- Estoy empezando a hacerme a la idea de que no te voy a ver desnuda nunca más.
- Yo no... no sé. No puedo asegurar eso, pero si te sirve más creer eso está bien.
- Sí, me sirve.
- Está bien. - Pero no está bien, porque empieza a invadirme el pánico de no verlo nunca más. El pánico generado por todos esos idiotas que antes de él me dijeron algo así, justo antes de decirme que mejor no vernos más. Y puedo tolerarlo de cualquier idiota, pero no de él. De él me mataría escuchar que prefiere no verme más a verme sin tocarme. - Pero me querés igual, no? Me querés -ver- igual, no?
- Sí, obvio que sí. Obvio que sí. No dejás de ser vos por no coger. -Y se me llenan los ojos de lágrimas. Eso es amor, nene. Eso, todo lo demás es lujuria.-Pero tengo que empezar a portarme mejor.
- Te portaste horriblemente mal hoy.
- Ya sé, me da pena por la otra chica.
- Supuestamente le sos fiel?
- Supuestamente. Pero me porto tan mal en esta ciudad...-Y lo abrazo.
- Ves? Es eso: Cuando estás con una chica estás dispuesto a cambiar todo lo que sos y todo lo que querés con tal de estar con ella. Y tal vez esta chica quiera eso, no sé. Pero yo nunca, NUNCA, voy a querer que dejes de ser vos y de hacer lo que querés por estar conmigo.
- Ya lo sé, Pau. Ya lo sé. No te pongas mal. - Y se me quiebra la voz.
- Y no podemos volver a estar juntos hasta que entiendas eso...
- Ya lo sé... Ya terminó el reto? (No fue un reto).
- ...Y te amo. Y me alegro mucho de haberte conocido.
- Yo también, Pau. Yo también me alegro. - Y me mira, con unos ojos tan deshechos en amor que es doloroso sostenerle la mirada. Y pienso que siempre es TAN tentador hundirme en ese amor y entregarme porque tal vez nadie me ame tanto como me ama él. Y sé que hacerlo sería egoísta. Porque yo nunca voy a estar tan enamorada de él como él lo está de mí. Y el amor no es egoísta, nunca. Y yo lo amo. Amar y no estar enamorada es la más dolorosa de mis cruces. Al menos no se repite tan seguido como otras. Perdón, nene. Perdón por no poder darte todo lo que te merecés. Perdón por estar convencida de a aterradores ratos de que conocí al amor de mi vida a la misma edad que tenías cuando me conociste a mí.
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