Me obsesiona tu prisión. La primera canción que escuché este año (la madrugada del 1ro de Enero) fue Mariposa pontiac. Ay, Mariposa Pontiac, ¿qué va a ser de mí? Había brindado al dios del vino -asumiendo que Dionisio también bendice el champagne- por que este año fuera mejor. No hacía falta rezarle a nadie en realidad para confiar en que el año fuera mejor que el anterior, no era un piso muy fuerte, le rezaba al alcohol solamente por un año sin pensarte más. Pero me subí a un auto, para ver a mis amigos, y en la radio sonaba una canción de una banda que a mi no me gusta, pero a vos sí. Sin tus caricias, nena, ¿qué va a ser de mí? El año pasado hubo una tarde particularmente lluviosa, en la que me senté bajo techo en una plaza céntrica a leer y a mirar de reojo a las palomas. Me sentí en paz por primera vez en muchos días, y solo por ese momento. Al momento siguiente, en la radio empezaron a sonar esos acordes que siempre me son tan dolorosos cuando suenan de improviso (porque vos los hiciste sonar de improviso, tres años después, y esa vez también lloré). Si quien sea que esté leyendo quiere alguna vez llegar a sentirse un Dios, y jugar con los sentimientos de la gente, pero tiene demasiada paja como para estudiar medicina y recibirse de cirujano, le recomiendo desde ya que se haga operador de radio. También me taladra el cerebro esa canción que está de moda... My heart's a stereo, 'lo sentís...?' It beats for you, '...late por vos' so listen close ♪ ...que promesas pelotudas que nos hacíamos de chicos. Recuerdo que tenía un corazón alérgico a los pólenes, (y vos eras asmático) la muerte no existía, eramos asquerosamente jóvenes.
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