martes, 22 de diciembre de 2015

I of the Storm

Necesito escribir en serio. Hoy demasiadas veces estuve por explotar, de frustración, de placer. Son tan diferentes. La magia de algo nuevo y TAN esperado contra el hastío de una situación que nunca quiero revivir y siempre vuelve. Estoy tan cansada, tan llena de vida a la vez. El verano hace eso en mí, históricamente. Llevo diez días de vacaciones y ya hice más cosas de las que puedo recordar, pero también pasé mucho más tiempo tirada frente a una pantalla del que jamás me permitiría en el resto del año. Cada año. Sé de una invitación que debería haber enviado de haber querido mantener treguas ancestrales que posibilitan fingir que algún día todo va a estar bien. Siempre pienso que de acá a unos años va a ser mejor. En medio de todo mi pesimismo, en el centro, optimista. Pero no preparo esa comodidad futura, acá no. No quiero vivir sola, no quiero un auto, acá no. Me mata tanto no estar en Europa. Podría relatarlo todo, al mediodía quería hacerlo, enumerar cada una de las ofensas y derrotas, pero ahora no. Toda la ira se fugó de mí en unos cuantos gritos cargados de todo, seguidos de... nada. O de un todo más dormido y de silencio. Mirar hacia el escenario con ojos vacíos y morirme de angustia y de bronca... no. De vergüenza. Vergüenza de mí por haberme quedado tanto tiempo. Por haber perdido tanto tiempo. ¿Voy a sentirme así cuando finalmente esté allá? La danza tal vez sea ahora lo único en lo que crezco. Y el resto es igual. Siempre llena de compromisos y logros que no saben a nada, excepto el jazz. Y ella no valora eso, no lo hizo nunca. No merece estar en mi vida. Y yo no merezco seguir haciendo sacrificios, tengo razón. Estoy segura de eso. Y estoy cansada de tener razón, porque así es más frustrante. Entonces el Universo equilibra las ganas que tengo de matarme vomitando enviando a un dj a activar. Por fin, ¿no?. Excepto que apenas llego te veo en el living. Gigantes pedazos de vos en cada pared. En dosmil años van a encontrar esos frescos ahora modernos y van a saber que exististe, que brillabas, que dolías. Dejaste tu huella eterna en el Mundo y en mí. Sobre todo en mí. Y con él, dios, es tan bueno como pensé que no iba a volver a ser bueno. Fuera de liga contra todo lo demás, aunque lo demás sea bueno, aunque lo demás valga inmensamente la pena, aún así: superior. No es tan bueno como con vos, simplemente porque él no es vos. Porque cuando termina no tenemos nada que decirnos. Porque irme de su casa no me mata. El chico que trae la Primavera tal vez muere un poco hoy cuando se va, dice que en unos meses se va a vivir a España. Oh, the irony. ¿Alguien más? Sé que hay mucha, mucha gente que está peor. Pero en mi círculo, en mi microsistema, a todos parece dárseles tan fácil. Y yo nunca tengo un mínimo de ventaja... siempre el camino difícil y largo. Nunca una puta ciudadanía de la UE. Never the fucking jackpot. Siempre elegir entre pocas opciones que matan alguito o mucho de mí. Siempre sentir y pensar demasiado. Nunca... paz. Sólo catharsis e iluminación momentáneas. ¿De verdad tengo que vivir otro año así? No creo poder soportarlo. Si llego a terminar este año sin otro ataque de pánico va a ser un logro increíble. Me vendría tan bien perder el control. Mi mejor amigo no lo entiende, no ve el honor en desquiciarse. Pero él siempre lo tuvo... todo. O casi todo, la ironía otra vez. Me fascina un poco la vida de gira y de fiesta, pero no es para mí, me encandila desde un lugar muy ajeno. Recuerdo eso, en el fondo y por debajo del cliché: que vivimos de formas muy distintas. Que te amo porque estás lejos, que cerca no me lo bancaría. Creo, pero tal vez, tal vez un poco estás cambiando. Hay cosas que nunca me habías podido decir, y me desespera tener que vivir esa evolución a esta distancia. Acostarme con tus amigos porque con el ingeniero industrial ya no me alcanza (nunca alcanzó). Pensar en pintar y no poder hacerlo. Querer vivir de noche y tener sueño. No saber qué soñé y qué pasó. Como tantas otras veces, saber que alguien piensa en mí mientras yo no lo extraño, no realmente, aunque lo quiera. Comprar regalos para fiestas quebradas y rotas. Tomar alcohol todos los días, sólo un poco, para seguir. Sentirme aburrida y sola, siempre con ganas de más. Siempre persiguiendo en mi mente un cambio.
Siempre volver acá a desmembrarme por escrito. 

sábado, 12 de diciembre de 2015

No se vuelve más fácil con los días.

Y te despertás un día y notás que en lo que va del año metiste 1/4 de carrera y un curso de Italiano con notas de 9 y 10 exclusivamente, y participaste de  dos muestras de danza alucinantes, y hay más de un chico inteligente y bonito siempre dispuesto a meterse en tu cama. Y anoche cerraste la última de tus responsabilidades académicas, así que te acostaste pensando en dormir hasta tarde, pero te levantaste a las 6am y desde entonces no volviste a dormir. Y el día está nublado y lluvioso y ya viste como 10 capítulos seguidos de Gossip Girl (muchos de los cuales ya habías visto alguna vez hace años) porque finalmente sos libre y tenés tiempo eterno para hacer lo que quieras, pero no juntas ganas de salir a ningún lado. Y lo único en lo que puede pensar una gran parte de tu cerebro desde hace casi un año es en estar en Europa. Te ganás otro 9 y querés estar en Europa. Te ganás otro 10 y querés estar en España. Te besa otro chico y querés estar en Barcelona. Y explotás de autoexigencia y te pasas de revoluciones y enloqueces, y ninguno de tus muchos logros parece ser más que apenas satisfactorio, y el mundo es injusto, y querés estar con él. Y te duele todo el cuerpo y no podés descansar, y aún con la diferencia horaria se despiden antes de irse a dormir. ¿Quién hubiera dicho que para tener sueño al mismo tiempo sólo teníamos que estar en continentes diferentes?

¿Quién hubiera caído tan fácilmente en semejante cliché?
Empieza un capítulo más... 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Cambiá el cubrecamas y no te cojas giles.

"Te amo", me dice el pintor del Pasaje. "Es lindo hablar así", y me abraza a través de una ventana. "Decime algo malo de mi obra", me pide. Critico las luces de navidad (maldita tendencia posmoderna), pero no es eso en verdad. No es nada que esté a su alcance corregir.
Es el fantasma desesperante que flota en todas  las paredes de este cuarto. De la galería en general. En los amigos. En la música. En los tragos gratis. Todo el evento impregnado de ausencia.
Se va a dormir el pintor de verdad, allá son las 4 y hace frío. Casi otro planeta. 

No se hace más fácil con los meses.
Quiero...

martes, 1 de diciembre de 2015

Quiero...


  • Quiero estar en París,
  • frente a una catedral gótica,
  • o en un parque de atracciones.

  • Quiero estar en París,
  • incluso ahora.
  • No quiero estar acá.

  • Quiero estar en el mar
  • y que su caos ayude
  • a calmar el mío.

  • Quiero estar viendo al David.
  • Ninguna reproducción que haya visto
  • le hace honor en absoluto.

  • Quiero estar en New York
  • donde se hacen los sueños:
  • en un musical de Broadway.

  • Quiero un auto
  • que parezca de juguete
  • pero sea de verdad.

  • Quiero encerrarme en el cine
  • a vivir vidas distintas
  • de la que vivo.

  • Quiero estar en Le Cirque des Rêves
  • porque nunca va a ser suficiente
  • una vida insípida y aburrida.

  • Quiero tener tantos libros
  • que nunca sea necesario
  • volver al mundo real. 

  • Quiero estar en Madrid
  • en el Museo del Prado
  • remediar ese error.

  • Quiero estar en Barcelona,
  • más por vos que por Barcelona.
  • Porque tu cama está ahí.

  • Quiero revivir esas noches
  • desquiciadas
  • de celofán.

  • Quiero que mis perros
  • vivan conmigo
  • y no tan lejos.

  • Quiero pisar el escenario del Colón
  • aunque sea una vez
  • antes de morirme. 

  • Quiero vivir en Bilbao, 
  • mi hermosa, única Bilbao.
  • Jamás sería infeliz.

  • Quiero tener un dragón de mascota
  • pero no me quejo
  • de mi caniche toy.

  • Quiero volver a Roma
  • y no encuentro ningún camino
  • que me lleve hasta ella.

  • Quiero aprender francés
  • y japonés,
  • y a tocar el piano.

  • Quiero conocer Londres
  • porque no me alcanza
  • con Rosario cuando llueve.

  • Quiero todas esas cosas
  • pero no las tengo ahora.
  • Entonces escupo arte.