17/08/2016 20:45 Hola, no sé cuán rota estará tu alma hoy, pero te quiero. Te quiero una banda y te extraño. Y todo lo que es fuerte o demasiado en mi vida me da ganas de estar allá. Y me encantaría escuchar tu voz con acento chaqueño-catalán. Y espero que te hayas reído hoy. Y que no sé, cierre los ojos y cuando los abra esté en tu cama diciéndote que ni en pedo voy a ir a pasear por el mundo a las 3am.
Pero cuando finalmente estuve allá y abrí los ojos y estaba en tu cama, eran las 2am y me invitabas con esa voz a pasear por el mundo, yo te dije que sí sin dudarlo. Sí, obvio que sí. A donde quieras. Lo que vos quieras. Esto es Europa, podemos pasear a cualquier hora por cualquier lado. Este sos vos, te seguiría hasta el borde del acantilado más profundo y si me lo pidieras yo saltaría. La primera noche allá. La ciudad transformada por las decoraciones navideñas, tu cara transformada por la perfección del corte de pelo que llevabas cuando te conocí. Bajarme del bus sin tener idea de dónde estaba parada y preguntarme qué habrías hecho porque yo llegaba una hora tarde. El vuelo una hora tarde. Y vos tan impredecible. ¿Se habrá ido? ¿Estará ahí? ¿Tendré que ir hasta su casa? ¿Sabré ir hasta su casa? ¿Cuál era el timbre? Llegar y verte sentado en tanta paz, sacándole fotos a unas viejas que posaban para vos, haciéndolas reír, sonriendo. Tu sonrisa dios, ni la Casa Batlló nevada e iluminada con mil reflectores competía contra esa sonrisa. Mi mano en tu nuca. Tu sonrisa más. El gesto para que me sentara. Los chistes, las viejas posando, yo riéndome. "Ya está" te dice la más artista de ellas, "Que ya te retrasé la bienvenida durante demasiado tiempo" y nos deja solos, solos en el mundo. Solos al otro lado del mundo. Solos de nuevo. Hola. Y el abrazo, porque sabía, siempre supe que primero iba a haber un abrazo. El beso después, siempre el beso después. Y pensaba que tal vez iba a llorar pero es como Venecia, tan concentrada la cara en sonreír que no puede conjugar los mismos músculos a llorar. Y ya sabías que iba a llegar tarde, porque te habías fijado por mi vuelo en internet, te sentaste tranquilo a esperarme. Vos, te habías fijado, vos, tranquilo a esperarme, ¿vos? Primera señal de tu crecimiento.
Intenté imaginarme al chico que iba a esperarme a la parada de colectivo en Rosario pensando con más de una hora de antelación, no pude. Para ser justa, intento imaginarme a la chica que te pedía que la fueras a esperar a la parada de colectivo en Rosario subiéndose sola a un avión, puedo menos. No puedo imaginar a ese chico comprándome todas las variedades de Kinder que había en el minisuper sólo para verme feliz, no puedo imaginar a esa chica aspirando cocaína cortada con speed. No puedo imaginarme a ese chico alquilando una nave industrial y movilizando gente sólo para tener un lugar en el que hacer crecer a su arte, no puedo imaginarme a esa chica mirándote a los ojos, siguiendo tu ceja con un nudillo y diciendo "Sos tan hermoso" justo antes de besarte mientras un policía se lleva tu dni y empieza a redactar la denuncia. No puedo imaginar al chico y la chica que fuimos en Rosario haciendo y diciendo las cosas que hicimos y dijimos en Barcelona, pero puedo imaginar con bastante certeza que los últimos sólo existieron de esa forma porque se habían conocido los primeros.
No puedo tampoco resumir Barcelona en una entrada de Blog. ¿Cómo podría? El CCCB, los graffitis, la gente, tus amigos, tu amiga, la playa, la fiesta, los museos, el arte, las calles, la arquitectura, no puedo, la música, la comida, no hay forma. No puedo explicar la galería ni el Bosch en Berlín, no puedo con mi hermana y mi dolor. No puedo resumir Hamburgo y la pareja que me hizo replantear mi concepción del matrimonio, no puedo, no entra, no hay forma. No puedo explicar la catedral de Colonia de esta forma. Mucho menos al chico de Colonia. Dios, no puedo ni empezar a hablar de él. Cada vez que intento explicar cómo Aachen, que tenía que ser la ciudad tranquila en la que nunca pasaba nada se me clavó en las costillas como una astilla insacable, no puedo. No puedo hablar de él. Menos acá, cuando intento hablar sobre vos. No puedo hablar sobre él. Ni siquiera sé si vale la pena intentar describir en español algo que viví en inglés y en alemán. No puedo resumir Madrid, el Museo del Prado, mi amiga, ella cuyo consejo fue el único que me subió al avión. No puedo, la vuelta a Barcelona. Los enojos, discusiones, el dolor. El dolor. La seguridad de que voy a morirme así, si me dejas, si no te pierdo antes. No puedo resumir todo ese viaje en una sola entrada, ni siquiera en este blog. No puedo resumirte a vos en una sola entrada. Necesito un libro entero, cientos de páginas. Algún día lo voy a hacer. En cierto sentido ya lo fui haciendo. No, no puedo hablar de todo eso. Pero puedo hablar del momento que el universo va a recordar de nosotros cuando todo lo demás se haya desvanecido. Puedo hablar de lo que en su momento describí como la mejor noche de mi vida, y ahora sé que fue el mejor momento de mi vida. No puedo describir todo ese viaje, pero puedo hablar sobre Año Nuevo.
Los primeros días son borrosos, un blur indistinguible de felicidad y el sentimiento tranquilo de calma, de saber que estaba exactamente en el lugar del mundo en el que tenía que estar, en el que había querido estar durante tanto tiempo. Tanto tiempo. Incluso el 31 de diciembre es algo que no recuerdo bien sin esfuerzo, cuando lo pienso, cuando reviso el cuaderno, veo que fue cuando me perdí en el Born. Y llegué a tu casa, porque creo que sin importar cuán desorientada esté siempre podría encontrar tu casa.
La víspera de Año Nuevo en mi memoria empieza en tu living. Con hachís y marihuana y alcohol en exceso. Con el licor de anís que se tomaba cada vez que la botella tocaba una mano porque era tradición. Tradición. Y
- Quién es toda esta gente?
- No tengo idea, son amigos de la gente con la que vivo... creo
Y
- Em.. N, toda la comida tiene carne.
- Yo sabía que me estaba olvidando de algo!
- La puta que te parió.
Y verte desaparecer un rato para que volvieras con exactamente el tipo de comida que yo tenía ganas de comer. Dios. Y mi sonrisa, mi mirada, las puedo imaginar.
- Ahora me siento mejor, fue sobre todo para poder comer sin culpa.
Y tu sonrisa, tu mirada, saber los dos que no fue por eso. Tratar de no besarte con todo ese público.
Recuerdo los brindis, los saludos a la gente que estaba en el mismo uso horario, y a la gente que no. Recuerdo nuestro brindis. Recuerdo las uvas. Que de las 12 al menos 6 fueron deseos sobre vos. No recuerdo bien bajar, o empezar a caminar, recuerdo el edificio que me mostraste cuando nos sentamos a esperar, hermoso, hermosísimo. Algo tan bello y con tan poco margen de espacio para apreciarlo en su totalidad. Recuerdo al dealer aunque no mucho su cara, recuerdo pagar yo.
- Rolls Royce - dijiste- esto no pasa. Conseguir Rolls Royce, a 10 euros? A esta hora? EN AÑO NUEVO? Esto no pasa.
Es incontable la cantidad de veces a lo largo de ese viaje que escuché de tantas bocas y en tantos idiomas la frase "Esto no pasa nunca."... esos niveles de magia. No recuerdo el paseo hasta lo de tu amigo (que en ese entonces aún no era un imbécil), recuerdo tu promesa de que el lugar iba a ser un antro en el que en lo posible sólo íbamos a entrar para saludar un segundo e irnos.
Recuerdo sí el antro, algo de la gente. Recuerdo más alcohol, creo. Y estar en el sillón, tener sueño, tener mucho sueño. Estar cansada y feliz. Decirte que no importaba, que tenía sueño, que estaba cansada y con algo de jetlag. Decirte
- Dejame en tu casa y andá vos. Salí con tu amigo, N, y nos vemos cuando vuelvas. En serio, no hace falta, no tengo muchas ganas de salir. Andá vos, lindo, si total te da igual.
Y la sospecha en tu tono al preguntar
- Qué me da igual?
- Si voy o no. Salí con tu amigo, no hay problema.
Y la indignación ahora, la incredulidad extrema
- VOS ESTÁS TARADA? Cómo me va a dar igual?? Salir en Año Nuevo? Comprar una pastilla? Te pensás que eso es algo que yo haría solo?? Lo hago porque estoy con vos!
Y mi risita de alivio, y tu indignación transformándose en proactividad
- Tomate esa pastilla y salimos. Basta, vamos a bailar.
Y mis miedos, advertirte. Que no, que soy mambera, que tengo miedo, que no sé, que mi mente, que no estoy segura. Y tu voz ahora una orden. Tomate un cuarto y si te pega bien te tomás otro, y yo me tomo la otra mitad. Tu voz ahora una orden, dejate de joder y vamos a bailar. Tu voz ahora una orden, y si me ordenaras tirarme de ese barranco yo saltaría. Me tomo el cuarto de pastilla.
El recuerdo siguiente es uno de los mares humanos más impresionantes que haya visto nunca. Eso es lo que pasa cuando bajás a una boca de metro en Barcelona en Año Nuevo. Cabezas que ocupan cada espacio visible entre la pared y el andén. Lo importante de ese mar es el calor. Calor humano. Y en este punto de la historia es necesario explicar que el éxtasis es una droga que te tira muy para abajo justo antes de empezar a pegarte bien. Tal vez sea necesario explicar también que yo soy alguien que ya vive para abajo de por sí, alguien a quién la presión se le cae de nada. Alguien para quién no es novedad desmayarse. Alguien que de hecho sabe muy bien cómo se siente un principio de desmayo, y eso es lo que siento en este punto de la noche.
- N, me voy a desmayar. Me siento mal, me voy a desmayar.
Y tu promesa de que está bien, está bien si me desmayo. Me prometes que si eso pasa simplemente me van a dejar en un rincón y se van a ir a bailar. Te reís, creo que me río, me decís que no falta nada, una estación más y nos bajamos.
No recuerdo bien bajar, subir, caminar, sólo recuerdo morir en el cordón de una vereda y ahí sí, muerta de miedo, empezar a rogar.
- N, me siento mal. Por favor, por favor llevame a casa. N, llevame a casa, por favor.
Recuerdo el mundo hundiéndose cómo un bajón de presión y un ataque de pánico simultáneos. Recuerdo todas las sombras, la oscuridad, el fin del mundo por el rabillo de ambos ojos. Y en el centro vos. En cuclillas frente a mí, mirándome a los ojos, imantando mi mirada con una fuerza borde ancestral. Vos, la luz al final del túnel, vos, si se quiere, la única luz. Tu voz ordenando:
- Mirame a mí. Paulina, quedate conmigo, mirame a mí, seguime a mí. ¿Quién es el que sabe sobre esto? Yo, entonces confiá en mí: esto es normal. Esto es la pastilla, te está haciendo efecto, es sólo eso. Es normal que bajes antes de subir, es pasar este momento. Creeme a mí, seguime a mí. Paulina, quedate conmigo, seguime a mí.
Seguime a mí. Y es la frase justa. Porque todo mi cuerpo te ruega un poco de paz y todo mi cuerpo me pide que te haga caso, que te crea a vos, que confíe en vos, que te siga. A donde sea que haya que llegar, que te siga. A donde siempre quise ir y nadie más me va a llevar. A donde siempre me dio curiosidad y sólo puedo llegar si te sigo, porque nadie más me va a obligar tan lejos. Recuerdo pedirte que me llevaras a casa y que me dijeras que no, que no me ibas a permitir que esa pastilla me hiciera efecto cuando ya estuviera acostada en tu cama, aburrida y sola. Que no, que me iba a sentir mejor e íbamos a ir a bailar. Y eso pasó.
Porque a decir verdad, vos sos el que sabe sobre eso. Y yo confío en vos, te miro a vos, me quedo con vos, te sigo a vos. Y sólo por eso llego al éxtasis. Se llama así por una razón, sabés, no hay otra forma de describirlo.
Recuerdo haberme sacado el abrigo para dejarlo en el guardarropas y todas las barritas kinder que tenía en el bolsillo cayéndose por el piso, las miradas con tantas ganas de esas chicas... regalarle chocolates a todo el mundo al grito de "Feliz Año!", la felicidad irradiada así de fácil. Vos orgulloso de mí "Esta ciudad es esto." Recuerdo la fila hacia la caja. Sé que tu amigo estaba ahí, lo sé pero no lo siento. Nunca se sintió realmente como parte de esa noche, aunque para esa altura ya tenía puesto su gorro. Su puto gorro, bendito gorro. Ese que me salvó la vida cuando me estaba muriendo de frío, ese que me mató después, de alguna forma. Tan feo, tan poco combinable con absolutamente nada de mí. Y en fin, recuerdo tu expresión cuando me miraste desde tan alto para decirme
- Vos y yo nos vamos a casar algún día.
El torbellino de emociones en mi cabeza, porque lo estabas diciendo de verdad, con tanta certeza. Te dije que sí, pero que mi miedo (mi enorme miedo) es que nos distraigamos, que vos dejes embarazada a alguna mina, que yo diga bueno y me case con algún gil que me haga sentir menos. Que se nos pase la vida en el medio y perdamos esto. Este momento. Me proponés castrarte, me río, idiota, te digo que no.
- Un hijo nuestro sería increíble de ver crecer. ¿Sabés lo que le digo a alguien cuando no te conoce y quiero explicarle quién es N? Digo "N es el único flaco cuyo bebé consideraría no abortar." Y no digo que no lo abortaría, pero consideraría no hacerlo. Y vos sabés lo que es eso para mí.
- Sí, sé lo que es eso para vos.
Seguro un abrazo y un beso, no lo sé, lo imagino, hubo tantos esa noche. ¿Dónde estaría tu amigo? Pregunta eterna de esa noche, nunca estuvo con nosotros, no en verdad. No había lugar para nadie más.
Entramos al galpón más espectacular que haya visto nunca. No es muy grande y no hay demasiada gente, no es que la estética sea excesiva, la música no puede más. Dj's en vivo que no pueden más. La mezcla inexplicable de personas vestidas desde la modestia de mi sweater hasta la perfección bizarra de tu ropa. Personas en traje. Un inglesito rubio recién salido del Titanic con su esmoquin con moñito y su vaso corto de vidrio en la mano. Pensar "Estoy en Wonderland, esto no es real." Esto no es real. Mirarte tan fascinada, tan fuera de mí. La alegría madura en tus ojos, que ya se fascinaron antes con esta ciudad. Esto no es real, excepto que lo es. Excepto que es mi vida. Esto es mi vida. Estoy acá. Estoy acá con vos, en este lugar, con vos. Esto me está pasando a mí. Se llama éxtasis por una razón, sabés? No hay otra forma de describirlo. La música electrónica suele bastar para encandilarme, música así de buena puede alcanzar para sacarme de mí, pero sumale Barcelona, sumale Año Nuevo, sumale la euforia de cientos de corazones latiendo al mismo tiempo y con la misma alegría desenfrenada de estar ahí. Sumale verte bailar, como una aparición, como un ser mitológico, como una criatura de otro mundo que puede hacer lo que quiera, lo que quiera y verse bien. Como el flaco más lindo del mundo. Lo pensé la primera vez que te vi "Es el flaco más lindo del mundo" y aún lo pienso cada vez que te veo, pero puedo jurar que nunca fuiste tan perfecto como esa noche. Nunca tu belleza me había superado TANTO. La alegría inexplicable de estar acá, no hay forma de expresarlo en palabras. No alcanza. No alcanza porque viví en Europa desde el momento en el que puse un pie en Argentina la primera vez que volví. No hay forma porque viví con vos desde el momento en el que supe que ya te habías ido. Porque por fin, por fin no somos letras en una pantalla, sino vos y yo juntos en serio, y en Barcelona. Nunca habíamos sabido que vernos a los ojos podía colmarnos tanto. Nunca habíamos entendido el lujo invaluable de tenernos enfrente. Nunca habíamos concebido el valor incalculable de poder tocarnos. Nunca me habías abrazado así, como en el momento en el que me agarrás para no soltarme nunca y con tu mandíbula en mi hombro y tu pelo atrapado en mi mano me decís "Te quiero." y no te alcanza "Te quiero mucho, yo" y no es suficiente "Paulina, yo te amo. Yo, a Vos, te amo." ...se llama éxtasis por una razón, sabés? Pero esa palabra no alcanza para describirlo. No hay palabras que existan. Alegría. Felicidad. Júblilo. Gloria. Desenfreno. Euforia. Éxtasis. ...Amor? Amor como no lo había sentido nunca, Amor y Felicidad en sus sentidos socráticos plenos. Amor como siempre quise sentirlo pero en parte ya me había resignado a experienciar solamente a través de los libros, las películas, las series. Amor como nunca sentí por nadie, ni voy a sentir por nadie que no seas vos. Mientras lo repetías te sentí asentir, como si te lo estuvieras confirmando a vos mismo. Como si no hubieras sabido que era cierto hasta ese momento. No lo sabías, en realidad, yo tampoco. Y lo supiste siempre, en realidad, yo también. "Yo también." te digo con toda la piel bañada en lágrimas y la sonrisa más sincera que jamás me haya sentido sonreír: "Yo también te amo." y tu cara en mis manos, tus lágrimas en mis manos. Tu alegría en mis manos. Tu sonrisa en mis manos. Tu sonrisa en mi sonrisa. Tus manos en mis manos. Yo en vos, vos en mí. Nadie más en el mundo y todo ese mar de gente sonriendo con nosotros. Y lloro al escribirlo aunque creía que ya había terminado de llorar por unos días. Hoy a la mañana se sintió por un momento como si fuera a poder acostumbrarme de nuevo a que vivas en otro continente. A tenerte 14mil kilómetros lejos. Te quiero, te quiero mucho, Paulina, yo te amo. Nueve palabras de tu boca son suficientes para cambiar mi vida para siempre.
Recuerdo cómo te deseé, cómo esperé estar con vos allá. No tengo que inventarlo, basta con releer este blog. Un año y medio de entradas sospechando que se había ido el único que iba a ser siempre el que más importara. Recuerdo todas mis expectativas, mis muertes diarias en la agonía de querer volver. A Europa, a Vos. Recuerdo mis miedos y mis ganas. Recuerdo. Recuerdo que le pedí todo a este viaje, pero nunca eso. Recuerdo que esperaba verte y que fuera fascinante y enloquecedor e intenso. Recuerdo que esperaba verte y que me volaras la cabeza y me hicieras sentir excesos y fuera divertido. Esperaba verte y que me sacaras de quicio e indignarte y querer asesinarnos. Esperaba verte y entrar a ese agujero negro que siempre fue tu mundo para mí. Esperaba todo de este viaje, me dio más. Mucho más. Esperaba todo de vos, pero nunca ni en mil siglos hubiera podido esperar que me dijeras que me amabas. Que me amas. No quiero pensar nunca en pasado para eso, sin importar cuán lejos estés. No quiero decir nunca que te amé. Te amo.
- Sos vos para mí. Siempre fuiste vos para mí. Siempre vas a ser vos para mí.
- El hombre de tu vida soy yo.
- Y mirá que hay hombres en mi vida...
- Ya lo sé.
- Y mirá que va a haber hombres en mi vida...
- Ya lo sé.
- Pero sí, el hombre de mi vida sos vos. Sos el amor de mi vida.
Y las lágrimas. Las sonrisas. Los abrazos. Los besos. Incontables, indescriptibles. En un punto, irrecordables. La pregunta eterna de dónde estaría tu amigo. Los momentos de rescate, de pensar que no queríamos ser de esas parejas que se cortan en la suya y se olvidan del resto, pero era inevitable. Una y otra vez nos convertíamos en eso, y a él no le importaba, habrá tenido su historia esa noche también. No como la nuestra, igual. Nunca como la nuestra. Nadie nada nunca como nosotros.
- Ya lo sé. Vos también. ¿Por qué te pensás que estoy tan tranquilo? Porque lo sé.
Vos sentado esperando en la más absoluta calma frente a la Casa Batlló. Vos crecido, vos tranquilo. Vos, alquilando la nave. Vos, comprándome todas las variedades de Kinder. Vos, tranquilo, porque lo sabés. Yo también lo sé, lindo. Creo que lo supe siempre.
La primera vez que te vi fui a abrirle la puerta de una casa que no era mía, en una fiesta que no era mía, a un chico que no era mío. Pero era el chico más lindo del mundo. La primera vez que me viste ya me habías visto antes, en tu mente. Recuerdo que había alguien más con nosotros en ese pasillo, pero su imagen es como una sombra velada en esa memoria, no tengo idea de quién era. Nunca nadie más que vos y yo en ese momento. Creo que lo sé desde ese momento. Ya te había escrito antes de conocerte, en este mismo blog.
- Siempre fuiste vos para mí, en todas mis vidas. Y en las que no te encontré una tristeza tan profunda... puede que toda mi oscuridad venga de ahí.
Llorar de euforia juntos. Amarnos tanto, tan sanamente, curando todas las heridas.
Prometerle a ella, que me dio a luz con vos, que no la hubiera dejado por nadie más que por vos. Por eso sé que siempre lo supe. Porque cuando me hizo elegir entre ella o vos, ella era todo y yo no quería que fueras nadie. Porque cuando me dijiste que te ibas a vivir a otro país no me importó nada más. Porque cuando me despedí de vos me mataste en tantas formas que al final reía y lloraba a la vez. Porque irme de tu casa siempre fue un pequeño suicidio. Porque sólo cuando te sigo llego a donde siempre quise ir y a donde nadie más podría llevarme. Porque eso es así desde la primera noche, porque echaste llave a esa puerta cuando nadie más lo hubiera hecho. "Because this guy, he leads me into the darkness, and he guides me there" le dije al alemán cuando intentaba explicarle que no me sentía así sobre él. Cuando me lo ofrecés, me tomo el otro cuarto de pastilla porque al principio de la noche me dijiste
- Paulina, yo quiero que entiendas que yo te voy a cuidar. Pase lo que pase yo te voy a proteger, vos estás segura conmigo. No importa si vomitás, si te baja la presión, si te desmayás, yo te voy a cuidar. Vos estás segura conmigo.
Y fue como si toda mi vida hubiera estado esperando a que alguien me dijera eso. Y si hubiera podido elegir el alguien, te hubiera elegido a vos. Pero nunca hubiera siquiera soñado que me lo fueras a decir en serio, vos a mí. Vos, a Mí. Se llama éxtasis por una razón, sabés? Pero tu nombre se acerca más a ese concepto en mi mente. Me tomo el otro cuarto de pastilla porque estoy segura con vos, pase lo que pase vos me vas a cuidar. Y me cuidás. Cuando llega el bajón, cuando todos mis demonios empiezan a aparecer desde los costados, ya no les tengo miedo, porque sé que estás ahí. Vos Luz a pesar de toda la oscuridad de la que te hicieron. Vos pero aparte Ella. No sé su nombre ni voy a saberlo nunca. Completa absoluta desconocida. En cuclillas frente a mí preguntándome qué tomé, "éxtasis", y es normal, me dice, es hasta que me haga efecto, no pasa nada, todo está bien, me voy a sentir bien. Y tomá, esto es agua "no tiene nada?" No, nada. Sólo agua, tranquila. Tomá, es tuya. Y me hace masajes en las muñecas y en la nuca con manos frías, heladas, perfectas. No me conoce y cuida de mí. En Europa alguien que no me debe absolutamente nada, que no me conoce ni aunque sea un poco, cuida de mí. Y nunca fui tan feliz. Nunca tan amada. Nunca tan feliz. La quiero. No sé quién es pero la quiero, un montón. Yo la amo. Vos y yo amamos a mucha gente, ya lo sé. Pero también sé que nunca le dijimos a nadie "Te Amo" como nos lo dijimos entre nosotros esa noche.
Recuerdo un montón de retazos de perfección. Vos entrando conmigo a cualquier baño, no importa el género, para cuidarme. Vos asegurándote de que tuviera suficiente agua. Vos bajando cuando la oscuridad momentánea te tocaba a vos. Abrazado a mis piernas, en cuclillas, la gente mirando extrañada y yo tan feliz, tan feliz de ser yo el pilar del que elegías sostenerte. La chica latinoamericana, ella era yo, yo sin vos, yo sola. Muerta de miedo, partida de contradicción. Queriendo bailar con nosotros pero sin querer aceptar tu whisky. Whisky japonés, botella de medio litro. Al día de hoy no tengo idea de cómo hiciste para entrar eso a la pista. Tan fascinante de ver. Tan hermoso. Dios, tan hermoso. "Bailá, bailá que acá nadie te conoce!" y bailar vos, tan hermoso, dios. Tan increíble de ver. Ofreciéndole esa botella llena de muerte feliz a la gente. La gente ofreciéndonos cosas también. "Tiene droga" me avisa una chica un segundo antes de que me lleve la botella de agua a los labios, la devuelvo. No gracias, no de nadie que no seas vos. El inglesito del Titanic rechazando tu botella con un gesto de tanta altura y tan asqueroso que nos hizo desvivir en carcajadas. ¿Y dónde está tu amigo? Buscarlo cada tanto también. Bailar. Bailar porque acá nadie me conoce. Llorar porque no puedo creer que esto sea real. Esta es mi vida. Esto me está pasando a mí y me lo merezco. Sos el amor de mi vida y te merezco. Llorar y reírme y vivir cosas que busqué sentir toda mi vida pero ya estaba perdiendo la esperanza. Porque estoy en Europa con el chico más lindo del mundo y me ama. Y me lo dice. Me lo demuestra. No recuerdo mucho irnos, recuerdo buscar ver el sol amaneciendo en la playa. Recuerdo recordar como idiotas que era invierno, intentar esperar al sol en una plaza, para compensar, pero era invierno. Dejar a tu amigo en su casa, no darle el gorro porque había tocado el piso del baño, querer lavarlo. Lo pienso en retrospectiva y ojalá se lo hubiera devuelto sin decir nada. La bondad mata a veces, nos mata a todos. Recuerdo bañarnos y el sexo de pura gula, no había necesidad, pero teníamos ganas. Bajo la lluvia del baño y con mi nuca en tu hombro decirte, que la mejor vez de mi vida la terminamos así. Y vos sí, me acuerdo. Acostarnos en tu cama y la foto que saqué apenas te dormiste sobre mí. Esto es mi vida, y el chico más lindo del mundo se duerme sobre mí. Hay tanto amor en su cuerpo, lo sé porque se ve en paz. Y él nunca tiene paz. Tanto amor en mi cuerpo, lo sé porque estoy feliz. Y yo nunca soy feliz.
Sé todo lo que vino después en el viaje. Algún día voy a hablar también sobre todo eso. Sé las contradicciones, el dolor, todas las pequeñas muertes. Sé que nos hacemos mal, a veces. Que nada así de intenso para bien puede no ser igual de intenso para mal. Que una euforia tan furiosa como la de esa noche sólo podía compensarse con mañanas terribles. Sé que me dijiste muchas cosas, que me hiciste mucho mal. Sé que intenté cerrarte el paso muchas veces. Porque en Rosario, la verdad, nunca te había dejado entrar lo suficiente como para lastimarme en serio. Sé que me lastimaste en serio. Sé que siempre vas a poder lastimarme más serio que nadie. Intenté decirte "No quiero seguir haciendo esto", pero sí quería, siempre voy a querer. Intenté decirte "No puedo seguir haciendo esto", pero sí podía, siempre voy a poder. Y logré decirte "No debo seguir haciendo esto", pero sí debía, siempre voy a deber. "Me voy a morir así. Me voy a morir haciendo esto." "Haciendo qué?" "Queriéndote." Sé que nadie puede matarme como vos, porque nadie me da vida como vos. Sé que nadie puede hacerme tan profundamente infeliz, porque nadie me hace tan desquiciadamente feliz. Sé que nadie puede irritarme tanto, porque nadie puede atraerme tanto. Sos el flaco más lindo del mundo, y no sos de nadie pero sos mío. Lo sé porque no soy de nadie pero soy tuya. Y cuando lo pienso, cuando lo analizo, cuando dejo de lado todos los miedos y todo el rencor, entiendo que esa noche fue real. Primero porque negar esa noche es negar las mejores cosas que me pasaron nunca y me rehúso rotundamente a hacer eso. Pero también porque es lógico: que al estar feliz y tranquilo uno diga la Verdad, las verdades más profundas. Y que al estar enojado, asustado y bajo la presión de saber que van a volver a estar lejos en menos de nada uno diga mierda. La última tarde lloramos en el cine, abrazados, porque la pelicula muda de Ghibli nos enmudeció a los dos. La última noche lloramos en tu cama, abrazados, porque no podíamos hacer otra cosa y porque nunca había sido tan bueno. Nunca, ni siquiera con vos en Rosario, ni siquiera en Alemania con él. La última mañana abrí los ojos y al verte me largué a llorar de nuevo. Te despertaste "Ey, eey!" e intentaste consolarme. Y de la nada ya no lloraba por vos, lloraba por mí. Porque volver acá me mata. Porque allá fui muy feliz y acá nunca soy feliz. Porque allá era libre y acá siempre tengo miedo. Porque allá vivís vos y acá estoy sola. Sola con todas las cosas que ya conozco y con todo el pánico insostenible de no tener la seguridad de que no vamos a distraernos, de que no vas a dejar embarazada a cualquier idiota, de que no voy a casarme con alguien que me haga sentir menos. Ahora al menos sé que en el mundo existe él, que hay al menos un futuro posible en el que no terminar con vos no equivale a la muerte de todo lo que es bueno y vale la pena vivir. Pero de entre toda la baraja interminable de futuros sé cuál es el que quiero, el que siempre quise, el que siempre voy a querer, el que nos merecemos.
- Yo quiero todo con vos.
Te dije muerta de pánico en la voz. Aterrada de saber mientras lo decía que era cierto.
- Ya lo sé.
Yo quiero todo con vos. Todo. Todas las cosas que siempre dije que ni siquiera estaba segura de ir a querer con nadie. Nunca voy a quererlo con nadie como lo quiero con vos. Aún cuando escribo sabiendo que existe la posibilidad tangible y real de que algún día lo tenga con otro. Yo quiero todo con vos. Con vos, con nadie más. Aún si tenés todo con otra persona, nunca va a ser tan intenso como conmigo. Nunca tan perfecto como conmigo.
- Algún día vas a entender que yo soy para vos todo lo que vos sos para mí. Lo sé porque ya lo entendiste algunas veces. Lo sé porque ya lo admitiste algunas veces.
Yo quiero todo con vos.
- Yo siempre me estoy yendo, N, pero quiero que sepas que va a llegar el día en el que no me voy a ir, y vas a tener que ser vos el que se haga cargo de eso y decida.
Sos vos para mí. Siempre fuiste vos para mí. Siempre vas a ser vos para mí.
Eso que buscaba en los libros, en cada libro, y mi biblioteca ya no da abasto. Eso que buscaba en cada película, en cada serie, en cada canción. Eso que escribía rogando. Da pánico sentirlo. Da pánico saber. Creía que era agónico no saber si algún día iba a encontrar a la única persona a la que hubieran creado a mi medida, pero estás ahí desde hace tanto tiempo. Tan idéntico, tan opuesto. Mucha gente que me ama no lo entiende. Creen que me hacés mal. Lo que no entienden es que un ser retorcido y oscuro como yo nunca se iba a comprometer con nadie que sólo estuviera ahí para hacerme bien. Que no me importa pagar el precio y salir lastimada cuando sólo con vos puedo desafiar límites que me encierran desde que tengo conciencia. Que no me importa si me dolés cuando sólo con vos puedo encontrar el camino hacia la persona que quiero ser, que siempre quise ser. Que no me importa saber que me voy a morir así, queriéndote, porque peor sería no sentir nada. Que no me llevas a ningún lugar al que no quiera ir. Que sabés hasta dónde puedo llegar mucho antes de que lo sepa yo misma, ves en mí un potencial que nadie más ve, que nadie más podría sacar. Que no te asusta mi oscuridad, tan, tan profunda, porque sabés que podés convertirla en algo hermoso. Que no te asusta porque la tuya es aún más oscura.
- Yo no te gusto, Paulina, yo soy esto.
Pero sí me gustás. Más que nadie. Toda la gente que me llega en serio tiene algo de vos. Te busco en todos y cada uno de ellos. Te busco desde siempre, te busqué cuando ya te había encontrado. Sí me gustás, sí te conozco. Yo veo tu luz como nadie más la ve. Yo confío en lo mejor de vos aún cuando lo escondés debajo de todo lo malo y me tirás con todo lo peor. Yo quiero todo con vos, porque sé que podrías con todo, sé cuán feliz podrías ser si tuvieras todo conmigo, aún cuando vos no tenés idea de que tenés derecho a toda esa felicidad y más.
- Yo me voy a morir solo.
- Si me dejás, si no me matás antes, yo no te voy a dejar morir solo.
Ese viaje fue mi vida como quería que fuera, como siempre quise que fuera, como quiero que sea. Sos vos para mí, siempre fuiste vos para mí, siempre vas a ser vos para mí. Tengo 23 años, la vida entera por delante, y nunca estuve tan segura de nada como estoy segura de eso: Soy vegetariana. Nunca voy a vivir plenamente si no le dedico mi vida al arte. Bilbao es mi lugar en el mundo. Siempre me va a gustar el chocolate. Y yo quiero todo con vos, porque sos vos para mí. Todo lo que nos merecemos está ahí a nuestro alcance si simplemente (compleja, imposiblemente) vivimos a su altura hasta que sea tiempo. Compleja, imposiblemente, nunca nada me dio tanto pánico como saber que quiero todo porque sos vos. Pero vos y yo, nuestra historia, estamos hechos de eventos complejos e imposibles. Era imposible que en un mundo de 6000 millones de personas yo conociera al flaco más lindo del mundo. Era imposible que él ya me hubiera imaginado como soy. Imposible tener sexo con alguien unas horas después de conocerlo. Imposible que hicieras algo tan horrible como lo que hiciste esa vez. Complejo, imposible que te perdonara. Imposible pasar más de un año sin verte. Imposible cruzar un océano para llegar a vos. Imposible que los aviones vuelen, imposible que me subiera a uno sola. Imposible encontrarte esperando tranquilo. Imposible que yo entendiera que alguien me iba a cuidar. Imposible que ese alguien fueras vos. Imposible que me dijeras que me amas como me dijiste que lo hacés. Imposible que le dijera a alguien que lo amo como te lo dije a vos. Imposible que apenas unos días después de eso nos estuviéramos odiando. Complejo, imposible que nos perdonáramos de nuevo. Imposible despedirme de vos. Imposible despedirme nuevamente de vos. Imposible elegir irme de nuevo de tu mundo, ese agujero negro fuera del mundo en el que pasan cosas tan mágicas. Imposible irme otra vez del País de las Maravillas.
- Buen viaje Alicia.
Corto un llanto para intentar reír. Es un buen saludo, no podía esperar menos de vos. Buena vida, amor.
Y hola, no sé cuán rota estará tu alma hoy, pero te quiero. Te quiero una banda y te extraño. Y todo lo que es fuerte o demasiado en mi vida me da ganas de estar allá. Y me encantaría escuchar tu voz con acento chaqueño-catalán. Y espero que te hayas reído hoy. Y que no sé, cierre los ojos y cuando los abra esté en tu cama pidiéndote que vayamos a pasear por el mundo a las 3am.