pubertad es el momento ideal para empezar a entrenar.

Tengo hiperlaxitud, también, un don tan útil como peligroso. Y me tengo a mí, con una determinación absolutista y una voluntad a prueba de todo lo que el tiempo y la plata quieran lograr. Pero durante seis años hice danza sin soltarme nunca, casi sin sonreír, sin agarrar los tiempos, haciéndome chiquitita, ni hablar de que ganara elongación. Porque alguien me convenció de que no servía para eso. De que la gente a mi al rededor bailaba mejor por ley, sólo porque eran más rubias, más católicas, más chetas. Ninguna de esas chicas sabe ahora más de 10 o 20 pasos combinados casi siempre de la misma forma. Y yo, en dos años y medio de tener profesores de verdad, entré a un Profesorado de Danza y estoy a muy poco de subirme a las puntas. Mis compañeros, los que bailan desde los 5 años, no lo creen cuando les digo que empecé hace tan poco... Yo tampoco me querría creer, entré en el ingreso mejor que la mayoría de ellos. Y me siento bien, seguro, logré lo que logran pocos a pura fuerza de voluntad, pero me queda un regusto amargo: Si esos seis años hubieran sido serios, podría haber sido un monstruo. Para la danza sí empecé tarde.

Con el teatro es distinto, tuve buenos profesores, casi siempre, el bloqueo era más mío. Sigue siendo. Me cuesta mucho explotar. 

Yo amé al Círculo aunque ese amor me dolía la mayor parte del tiempo. Al final valía la pena medio año de tortura por diez minutos de escenario. Es impresionante la fuerza que tienen las tablas sobre los artistas. La forma en que por un ratito de gloria podemos sufrir una vida. 
Fuiste mis diez minutos de gloria.

Ahora me enojo con uno porque intento odiarlo y me sale quererlo, porque intento quererlo y me sale odiarlo.
Pero también fuiste los seis años del Círculo, en uno solo.

Me enojo con otro porque no respondió el mensaje, aunque el mismo mensaje no fuera para él la noche anterior, ni fuera a serlo la noche siguiente. 
Y el esfuerzo inhumano que comprimí en los tres años siguientes para hacer bien todo lo que no había hecho antes. 

Y con el otro, porque nunca pide perdón sin pegar detrás una excusa. Por lo que al final uno no sólo se sigue sintiendo mal, sino que además se siente menos, mientras él se da por hecho. 
Fuiste las ganas de mejorar para demostrarle a todos que podía -sobre todo a mí-. 

Crezco cada día un poco más como artista, visiblemente, tangiblemente, aunque me agote, aunque me duela, porque me llena de pasión y me hace arder y sonreír.
Me enojo con todos porque no son vos. 
Pero no sos la mejora. No estás acá para verme ahora. No estás para nada. 

Y me dice que actúo como si aún fuera mi novio. No sabe nada, le digo. Ojalá flasheara que aún es mi novio... ahí por lo menos sería extrañarlo como novio, ahí sería considerarlo como algo serio, ponerme mal porque terminó. No sabe hace cuánto no estoy de novia con alguien sintiéndolo en serio como un novio. Hace cuánto no estoy de novia posta por ganas de ser sólo de una persona y no por pensar que si convenzo a la gente me voy a convencer yo. Se suponía que él me convenciera más que cualquier otro -le digo- pero no fue así, si hubiera sido así por lo menos ahora tendría flashes de que sigue siendo mi novio. Pero le aclaro que esa es la clase de cosas que no le decís a tu mejor amigo a menos que estés sacada y te salga una Paulineada del alma, sino se supone que lo protejas un poco más. Y me dice que no, que esa es la clase de cosas que digo cuando no tengo miedo de ser yo. Que cortó conmigo porque está realmente enamorado de mí, y pocas cosas en el mundo lo podrían hacer más feliz que el verme absolutamente feliz a mí, pero si él no me podía hacer así de feliz, quería que fuera libre de serlo con otro, y por eso te odia incluso más que antes. Porque se da cuenta de que no puedo ser feliz, ni con él, ni con otro. No en el amor, al menos. 
Feliz sí, sola, con la danza, sola con la música, sola con la gente que no me gusta así, pero me encanta (se los suele llamar 'amigos', pero 'compañeros' hasta suena más adecuado). 
Feliz con alguien, eso ya no... Al menos no en serio, no a largo plazo. No en exclusividad. 

...A veces pienso que ya debería haber pasado hace rato. A veces siento que es justo si no pasa nunca. No sé cómo se mide el tiempo de recuperación en los casos así. La verdad, ni siquiera conozco a nadie que haya pasado por lo mismo. No sé cuándo se dan por caducadas esas noches. Cuándo perdonarte, ni mucho menos cuándo perdonarme. Me perdono por seis años enteros en manos de adultos incompetentes y faltos de talento. Eso sí. Tanto que hasta me prometo ser mucho mejor docente que ellos. ¿Se supone que me prometa ser mejor persona que vos? Se supone que me prometa ser mejor persona que yo. Ya, pero hace rato que me concentro principalmente en ser mejor artista, y en dejar la moral para después... 

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