Me digo a mí misma que si te viera, te tocaría el hombro para llamarte la atención y sonreiría. Me digo que si te viera te saludaría como si todo estuviera bien, como si ya hubieras pasado. O que tal vez te haría notar que sé que estás ahí y te ignoraría fría y cruel. Me digo que si juntara la fuerza suficiente podría hasta decirte algunas de las cosas que nunca te llegué a decir: Que todo lo que te dijo tu amigo sobre mí era mentira.
O te preguntaría si lo que me dijo sobre vos era verdad.
Me digo que si te viera y estuviera con un chico al lado sería mejor que mejor, que podría actuar como si me gustara más de lo que nunca me gustaste vos.
Me digo que si te viera podría hacer como hacía cuando veía al chico de ojos negros, me acercaba y le decía "Hola Enano!", el mismo saludo de siempre, como si el tiempo no hubiera pasado, como si habláramos todos los días. Y él sonreía, y era como una puñalada, y él me hablaba y era como si retorciera el puñal dentro mío. Y al irse me saludaba con un beso y el roce de su piel era como si sacara la hoja y me dejara sangrando.
Pero recién ahí, cuando estaba fuera de su vista yo me quebraba. Recién ahí, habiendo quedado fuerte y entera ante él.
Me digo muchas cosas, pero cuando te veo me rompo en tantos pedazos que por separado no recuerdan cómo tenían que actuar.
Voy caminando con Mr. Fate, él lleva en brazos a mi perro, nos vamos riendo, somos una familia feliz. Somos gente que se ama y se hace bien. ¿Qué imagen mejor que esa podría mostrarte de mí para que creas que estoy bien sin vos, que no te necesito?
Ay... pero al verte no puedo. No puedo pensar. Son tantas pero tantas las veces en las que creo haberte visto en algún extraño, pero cuando de verdad sos vos me toma un milisegundo reconocer que no hay pelo como el tuyo, cuello como el tuyo... ojos como los tuyos.
Cuando te veo entiendo por qué siempre dentro mío sé cuando los otros no son vos.
Estás parado a unos metros de mí, hablando con una chica, no es tu novia, obvio que no.
Nunca es tu novia. Pero le hablás con esa sonrisa tan tuya... con esa actitud de que podés obtener lo que quieras de ella y lo sabés. Y ella te escucha. Y estás en traje.
De todas las miles de indumentarias en las que imaginé encontrarte, nunca siquiera se me pasó por la cabeza la posibilidad de que fueras lo suficientemente cruel como para estar en traje. La primera vez que te vi estabas en traje. Seguramente era el mismo. Y tus ojos... tus ojos son los más verdes del mundo.
Y me toma como un segundo analizar todo eso, capaz menos. Y mientras transcurre ese instante le clavo las uñas en el brazo a mi mejor amigo y le digo "Decime que no es él. Decime que no es él... es ÉL.". Y me pregunta '¿Dónde?' y no te ve. Estás a menos de dos metros de distancia, y para mí sos lo único que hay de pie sobre la Tierra, pero él no te ve.
Nos desviamos para esquivarte aunque él no sepa ni dónde estás parado. Y seguimos.
Y siento cómo mi temperatura corporal sube hasta que me arde todo el cuerpo. Y no paro de temblar y no paro de hablar e insultarte. Y sé que al lado mío Fate se debe estar muriendo por dentro. Pero no puedo... no puedo pensar en cómo se muere él mientras me muero yo. Me abraza, me dice que ya pasó. Se desvió una cuadra de su camino con tal de alejarme. Pero me duele. Me duele. Me duele.
Y nos despedimos y él sigue, y yo peleo con todo mi ser contra todo mi ser, porque quiere volver hacia donde estabas, porque en mi mundo producís tu propio campo gravitatorio, y yo me convierto en una partícula chiquita y débil que se deja atraer hacia vos.
Pero logro seguir, logro alejarme, a la cuadra me cruzo a ese chico que alguna vez fue Hollywood, y alguna vez fue rockabilly y ahora es menos que nada. Verlo me importa tan poco que hasta me paro a saludarlo para que vea a mi perro, sólo porque sé que eso lo va a hacer feliz y necesito que alguien sea feliz cerca mío.
Y sigo... siento cómo los ojos se me llenan de lágrimas pero no quiero llorar. Intento acordarme de que hoy hablé por primera vez en más de un mes con mi chico que está en Italia... intento acordarme de que hace sólo una noche tuve a Histeria en mi cama durante horas. Intento... intento que algo se sienta comparable a vos. Intento repasar las caras de otros chicos en mi mente. Intento entender por qué la tuya es tan inhumana. Intento que no seas tan especial.
Intento entender cómo puede ser posible que un humano provoque en otro todo lo que vos provocás en mí con sólo aparecer. Con sólo existir. Y yo sigo... y mientras camino las mujeres pasan de largo, pero algunos hombres me miran como preguntando "¿Por qué llorás? Si sos joven y bonita, ¿Qué te hace infeliz?" y yo sigo... llego a casa y antes de abrir la puerta me seco los ojos aguados, y recién al entrar y encerrarme en el baño dejo que el llanto tome el control. Y no son muchas lágrimas, dos, cuatro... pero queman. Queman cada pedacito de mi piel que llegan a tocar. Y me lavo la cara y al cerrar los grifos los agarro con fuerza y me obligo a calmarme. Fueron cinco segundos de vos. No puedo dejar que cinco segundos pesen más que todo el resto del día... de la semana... del mes. Así que elijo entre mi música algo que pueda contra mi estado de ánimo, y como siempre recaigo en el punk. Pongo a sonar Punk Rock Song, y empiezo a escribir.
miércoles, 6 de agosto de 2014
domingo, 3 de agosto de 2014
...Hey baby won't you look my way? I can be your new addiction! ♪
Nada. (?)
Hace calor en pleno invierno. Anoche tomé mucho y dormí cuatro horas, pero no me siento mal. Estoy feliz, sonrío estando sola. Hace un rato levanté la ropa que estaba colgada. Tengo muchísimo trabajo para hacer hoy, pero estoy escribiendo. Es casi la una y estoy desayunando por segunda vez... la primera fue un pancho vegetariano a las 7 de la mañana. Es un Domingo bastante bonito para ir al parque, aunque dudo que lo haga más que para pasear a los perros. Estoy escuchando I.P.E.G..
Ah, sí: y me acosté con Histeria.
Técnicamente "acostarse" no es la palabra precisa cuando querés referirte a tener sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia. Pero "Ah, sí: y tuve sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia con Histeria" es menos efectista.
Hace unas semanas me mandó un mensaje que sólo decía "." y cuando respondí "..." se quejó de que su celular anda mal. Lo cómico es que aún ninguno de los dos envió nunca una solicitud de amistad al otro, así que ese mensaje no debería haber sido justo para mí.
Mi mejor amigo, Fate Boy, estaba al lado mío cuando pasó. Justo ahí se le ocurrió comentarme que Histeria llevaba soltero un mes. Me dijo que esta parece mucho más definitiva y seria que todas las otras veces que cortaron. Parte de mí no lo creyó, pero igual quise verlo. Y a la vez no... siempre me pasa lo mismo con él. Pienso que me gusta porque me dice que no, porque no lo puedo tener, que si fuera simple y fácil no tendría más gracia.
Y entonces no quiero verlo... y a la vez sí. Somos seres histéricos, él y yo.
Pero Fate Boy cumple años mañana, y lo festejó ayer.
Anoche mientras me preparaba para salir tenía esos nervios que te hacen sentir un nudo en el estómago y una tormenta en el cerebro. El corazón a mil... esa clase de nervios que sólo te da por ansiedad de saber que vas a ver a un flaco que te gusta. Antes siempre sentía eso cuando sabía que lo iba a ver... después bueno. Pero no hablemos de después, hoy no.
Y dentro mío había algo más en esos nervios, algo que no había sentido nunca hasta ahora por él:
La seguridad de que anoche era la noche en la que por fin pasaba algo.
Tenía miedo de verlo y pensar en todas las veces que le dije animaladas porque sabía que no importaba, que era un juego... miedo de verlo y no saber cómo hablarle ahora que ya no era algo prohibido... pero supongo que las animaladas siguen siendo parte de la naturaleza de nuestra relación, porque cuando logré que Fate Boy me diera la llave para ir a abrirle yo, me lo encontré en la puerta con un amigo suyo, y él estaba comentándole a un trapito algo pasado que limpiaba un auto cerca lo dable que estaba yo.
Les dije "Chicos, regalándome desde temprano? Banquen un poco.", se rieron.
Y a él le aclaré "H, cuando me extrañás tanto podés invitarme a comer, sabés? No hace falta que me mandes mensajes privados." y esperaba que respondiera alguna excusa, pero sólo dijo "Bueno, cuándo vamos a comer?" y le dije que comer es demasiado, que tomar una coca es mejor. Me mostró que había traído fernet. La coca va con fernet, Histeria y yo histeriqueamos. Hay cosas que no cambian nunca.
Hubo mucho alcohol en el medio, y yo estaba tan cansada... no recuerdo los detalles.
Me acuerdo de algunos roces, su mano en mi cintura al pasar caminando cerca mío, las miradas cargadas de siempre. Me acuerdo de estar muy cerca, de preguntarle "Por qué no? Con qué excusa ahora?" y que me prometiera "Después."
Me acuerdo de subir una escalera para ver a mis amigos. De que bajaron todos antes que yo y él estaba abajo. De que ellos siguieron de largo y él se quedó esperando. De que me guió por un pasillo hacia un patio.
Un rincón algo escondido. Un primer beso raro. Toda la furia contenida de dos años de esperar.
Dos años. Creo que nunca esperé tanto tiempo por nadie sin estar enamorada.
De ir hasta la fiesta principal a buscar algo importante a pedido suyo. De volver y meternos en un quincho. De sentarme en una mesa de pool con tantos recuerdos tan agridulces que no estaba segura de querer usar ese lugar... por algún motivo él quiso que nos moviéramos al cuarto de al lado y fue una decisión excelente para mí.
Me preguntó cómo se iba a sentir Fate Boy al respecto si pasaba algo entre nosotros... como siempre de mi parte, la verdad: "Mal". Y me dijo que ya sabía, que no quería hacerle mal.
Y le dije, "El tema es que entre vos y yo, al que más le importa él es a mí... pero yo tengo demasiadas ganas de que pase esto como para parar ahora"... y eso bastó.
Tal vez el chico de dibujo al que solía dibujar tiene razón... me lo dijo anoche mientras nos poníamos en pedo en un rincón y hablábamos sobre por qué le caigo terriblemente mal.
Me dijo "Creo que sos una muy mala persona", tal vez lo soy.
Yo solía decir que si algún día me acostaba con Histeria su versión real nunca iba a superar a mi versión platónica. Tenía razón, obviamente. Cuando pasás dos años imaginando todas las posibles situaciones en las que podrías llegar a tener sexo con una persona y finalmente pasa en un cuartito de 2x2 lleno de polvo -valga la redundancia- y los dos están ebrios y fumados, la realidad tiene mucha menos magia.
Siempre imaginé que el sexo iba a ser genial y que después no nos íbamos ni a mirar hasta que alguno de los dos se fuera. Lo gracioso es que el sexo estuvo bien. Mundana y terrenalmente bien... pero todo lo que vino después fue perfecto.
Cuando llevábamos un rato de vuelta en la fiesta se alejó a fumar solo en un banco. Pensé que tal vez estaría mambeando... tres años de novio con la misma persona deben pesar en la consciencia a la hora de volver a tener sexo casual con alguien más. Dudé en acercarme, pero fui. Me senté en un rincón cerca del banco, me dijo "Tenés un banco acá, qué hacés sentándote ahí?" le dije que estaba respetando su espacio personal de fumador, me agarró la mano y tiró de mí hacia él. Me senté al lado suyo a escucharlo hablar sobre nada en particular. Hay pocos chicos a los que realmente preste atención cuando hablan, pero podría pasar horas escuchándolo a él.
Encontré su campera y me la puse cuando empezó a hacer frío. Tenía tanto olor a él que era difícil pensar con su perfume tan cerca del cerebro. Pero no nos pegoteamos. Ni ahí... yo hice la mía, él la suya... tampoco nos ignoramos. Ni ahí. De a ratos la mía y la suya eran la misma (?). Fuimos a comer panchos a la madrugada, mi mejor amiga, él y yo. Nos acompañó a casa, hasta el último segundo intentó convencerme de que me fuera a dormir con él. Ganas no me faltaban. Ganas no me faltan.
Aunque me diga que sí. Aunque lo pueda tener. Aunque sea fácil y simple... me sigue gustando a morir.
Hace calor en pleno invierno. Anoche tomé mucho y dormí cuatro horas, pero no me siento mal. Estoy feliz, sonrío estando sola. Hace un rato levanté la ropa que estaba colgada. Tengo muchísimo trabajo para hacer hoy, pero estoy escribiendo. Es casi la una y estoy desayunando por segunda vez... la primera fue un pancho vegetariano a las 7 de la mañana. Es un Domingo bastante bonito para ir al parque, aunque dudo que lo haga más que para pasear a los perros. Estoy escuchando I.P.E.G..
Ah, sí: y me acosté con Histeria.
Técnicamente "acostarse" no es la palabra precisa cuando querés referirte a tener sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia. Pero "Ah, sí: y tuve sexo en un baño de servicio, contra una pared sucia con Histeria" es menos efectista.
Hace unas semanas me mandó un mensaje que sólo decía "." y cuando respondí "..." se quejó de que su celular anda mal. Lo cómico es que aún ninguno de los dos envió nunca una solicitud de amistad al otro, así que ese mensaje no debería haber sido justo para mí.
Mi mejor amigo, Fate Boy, estaba al lado mío cuando pasó. Justo ahí se le ocurrió comentarme que Histeria llevaba soltero un mes. Me dijo que esta parece mucho más definitiva y seria que todas las otras veces que cortaron. Parte de mí no lo creyó, pero igual quise verlo. Y a la vez no... siempre me pasa lo mismo con él. Pienso que me gusta porque me dice que no, porque no lo puedo tener, que si fuera simple y fácil no tendría más gracia.
Y entonces no quiero verlo... y a la vez sí. Somos seres histéricos, él y yo.
Pero Fate Boy cumple años mañana, y lo festejó ayer.
Anoche mientras me preparaba para salir tenía esos nervios que te hacen sentir un nudo en el estómago y una tormenta en el cerebro. El corazón a mil... esa clase de nervios que sólo te da por ansiedad de saber que vas a ver a un flaco que te gusta. Antes siempre sentía eso cuando sabía que lo iba a ver... después bueno. Pero no hablemos de después, hoy no.
Y dentro mío había algo más en esos nervios, algo que no había sentido nunca hasta ahora por él:
La seguridad de que anoche era la noche en la que por fin pasaba algo.
Tenía miedo de verlo y pensar en todas las veces que le dije animaladas porque sabía que no importaba, que era un juego... miedo de verlo y no saber cómo hablarle ahora que ya no era algo prohibido... pero supongo que las animaladas siguen siendo parte de la naturaleza de nuestra relación, porque cuando logré que Fate Boy me diera la llave para ir a abrirle yo, me lo encontré en la puerta con un amigo suyo, y él estaba comentándole a un trapito algo pasado que limpiaba un auto cerca lo dable que estaba yo.
Les dije "Chicos, regalándome desde temprano? Banquen un poco.", se rieron.
Y a él le aclaré "H, cuando me extrañás tanto podés invitarme a comer, sabés? No hace falta que me mandes mensajes privados." y esperaba que respondiera alguna excusa, pero sólo dijo "Bueno, cuándo vamos a comer?" y le dije que comer es demasiado, que tomar una coca es mejor. Me mostró que había traído fernet. La coca va con fernet, Histeria y yo histeriqueamos. Hay cosas que no cambian nunca.
Hubo mucho alcohol en el medio, y yo estaba tan cansada... no recuerdo los detalles.
Me acuerdo de algunos roces, su mano en mi cintura al pasar caminando cerca mío, las miradas cargadas de siempre. Me acuerdo de estar muy cerca, de preguntarle "Por qué no? Con qué excusa ahora?" y que me prometiera "Después."
Me acuerdo de subir una escalera para ver a mis amigos. De que bajaron todos antes que yo y él estaba abajo. De que ellos siguieron de largo y él se quedó esperando. De que me guió por un pasillo hacia un patio.
Un rincón algo escondido. Un primer beso raro. Toda la furia contenida de dos años de esperar.
Dos años. Creo que nunca esperé tanto tiempo por nadie sin estar enamorada.
De ir hasta la fiesta principal a buscar algo importante a pedido suyo. De volver y meternos en un quincho. De sentarme en una mesa de pool con tantos recuerdos tan agridulces que no estaba segura de querer usar ese lugar... por algún motivo él quiso que nos moviéramos al cuarto de al lado y fue una decisión excelente para mí.
Me preguntó cómo se iba a sentir Fate Boy al respecto si pasaba algo entre nosotros... como siempre de mi parte, la verdad: "Mal". Y me dijo que ya sabía, que no quería hacerle mal.
Y le dije, "El tema es que entre vos y yo, al que más le importa él es a mí... pero yo tengo demasiadas ganas de que pase esto como para parar ahora"... y eso bastó.
Tal vez el chico de dibujo al que solía dibujar tiene razón... me lo dijo anoche mientras nos poníamos en pedo en un rincón y hablábamos sobre por qué le caigo terriblemente mal.
Me dijo "Creo que sos una muy mala persona", tal vez lo soy.
Yo solía decir que si algún día me acostaba con Histeria su versión real nunca iba a superar a mi versión platónica. Tenía razón, obviamente. Cuando pasás dos años imaginando todas las posibles situaciones en las que podrías llegar a tener sexo con una persona y finalmente pasa en un cuartito de 2x2 lleno de polvo -valga la redundancia- y los dos están ebrios y fumados, la realidad tiene mucha menos magia.
Siempre imaginé que el sexo iba a ser genial y que después no nos íbamos ni a mirar hasta que alguno de los dos se fuera. Lo gracioso es que el sexo estuvo bien. Mundana y terrenalmente bien... pero todo lo que vino después fue perfecto.
Cuando llevábamos un rato de vuelta en la fiesta se alejó a fumar solo en un banco. Pensé que tal vez estaría mambeando... tres años de novio con la misma persona deben pesar en la consciencia a la hora de volver a tener sexo casual con alguien más. Dudé en acercarme, pero fui. Me senté en un rincón cerca del banco, me dijo "Tenés un banco acá, qué hacés sentándote ahí?" le dije que estaba respetando su espacio personal de fumador, me agarró la mano y tiró de mí hacia él. Me senté al lado suyo a escucharlo hablar sobre nada en particular. Hay pocos chicos a los que realmente preste atención cuando hablan, pero podría pasar horas escuchándolo a él.
Encontré su campera y me la puse cuando empezó a hacer frío. Tenía tanto olor a él que era difícil pensar con su perfume tan cerca del cerebro. Pero no nos pegoteamos. Ni ahí... yo hice la mía, él la suya... tampoco nos ignoramos. Ni ahí. De a ratos la mía y la suya eran la misma (?). Fuimos a comer panchos a la madrugada, mi mejor amiga, él y yo. Nos acompañó a casa, hasta el último segundo intentó convencerme de que me fuera a dormir con él. Ganas no me faltaban. Ganas no me faltan.
Aunque me diga que sí. Aunque lo pueda tener. Aunque sea fácil y simple... me sigue gustando a morir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)