martes, 12 de noviembre de 2013

Los minutos del invierno se diluyen en la boca de un diablo charlatán... ♪

Él se tira en su cama y la abraza, deja de reírse para mirarla a los ojos, con unos ojos tan verdes... ¿cuántas veces lo imaginó en ese lugar, en esa situación, a esa distancia? A ella le dan ganas de reírse hasta llorar, así que lo mira en silencio y se besan. Él va apenas un segundo por delante que ella en casi todos sus besos, tal vez la retrasa el dolor. 
"¿En serio estás bien con esto? ¿Seguro no querés nada más?" me pregunta de nuevo, me pregunto si sabe de antemano que le voy a mentir... odio mentir, soy sincericida por naturaleza, así que respondo lo más realistamente posible, le digo 'Tenemos todo así... todo menos público, y el público a veces arruina las cosas'. Me pregunto si sabrá que sé que miente al fingir que lo convencí. No tenemos todo... él tendrá mucho de mí, pero yo de él, casi nada. No es que no escuche mis problemas, o mis opiniones, no es que no le interese todo lo que digo, no es que no le gusten mis gustos, no es que no me bese, no es que no se acueste en mi cama, no es que no me abrace, no es que no me haga reír, o que no se ría conmigo, por dios, no es ni siquiera que no se suba junto a mí a un escenario... sí, tengo todas esas cosas... no salta tan fácil a la vista la falta de paralelismo... pero todo el tiempo soy consciente de que me falta un abismo enorme para tenerlo. No, no es fidelidad, ni público, nunca me interesaron realmente esas cosas...  es libertad lo que nos falta, y le jura lealtad a otra bandera. 
"Quiero que esto se mantenga por mucho tiempo más", me dice, pero no me pasa desapercibido el hecho de que puede desentenderse de mí cuando quiera. 
Juré haber terminado con los chicos con novia, recuerdo incluso habérselo dicho a Histeria, una noche que ahora se me hace muy lejana, "Ya sé que estoy ebria y bato cualquiera cuando te veo y me histeriqueas, pero en serio, no quiero estar en ese lugar nunca más." y lo dije en serio. No quiero estar en este lugar de nuevo, ¿cómo llegué acá? ¿cómo me dejé llegar?
Y entonces me acuerdo: Me acuerdo de todas las veces en las que dije, en voz alta, por escrito, en mi mente, que tenía mucho miedo de no volver a sentir nada por nadie.
Mi karma de ojos negros me dejó tan vacía y rota una vez... y esos ojos eran tan negros que me dolían como ningunos ojos me iban a poder doler. Y esa sonrisa era tan pícara y perfecta, no había forma de que otros dientes blancos se me grabaran a fuego en la retina. Y esa voz casi afónica no iba a dejar nunca de susurrar en mi mente y en mis sueños, aunque ya no me hablara a mí en la vida real. Y esos besos dados por una boca áspera y rota, y esas manos, y ese pelo... un pelo tan... negro también, ningún pelo iba a ser nunca tan digno de ser acariciado como ese. Nadie nunca iba a tener un gesto tan encantador como esa forma de agarrar un cigarrillo. Nadie esa risa, nadie esos besos, nadie esa cama, nadie esa bipolaridad, nadie esa histeria, nadie esas ganas, nadie ese amor, nadie ese poder sobre mí, nadie ese miedo hacia mí, nadie nunca tu papel. 
Y de golpe, brillan en mi campo visual los ojos más verdes del mundo, la sonrisa más infantil y perfecta, llena mis oídos una voz de locutor que dice cosas que yo pienso. Me besa una boca húmeda y prestada involuntariamente. Me tocan unas manos que saben lo que hacen. Mis manos se van solas hacia un pelo claro y suave. Me desarma una mano libre de nicotina, que en un gesto entre nervioso y desinteresado se despeina el flequillo hacia atrás. Y se ríe, y me besa, y mi cama, y es tan bipolar, y tan histérico, y tenemos tantas, tantas ganas, y me enamora, me toca y tiemblo, se asusta de mis palabras, pasa a tener el control. 
No quería estar como estoy en este momento nunca más. Y es cierto, no es la misma situación, vos y yo, Enano, cargábamos TANTA historia... pero el futuro a veces pesa mucho más que el pasado, él y yo podríamos vivir tantas cosas... No quería volver a prestarme jamás a que me enfermaran como me enfermaste vos. 
Eras el amor de mi vida, lo sabés, ¿No? (No). Nos íbamos a casar, e íbamos a tener hijitos, alguna vez iba a pasar. Eras el amor de mi vida, y después me asesinaste. Volví a nacer mucho más cínica y triste, mucho más ácida, mucho más sola. Él dice que se acuerda de mí el año pasado, me veía en el mismo edificio que ahora frecuentamos tanto, le provocaba algo, no sabe bien qué, él me veía, y yo le provocaba algo. Pero yo a él no, ¿cómo lo iba a ver, si todavía dejabas manchas en todo cuanto alcanzaba a mirar? ¿Qué me iba a provocar, si opacabas a todos? Me pregunto qué pasaría si te viera ahora. ¿Seguiría rompiéndose un pedacito de mí, como tantas otras veces? O peor, mucho peor, ¿me daría igual? 
"No te podés obsesionar conmigo" me advierte, y yo me río 'No puedo creer que alguien diga eso en la vida real...' francamente no sé si no me voy a aburrir de él con el tiempo. Tengo tan pocas justificaciones para el amor... Pero, ay... él me hace sentir. No había vuelto a sentir por nadie, y siento por él. Qué, no sé, capaz todo. Pero siento. Siento lo suficiente como para exponerme de nuevo a dejarme destrozar. 
"Intento hacerte reír porque me encanta cómo te tentás... me encanta cómo te tentás." 
"Me encanta cómo gritas."
"Me encanta cómo sos."

"Me encanta..."
Y yo pienso 'Amáme entonces'. Y sólo una de cada diez veces que me dice algo así, mi orgullo dolido me deja responderle 'Vos también me encantás'... 

Porque solo me llevo la gloria de tener en la memoria una mágica historia, en tus horas de euforia. Todos los días del mundo existe una forma de resucitar... ♪

1 comentario:

  1. Nada, quizás algunos versos de esta canción sean muy para vos (y otros, como el final, todo lo contrario) https://www.youtube.com/watch?v=QlEWTqWRXOg

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